Presentaciones innecesarias [Libre]
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Presentaciones innecesarias [Libre]
Primer día del festival, últimos preparativos.
12:00 de la mañana.
12:00 de la mañana.
Los rayos del sol me daban de lleno en la cara, podía ver a le gente del distrito caminar por el camino que conduce a las minas, habría sido un día bastante duro imagino y lo que tendrían que soportar dentro de un rato sería peor aún, pero al menos yo no tengo que ir allí una preocupación menos de las muchas que tengo que asimilar. Estaba llegando el buen tiempo, la hierva verde inundaba todo el distrito o por lo menos la periferia y eso era algo que me encantaba, porque, sin contar con las condiciones de la gente en aquel lugar, le daba un toque alegre aunque puede sonar algo masoquista teniendo en cuenta las pésimas condiciones.
Desde la muerte de mi hermano no quiero pensar mucho en lo que me rodea, pero se que no soy el único aquí el que se encuentra en las mismas circunstancias y no estaría bien hundirme con una familia de la que tirar hacia adelante, aunque teniendo en cuenta que en cuestión de minutos viajaría al Distrito 6 para nada más y nada menos que la noticia de un vasallaje no mejoraba nada las cosas, seguramente mis padres estaría en cuerpo presente pero mente ausente, y mi hermano no se enteraría de nada, no sabe la suerte que tiene, todo nos recordaría demasiad a Ethan... aunque eso pasara hace mucho tiempo atrás.
Montamos en una especie de tren y en cuestión de unas cuantas horas llegamos al Distrito 6, nunca antes había salido del doce por lo que todo era nuevo para mi y me fascinaba, aunque no podía sorprenderme mucho si me para a pensar en la siniestra ceremonia a la que tendría que asistir. Un par de atentes de la paz nos condujo a una a una plaza, solté un bufido, ni que fuéramos a escaparnos, y una vez allí me senté en una especie de bordillo de piedra que encontré mientras mis padres se alejaban con mi hermano pequeño, no me apetecía demasiado veres poner caras largas todo el tiempo; aunque les comprendía. Al cabo de unos minutos escuche el ruido de unos pasos a mi espalda, por lo que no pude evitar girar la cabeza.
Desde la muerte de mi hermano no quiero pensar mucho en lo que me rodea, pero se que no soy el único aquí el que se encuentra en las mismas circunstancias y no estaría bien hundirme con una familia de la que tirar hacia adelante, aunque teniendo en cuenta que en cuestión de minutos viajaría al Distrito 6 para nada más y nada menos que la noticia de un vasallaje no mejoraba nada las cosas, seguramente mis padres estaría en cuerpo presente pero mente ausente, y mi hermano no se enteraría de nada, no sabe la suerte que tiene, todo nos recordaría demasiad a Ethan... aunque eso pasara hace mucho tiempo atrás.
Montamos en una especie de tren y en cuestión de unas cuantas horas llegamos al Distrito 6, nunca antes había salido del doce por lo que todo era nuevo para mi y me fascinaba, aunque no podía sorprenderme mucho si me para a pensar en la siniestra ceremonia a la que tendría que asistir. Un par de atentes de la paz nos condujo a una a una plaza, solté un bufido, ni que fuéramos a escaparnos, y una vez allí me senté en una especie de bordillo de piedra que encontré mientras mis padres se alejaban con mi hermano pequeño, no me apetecía demasiado veres poner caras largas todo el tiempo; aunque les comprendía. Al cabo de unos minutos escuche el ruido de unos pasos a mi espalda, por lo que no pude evitar girar la cabeza.
Liam S. Cold- Tributo
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Re: Presentaciones innecesarias [Libre]
Distrito 6... estoy segura de que todo lo que me rodea no era más que algo ficticio que grabarían las cámaras que habían traído desde el Capitolio para la transmisión de cualquier tontería que les viniese en mente. También la vigilancia estaba presente en cualquier lado que vieras, pareciera que casi estaban encima de algunas personas en particular, tal vez ellos fuesen de distritos bajos pero no entendía del todo a que venía ese tipo de actitud.
He perdido la noción del tiempo que ahora no sé desde hace cuanto que ando por aquí. Sé que desde hace unas horas atrás -o algo así- llegué junto con mis hermanos y pasé a dejar unas cosas en una de las habitaciones del edificio de justicia; supongo que para los tres el tiempo que estuvimos en el tren fue más que suficiente para 'la convivencia del día' que en un determinado punto nos llegamos a separar. Tal vez estuviesen viendo algún espectáculo o bebiendo algo con un conocido, pero yo decidí aventurarme a otra cosa e ir a recorrer un poco de otras zonas abiertas al público en general. No me apetecía ir hacia el punto concurrente de los capitolinos -y hasta donde sé, de los mentores- para ver las mismas caras amargadas de casi todos los días. Se supone que si uno sale de su lugar fijo, debería de aprovecharlo por lo menos para tomar algo de aire fresco de otros lares.
— El problema es que ni siquiera sé hacia donde voy — murmuré, mirando hacia los costados. La gente apenas y reparaba en mi persona, pues todos estaban tan centrados en aprovechar lo que les quedaba del día para ver los puestos y demás cosas prometidas. Tampoco es que fuese con un vestuario con colores chillones o así como otros tantos que apenas y alcancé a ver. Nada más llevo pantalones cortos, una blusa con estampado de colores -para que Sean deje de joder con lo del color 'negro' todo el tiempo-, lentes oscuros y unas sandalias. Estaba de más decir que llevaba una bolsa de correa larga, para poder colgarla de manera atravesada, aunque a cada paso mi cadera golpeara con ella. Más tarde me cambiaría por otra cosa.
Agité un poco mi cabello suelto mientras seguía caminando. Entre tantos no sé si voy en la dirección correcta o si simplemente voy contra la corriente. Tampoco quería preguntar por indicaciones a algún agente de justicia, de seguro por ahora algunos de ellos estarán teniendo su momento al sentirse importantes por las cosas que tienen que hacer en el festival.
Mi vista captó un espacio, cerca de un bordillo de piedra, en el que pocas personas estaban por ahí. Bien, creo que desde ahí podré ubicarme otro poco más por los alrededores. Sin dudar ni un paso, comencé a dirigirme en esa dirección. Una vez que estuve ahí, me detuve junto a un chico y aproveché un poco mi posición para estirarme. Viajar en tren seguía sin ser uno de los medios más cómodos de todos — Hmm... no, aún sigo sin saber hacia donde ir — me revolví un poco el cabello. Creo que a este paso terminaré pidiendo indicaciones.
He perdido la noción del tiempo que ahora no sé desde hace cuanto que ando por aquí. Sé que desde hace unas horas atrás -o algo así- llegué junto con mis hermanos y pasé a dejar unas cosas en una de las habitaciones del edificio de justicia; supongo que para los tres el tiempo que estuvimos en el tren fue más que suficiente para 'la convivencia del día' que en un determinado punto nos llegamos a separar. Tal vez estuviesen viendo algún espectáculo o bebiendo algo con un conocido, pero yo decidí aventurarme a otra cosa e ir a recorrer un poco de otras zonas abiertas al público en general. No me apetecía ir hacia el punto concurrente de los capitolinos -y hasta donde sé, de los mentores- para ver las mismas caras amargadas de casi todos los días. Se supone que si uno sale de su lugar fijo, debería de aprovecharlo por lo menos para tomar algo de aire fresco de otros lares.
— El problema es que ni siquiera sé hacia donde voy — murmuré, mirando hacia los costados. La gente apenas y reparaba en mi persona, pues todos estaban tan centrados en aprovechar lo que les quedaba del día para ver los puestos y demás cosas prometidas. Tampoco es que fuese con un vestuario con colores chillones o así como otros tantos que apenas y alcancé a ver. Nada más llevo pantalones cortos, una blusa con estampado de colores -para que Sean deje de joder con lo del color 'negro' todo el tiempo-, lentes oscuros y unas sandalias. Estaba de más decir que llevaba una bolsa de correa larga, para poder colgarla de manera atravesada, aunque a cada paso mi cadera golpeara con ella. Más tarde me cambiaría por otra cosa.
Agité un poco mi cabello suelto mientras seguía caminando. Entre tantos no sé si voy en la dirección correcta o si simplemente voy contra la corriente. Tampoco quería preguntar por indicaciones a algún agente de justicia, de seguro por ahora algunos de ellos estarán teniendo su momento al sentirse importantes por las cosas que tienen que hacer en el festival.
Mi vista captó un espacio, cerca de un bordillo de piedra, en el que pocas personas estaban por ahí. Bien, creo que desde ahí podré ubicarme otro poco más por los alrededores. Sin dudar ni un paso, comencé a dirigirme en esa dirección. Una vez que estuve ahí, me detuve junto a un chico y aproveché un poco mi posición para estirarme. Viajar en tren seguía sin ser uno de los medios más cómodos de todos — Hmm... no, aún sigo sin saber hacia donde ir — me revolví un poco el cabello. Creo que a este paso terminaré pidiendo indicaciones.
Nahla M. Kubler- Capitolio
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Re: Presentaciones innecesarias [Libre]
Estaba allí sentado, ensimismado en mis pensamientos, mirando como todo el mundo de los demás distritos pasaba, quizás algunos de ellos dentro de poco sería un rival mio en los juegos si salgo elegido, cosa que por nada del mundo quería que pasara. Lancé un suspiro al aire, llevaba allí poco tiempo y ya quería marcharme, supongo que no me imaginaba mi primer viaje fuera del Distrito 12 de esta manera, aunque todo para mi era muy distinto no podía evitar pensar que se trataba de simple propaganda hacía el Capitolio, pasando por alto claro esta a los numerosos agentes de la paz que nos habían llevado allí sin que siquiera desviáramos la vista, ya tenía suficiente en mi Distrito como para aguantar a los de otros. Pero eso supongo que era mi problema... aunque desde luego no fuera el único que lo pensara.
Al girar mi cabeza pude ver a una chica a mi parecer no mucho más grande o pequeña que yo, con una ropa algo variopinta y con ese tono de voz tan extraño que parecía más que una forma de hablar de canturrear, pero no tan exagerado como lo había escuchado por la tele cuando estaba pendiente en los juegos. La mire algo extrañado y enarqué una ceja soltando un pequeño bufido ¿Desde luego parecía algo perdida? No había nadie más del Capitolio por allí, todos estarían en la plaza en la "zona" que habían acomodado para ellos o en el edificio de la justicia, seguramente esta chica no sabía donde se había metido, y tras escuchar su comentario corroboró mis dudas.
- Creo que a cualquier sitio al que vayas va a ser mejor que este - Dije en voz baja más para mi mismo que para ella, por lo que no sabía siquiera si me había escuchado y si lo había hecho también dudaba que me contestara, por norma general la gente del Capitolio solía ignorarme, o eso me pasaba con la mayoría de agentes de la paz y los que nos llevaban y traían las mercancías de la tienda, aunque tampoco es que tuviera un enorme afán de que me contestaran o hablarles. En fin, no quería pensar demasiado en ello teniendo en cuenta que dentro de poco podría estar muerto, aunque tampoco quería pensar en eso de una manera sobrecogedora, pero había ido allí para eso mismo, para que nos contaran cual iba a ser la nueva forma de torturarnos que habían preparado para conmemorar que ya había 100 años de muertes despiadadas.
Volví a girar la cabeza para mirar a aquella chica, no estaba tan... "exagerada" -no sabía si esa era una buena forma de describir a los demás habitantes del Capitolio- como los demás habitantes del Capitolio, de hecho parecía normal, aunque no debía dejarme engañar por las apariencias, conocía a esa gente más que de sobra y les importaba muy poco la situación de los demás.
Al girar mi cabeza pude ver a una chica a mi parecer no mucho más grande o pequeña que yo, con una ropa algo variopinta y con ese tono de voz tan extraño que parecía más que una forma de hablar de canturrear, pero no tan exagerado como lo había escuchado por la tele cuando estaba pendiente en los juegos. La mire algo extrañado y enarqué una ceja soltando un pequeño bufido ¿Desde luego parecía algo perdida? No había nadie más del Capitolio por allí, todos estarían en la plaza en la "zona" que habían acomodado para ellos o en el edificio de la justicia, seguramente esta chica no sabía donde se había metido, y tras escuchar su comentario corroboró mis dudas.
- Creo que a cualquier sitio al que vayas va a ser mejor que este - Dije en voz baja más para mi mismo que para ella, por lo que no sabía siquiera si me había escuchado y si lo había hecho también dudaba que me contestara, por norma general la gente del Capitolio solía ignorarme, o eso me pasaba con la mayoría de agentes de la paz y los que nos llevaban y traían las mercancías de la tienda, aunque tampoco es que tuviera un enorme afán de que me contestaran o hablarles. En fin, no quería pensar demasiado en ello teniendo en cuenta que dentro de poco podría estar muerto, aunque tampoco quería pensar en eso de una manera sobrecogedora, pero había ido allí para eso mismo, para que nos contaran cual iba a ser la nueva forma de torturarnos que habían preparado para conmemorar que ya había 100 años de muertes despiadadas.
Volví a girar la cabeza para mirar a aquella chica, no estaba tan... "exagerada" -no sabía si esa era una buena forma de describir a los demás habitantes del Capitolio- como los demás habitantes del Capitolio, de hecho parecía normal, aunque no debía dejarme engañar por las apariencias, conocía a esa gente más que de sobra y les importaba muy poco la situación de los demás.
Liam S. Cold- Tributo
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Re: Presentaciones innecesarias [Libre]
Si permanezco aquí por más tiempo sin tomar una decisión seguramente me terminarán saliendo raíces a este paso. Casi podía escuchar las burlas de mis hermanos si pudiesen leer lo que estaba pensando. Menos mal que lo de la telepatía “melliza” –lo que sea- no era más que un simple mito que ya en su momento puse a prueba. Suspiré y me crucé de brazos, haciendo una ligera mueca con los labios mientras seguía observando, ¿qué tan difícil era que Marcus, mi estilista, viniera conmigo? Ni siquiera sé si asistirá a este evento, últimamente ha tenido cosas que hacer por uno de sus raros proyectos en mente.
—Tsk… — chasqueé la lengua — Estúpido clima que tampoco ayuda en nada… — si no encuentro algo que hacer sé que terminaré maldiciendo a toda forma de vida. No puedo volver al edificio de justicia, me dije a mi misma que no lo haría mientras estuviese de visita por un distrito nuevo, ya que por lo general no salgo más allá del distrito 4. En primera porque no hay planes interesantes de por medio que me lleve a ellos y en segunda por aquella que se hace llamar ‘hermana mayor’ y que tiene sus ojos bien puestos sobre sus pequeños hermanos cada que tiene la oportunidad. Tampoco es como si me apeteciere un interrogatorio de su parte. Ya mucho tenía con verla cada que visitaba la casa e intentaba darnos órdenes como si fuéramos uno de los tantos hombres que tiene bajo su comando.
Escuché que alguien a mi costado hablaba. Apenas y pude darme cuenta de ello por el tono de voz tan bajo que había empleado. No sé si el comentario habrá sido para mi pero en vista de que pocos eran los que estaban a la redonda, tuve que asimilar el hecho. Lo miré de reojo, aún con los lentes oscuros puestos y elevé una de mis cejas — Tú, ¿sabes en dónde estamos? — le pregunté y señalé con una sola mano el sitio. Sé que todo lo dividieron por zonas, pero no tengo ni idea si en particular este lugar tenía un nombre — Es la primera vez que estoy aquí y necesito que alguien me dé indicaciones — expliqué brevemente. Sé que hay agentes de la paz que podrían cumplir bien con esa labor, pero no me apetece acercarme a uno de ellos por ahora. Mientras más lejos, mejor.
Sin ánimos de ofender, pero ahora que lo veía bien podría pensar que era originario de este distrito… o de otro más bajo. Muchos de los chicos de distritos altos intentan copiar manías o tendencias que se tienen en el Capitolio y eso hace que se vean más patéticos de lo que ya lo son. Y si no es esa opción entonces se vienen prácticamente a “ofertar” asegurando que ganarán en algún momento los juegos del hambre. Menos mal, ya que así eran más fáciles de identificar.
—Tsk… — chasqueé la lengua — Estúpido clima que tampoco ayuda en nada… — si no encuentro algo que hacer sé que terminaré maldiciendo a toda forma de vida. No puedo volver al edificio de justicia, me dije a mi misma que no lo haría mientras estuviese de visita por un distrito nuevo, ya que por lo general no salgo más allá del distrito 4. En primera porque no hay planes interesantes de por medio que me lleve a ellos y en segunda por aquella que se hace llamar ‘hermana mayor’ y que tiene sus ojos bien puestos sobre sus pequeños hermanos cada que tiene la oportunidad. Tampoco es como si me apeteciere un interrogatorio de su parte. Ya mucho tenía con verla cada que visitaba la casa e intentaba darnos órdenes como si fuéramos uno de los tantos hombres que tiene bajo su comando.
Escuché que alguien a mi costado hablaba. Apenas y pude darme cuenta de ello por el tono de voz tan bajo que había empleado. No sé si el comentario habrá sido para mi pero en vista de que pocos eran los que estaban a la redonda, tuve que asimilar el hecho. Lo miré de reojo, aún con los lentes oscuros puestos y elevé una de mis cejas — Tú, ¿sabes en dónde estamos? — le pregunté y señalé con una sola mano el sitio. Sé que todo lo dividieron por zonas, pero no tengo ni idea si en particular este lugar tenía un nombre — Es la primera vez que estoy aquí y necesito que alguien me dé indicaciones — expliqué brevemente. Sé que hay agentes de la paz que podrían cumplir bien con esa labor, pero no me apetece acercarme a uno de ellos por ahora. Mientras más lejos, mejor.
Sin ánimos de ofender, pero ahora que lo veía bien podría pensar que era originario de este distrito… o de otro más bajo. Muchos de los chicos de distritos altos intentan copiar manías o tendencias que se tienen en el Capitolio y eso hace que se vean más patéticos de lo que ya lo son. Y si no es esa opción entonces se vienen prácticamente a “ofertar” asegurando que ganarán en algún momento los juegos del hambre. Menos mal, ya que así eran más fáciles de identificar.
Nahla M. Kubler- Capitolio
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