Flying the Roller Coaster{Libre para todos los pj's}
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Flying the Roller Coaster{Libre para todos los pj's}
{Día:Primer Día de la Fiesta de Vasaje
Lugar:En la Zona Pública del Festival
Hora: A las 7:00 p.m.}
Era el primer día de la fiesta del Vasaje, pero ésta vez a diferencia del año pasado que no invitaron a todos los distritos, sino a los mas Altos y los Capitalinos solamente, invitaron a todos los Distritos. Estaba en un tren que la llevaba de su Distrito Tres hasta lo que sería su destino, el Distrito Seis. Y mientras que Alpha, su hermana mayor y por supuesto, la que sería la acompañante de la chica en ésta fiesta, estaba leyendo una novela romántica, Ele brincaba alegremente como niña con juguete nuevo en los asientos. Y es que desde hace exactamente dos años no iba a una feria, por la muerte de su hermano pequeño en los Juegos del Hambre, lo cual significaba que el nivel de hiperactividad de la chica ha aumentado, y mas por el permiso que los padres de ambas chicas le han dado al fin por las súplicas de Ele. -Electra, no brinques tanto. Te vas a caer.- le pedía su hemana mayor, mientras que el chofer del tren, el mismito que estaba maldiciendo a Electra y a sus amigas días atrás por el concierto de Skillez, estaba rojo de furia porque estaba volviendo a llevar a la castaña que tantos dolores de cabeza le estaba dando en ese dichoso viajecito. Fue entonces que el tren paró, llegando finalmente a su destino, el Distrito Seis.
Entonces la castaña y su hermana salieron del tren y por fin estaba allí, en el distrito seis. Ambas muchachas entraron y luego compraron palomitas de maíz, algodón de azúcar y refrescos, y se fueron a ver lo que había en la fiesta. Ambas estaban disfrutando, sobre todo Ele, que estaba mirando y paseando por las pedradas calles del Distritos Seis, cantando, bailando y mareando a su hermana en la fiesta de Vasaje como una niña de Cinco años mientras que diferentes personas, de todas las clases sociales y de todos los Distritos, desde los Jóvenes Elegantes y Pintorescos del Capitolio en búsqueda de presumir y llevar sus mejores galas en el Área VIP reservadas para ellos mientras que caminaban en el área reservada para los demás con la nariz arrugada , hasta los chicos mas humildes y desnutridos, que estaban muertos de necesidad y en búsqueda del olvidar sus tristezas como los chicos de los Distritos Diez, Once y Doce. Si, era un mundo aparte el día de hoy. Esa escena, con todas las personas de toda Panem reunidas en tribus de diferentes clases sociales, le recordaban la historia del Titanic, suceso histórico del antiguo Norteamérica, que eso era antes el Panem. Y en ese lugar todas las clases sociales estaban reunidas, pero segregadas como el Panem de hoy en día, y lamentablemente cuando el Titanic chocó con un iceberg y se hundió los que mas se fastidiaron eran los de Tercera Clase, lo cual eran los equivalentes a los Distritos Bajos del Panem. Pero en fin, la vida de esos jóvenes lamentablemente no cambiará y seguirán las cosas igual.
Pero olvidando de cosas tristes, la castaña quería divertirse como loca en la fiesta y eso lo haría, pese a que su hermana le pedía que no brincara tanto. Entonces fue que sus ojos vieron lo que realmente estaba buscando, mientras que la cara de su hermana era de bochorno y miedo. Y al hacerlo las palomitas de maíz se le cayeron de su mano izquierda.-¡Hermanita, ahhhhhhh! Es él. El gran, el igualable, el más rápido y peligroso de todas las montañas rusas. ¡¡El Exterminator!!- gritó la castaña emocionada mientras que varias personas que estaban montadas en esa máquina gritaba cuando el carrito bajaba el punto de las vías de la montaña rusa más alto. Y luego pasaban por un loop mientras que viraban de cabeza abajo a las personas. Entonces la castaña volteó a mirar a su hermana haciéndole ojitos de perrito arrepentido. -Alpha, Alpha, por favor ¿me puedo subir con vos al Juego, y también me puedes acompañar? ¡Por favor, por favor, por favor! Y no molestaré cuando regresemos a nuestro distrito al viejo gruñón del tren con mis locuras, seré buenita.- suplicaba la benjamina de las hermanas. Entonces la primogénita le dio dinero, bueno mucho para comprar el boleto para la máquina. -Está bien hemanita, pero vos solamente. Yo me mareo mucho y mejor me quedo en Tierra esperándote. Y con el dinero que te di te puedes montarte de cinco a seis veces. Es mas hasta te puede sobrar para otros juegos mecánicos aunque la mayoría de los juegos son gratis, pero hay que volver al tren a las once y media para regresar a casa en o antes de las una como dijo mamá.- le dijo finalmente. Y era verdad que se podía montar de cinco a seis veces con el dinero que le dio. La familia Tesla era de clase media, pero casi alta; y ahorraban el dinero que ganaban trabajando en la Electrónica y vivían cómodamente, pero no al extremo de los del Uno y del Dos o los Capitalinos. -¡Oh, gracias, gracias hermanita!- dijo Ele dándole a su hermana mayor besos y abrazos, mientras que su hermana mayor le regalaba una sonrisa.
La castaña se fue corriendo para pagar y hacer una pequeña fila, lo cual era raro que había esa poco de fila puesto a que se llenaba mucho la fila, pero como era muy temprano no se llenaba mucho la fila, al menos que era las 8:30 p.m. En adelante. La chica pagó su boleto y se metió detrás de un hombre con pinta de ser capitalino por sus ropajes y su maquillaje fuerte. Cuando por fin le tocó su turno el dueño de la máquina le preguntó cuantos iban a montar. -Solo yo señor.- contestó la castaña. Fue entonces que el señor pidió a siete personas mas para que acompañaran a la castaña para formar la segunda hilera. Fue entonces que la chica esperó a ver quienes iban a ser sus acompañantes.
Off Rol:
Yo sé que es el Sheikra, montaña rusa de Butch Gardens, pero solo imagínense que es el Exterminator. Y aquí está la foto.
Lugar:En la Zona Pública del Festival
Hora: A las 7:00 p.m.}
Era el primer día de la fiesta del Vasaje, pero ésta vez a diferencia del año pasado que no invitaron a todos los distritos, sino a los mas Altos y los Capitalinos solamente, invitaron a todos los Distritos. Estaba en un tren que la llevaba de su Distrito Tres hasta lo que sería su destino, el Distrito Seis. Y mientras que Alpha, su hermana mayor y por supuesto, la que sería la acompañante de la chica en ésta fiesta, estaba leyendo una novela romántica, Ele brincaba alegremente como niña con juguete nuevo en los asientos. Y es que desde hace exactamente dos años no iba a una feria, por la muerte de su hermano pequeño en los Juegos del Hambre, lo cual significaba que el nivel de hiperactividad de la chica ha aumentado, y mas por el permiso que los padres de ambas chicas le han dado al fin por las súplicas de Ele. -Electra, no brinques tanto. Te vas a caer.- le pedía su hemana mayor, mientras que el chofer del tren, el mismito que estaba maldiciendo a Electra y a sus amigas días atrás por el concierto de Skillez, estaba rojo de furia porque estaba volviendo a llevar a la castaña que tantos dolores de cabeza le estaba dando en ese dichoso viajecito. Fue entonces que el tren paró, llegando finalmente a su destino, el Distrito Seis.
Entonces la castaña y su hermana salieron del tren y por fin estaba allí, en el distrito seis. Ambas muchachas entraron y luego compraron palomitas de maíz, algodón de azúcar y refrescos, y se fueron a ver lo que había en la fiesta. Ambas estaban disfrutando, sobre todo Ele, que estaba mirando y paseando por las pedradas calles del Distritos Seis, cantando, bailando y mareando a su hermana en la fiesta de Vasaje como una niña de Cinco años mientras que diferentes personas, de todas las clases sociales y de todos los Distritos, desde los Jóvenes Elegantes y Pintorescos del Capitolio en búsqueda de presumir y llevar sus mejores galas en el Área VIP reservadas para ellos mientras que caminaban en el área reservada para los demás con la nariz arrugada , hasta los chicos mas humildes y desnutridos, que estaban muertos de necesidad y en búsqueda del olvidar sus tristezas como los chicos de los Distritos Diez, Once y Doce. Si, era un mundo aparte el día de hoy. Esa escena, con todas las personas de toda Panem reunidas en tribus de diferentes clases sociales, le recordaban la historia del Titanic, suceso histórico del antiguo Norteamérica, que eso era antes el Panem. Y en ese lugar todas las clases sociales estaban reunidas, pero segregadas como el Panem de hoy en día, y lamentablemente cuando el Titanic chocó con un iceberg y se hundió los que mas se fastidiaron eran los de Tercera Clase, lo cual eran los equivalentes a los Distritos Bajos del Panem. Pero en fin, la vida de esos jóvenes lamentablemente no cambiará y seguirán las cosas igual.
Pero olvidando de cosas tristes, la castaña quería divertirse como loca en la fiesta y eso lo haría, pese a que su hermana le pedía que no brincara tanto. Entonces fue que sus ojos vieron lo que realmente estaba buscando, mientras que la cara de su hermana era de bochorno y miedo. Y al hacerlo las palomitas de maíz se le cayeron de su mano izquierda.-¡Hermanita, ahhhhhhh! Es él. El gran, el igualable, el más rápido y peligroso de todas las montañas rusas. ¡¡El Exterminator!!- gritó la castaña emocionada mientras que varias personas que estaban montadas en esa máquina gritaba cuando el carrito bajaba el punto de las vías de la montaña rusa más alto. Y luego pasaban por un loop mientras que viraban de cabeza abajo a las personas. Entonces la castaña volteó a mirar a su hermana haciéndole ojitos de perrito arrepentido. -Alpha, Alpha, por favor ¿me puedo subir con vos al Juego, y también me puedes acompañar? ¡Por favor, por favor, por favor! Y no molestaré cuando regresemos a nuestro distrito al viejo gruñón del tren con mis locuras, seré buenita.- suplicaba la benjamina de las hermanas. Entonces la primogénita le dio dinero, bueno mucho para comprar el boleto para la máquina. -Está bien hemanita, pero vos solamente. Yo me mareo mucho y mejor me quedo en Tierra esperándote. Y con el dinero que te di te puedes montarte de cinco a seis veces. Es mas hasta te puede sobrar para otros juegos mecánicos aunque la mayoría de los juegos son gratis, pero hay que volver al tren a las once y media para regresar a casa en o antes de las una como dijo mamá.- le dijo finalmente. Y era verdad que se podía montar de cinco a seis veces con el dinero que le dio. La familia Tesla era de clase media, pero casi alta; y ahorraban el dinero que ganaban trabajando en la Electrónica y vivían cómodamente, pero no al extremo de los del Uno y del Dos o los Capitalinos. -¡Oh, gracias, gracias hermanita!- dijo Ele dándole a su hermana mayor besos y abrazos, mientras que su hermana mayor le regalaba una sonrisa.
La castaña se fue corriendo para pagar y hacer una pequeña fila, lo cual era raro que había esa poco de fila puesto a que se llenaba mucho la fila, pero como era muy temprano no se llenaba mucho la fila, al menos que era las 8:30 p.m. En adelante. La chica pagó su boleto y se metió detrás de un hombre con pinta de ser capitalino por sus ropajes y su maquillaje fuerte. Cuando por fin le tocó su turno el dueño de la máquina le preguntó cuantos iban a montar. -Solo yo señor.- contestó la castaña. Fue entonces que el señor pidió a siete personas mas para que acompañaran a la castaña para formar la segunda hilera. Fue entonces que la chica esperó a ver quienes iban a ser sus acompañantes.
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Yo sé que es el Sheikra, montaña rusa de Butch Gardens, pero solo imagínense que es el Exterminator. Y aquí está la foto.
- El Exterminator, digo la montaña rusa:
Electra M. Tesla- Tributo
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Re: Flying the Roller Coaster{Libre para todos los pj's}
Aquel día era diferente desde el principio, lo notaba. No tenía que ir a los campos de grano del distrito, ni había que madrugar para asistir a clases; pude dormir hasta que quise, y cuando abrí los ojos, me sorprendió ver el sol entrando por la ventana de mi dormitorio. Normalmente, todos los habitantes del Distrito 9 se encontraban ya en los campos cuando el sol comenzaba a salir, sin excepción. Salvo hoy, por supuesto, porque el Capitolio había decidido organizar una fiesta para presentar el Vasallaje, o algo así. No le había prestado mucha atención, pues lo cierto es que todo lo relacionado con los Juegos me provocaba cierto temor; dentro de poco serían las cosechas, y tendría que enfrentarme nuevamente al temor de ser enviada a la arena, donde me las vería con 23 personas, todos dispuestos a seguir vivos. Los peores siempre eran los profesionales, esos tributos que saben como matarte de mil formas diferentes. Seguro que en los distritos altos ya han hecho las pruebas, puesto que en el 9 también habían venido a mirar a los posibles candidatos, aunque yo no me presenté. Tenía la esperanza de que, si me mantenía al margen de todo lo relacionado con los Juegos, no iría a la arena.
Pero hoy tendría que ir al Distrito 6. No me hacía especial ilusión, pero teniendo en cuenta como estaban las cosas por el 9, donde la mayoría de la gente es de ideología rebelde, mis padres consideraron una buena idea que fuéramos a las celebraciones. Así pues, sin mucho entusiasmo, me vestí y acudí a aquel distrito, a poner una falsa cara alegre mientras que por dentro moriría de miedo. Porque la idea de que anunciaran algo sobre el Vasallaje era demasiado espantosa.
Dicho temor quedó en un segundo plano cuando mis ojos se toparon con aquella enorme montaña rusa. ¡No teníamos esas cosas en mi distrito, y pintaba tan divertido! Sabía que iba a tener que subir sola, porque mis padres no estaban con ánimos de tal cosa, de modo que salí corriendo en dirección a la cola, dispuesta a olvidar por unos minutos mis temores y preocupaciones.
Una chica parecía a punto de subir, cuando el hombre que dirigía aquella cola, pidió que algunas personas más pasaran. No tardé en alzar la mano, así me ahorraría tener que esperar un tiempo.
-¡Ya subo yo!-exclamé.
Pero hoy tendría que ir al Distrito 6. No me hacía especial ilusión, pero teniendo en cuenta como estaban las cosas por el 9, donde la mayoría de la gente es de ideología rebelde, mis padres consideraron una buena idea que fuéramos a las celebraciones. Así pues, sin mucho entusiasmo, me vestí y acudí a aquel distrito, a poner una falsa cara alegre mientras que por dentro moriría de miedo. Porque la idea de que anunciaran algo sobre el Vasallaje era demasiado espantosa.
Dicho temor quedó en un segundo plano cuando mis ojos se toparon con aquella enorme montaña rusa. ¡No teníamos esas cosas en mi distrito, y pintaba tan divertido! Sabía que iba a tener que subir sola, porque mis padres no estaban con ánimos de tal cosa, de modo que salí corriendo en dirección a la cola, dispuesta a olvidar por unos minutos mis temores y preocupaciones.
Una chica parecía a punto de subir, cuando el hombre que dirigía aquella cola, pidió que algunas personas más pasaran. No tardé en alzar la mano, así me ahorraría tener que esperar un tiempo.
-¡Ya subo yo!-exclamé.
Última edición por Azeria S. Finch el Mar Mayo 28, 2013 9:25 am, editado 1 vez
Azeria S. Finch- Tributo
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Re: Flying the Roller Coaster{Libre para todos los pj's}
Mi padre y yo habíamos visto por televisión el anuncio que había hecho el rey de Panem sobre un festival, al principio fue mayor mi sorpresa ver al rey anunciándolo ya que rara vez daba la cara, pero lo importante era que el festival sería abierto para todos los distritos e incluso el Capitolio, eso me llenó de emoción y le pedí a mi padre que fuéramos, él accedió casi al instante ya que estaba igual de emocionado que yo y aunque el motivo por el que hacían el festival no era tan festivo en realidad, aun así decidimos olvidar eso y disponernos a disfrutar el momento.
Unos pocos días después, llegó el tan esperado día por lo cual mi padre y yo salimos por la tarde, y subimos al tren. Hacía mucho tiempo que no viajaba a otro distrito y no podía dejar de mirar por la ventana, observando todos los paisajes que pasábamos y cómo estos iban cambiando cada vez más mientras nos acercábamos al distrito 6 que era el punto de encuentro para Festival. Al llegar comenzamos a ver gente de todos lugares; los capitolinos eran los que más resaltaban debido a sus extravagantes atuendos y elaborados peinados, pero aun así se podría distinguir a la gente de otros distritos; los cuerpos fuertes de los distritos altos, la piel bronceada del distrito 4… los brazos delgados de los distritos bajos.
Pero de todas formas la gente parecía divertirse por lo cual me dispuse a hacer lo mismo, así que mi padre me dio algo de dinero, fijamos un punto de encuentro y ambos tomamos caminos distintos para divertirnos a nuestra manera. Escuché gritos de emoción, por lo cual corrí al origen de estos, cuál fue mi sorpresa al encontrarme con ese enorme mecanismo que daba forma a una montaña rusa, la miré emocionado alejándome un poco para observar cómo el carro que viajaba a través de rieles subía, bajaba e incluso daba una vuelta completa. Las subidas era altas y las bajadas veloces, entonces un impulso de adrenalina me hizo querer subir, y aunque a la vez me sentía un tanto temeroso, no pude evitar acercarme.
Al estar más cerca de la fila, una chica que estaba ahí me llamó la atención, se veía alegre y emocionada , mucho más que varios de los que nos rodeaban, pero no fue por eso lo que había captado mi atención, sino porque era una chica de mi distrito; la había visto en la escuela, en un curso mayor al mío, también la había visto en los talleres, pero no me había atrevido a hablarle y en sí no estaba seguro si había notado mi presencia, así que cuando el encargado del juego llamó a siete personas más para subir en la siguiente vuelta, levanté mi mano y corrí hacia la fila. –¡Yo también!- Exclamé después de otra muchacha a quien no conocía y sonreí entusiasmado, entonces con las manos un poco temblorosas tomé mi lugar en la fila dispuesto a esperar.
Unos pocos días después, llegó el tan esperado día por lo cual mi padre y yo salimos por la tarde, y subimos al tren. Hacía mucho tiempo que no viajaba a otro distrito y no podía dejar de mirar por la ventana, observando todos los paisajes que pasábamos y cómo estos iban cambiando cada vez más mientras nos acercábamos al distrito 6 que era el punto de encuentro para Festival. Al llegar comenzamos a ver gente de todos lugares; los capitolinos eran los que más resaltaban debido a sus extravagantes atuendos y elaborados peinados, pero aun así se podría distinguir a la gente de otros distritos; los cuerpos fuertes de los distritos altos, la piel bronceada del distrito 4… los brazos delgados de los distritos bajos.
Pero de todas formas la gente parecía divertirse por lo cual me dispuse a hacer lo mismo, así que mi padre me dio algo de dinero, fijamos un punto de encuentro y ambos tomamos caminos distintos para divertirnos a nuestra manera. Escuché gritos de emoción, por lo cual corrí al origen de estos, cuál fue mi sorpresa al encontrarme con ese enorme mecanismo que daba forma a una montaña rusa, la miré emocionado alejándome un poco para observar cómo el carro que viajaba a través de rieles subía, bajaba e incluso daba una vuelta completa. Las subidas era altas y las bajadas veloces, entonces un impulso de adrenalina me hizo querer subir, y aunque a la vez me sentía un tanto temeroso, no pude evitar acercarme.
Al estar más cerca de la fila, una chica que estaba ahí me llamó la atención, se veía alegre y emocionada , mucho más que varios de los que nos rodeaban, pero no fue por eso lo que había captado mi atención, sino porque era una chica de mi distrito; la había visto en la escuela, en un curso mayor al mío, también la había visto en los talleres, pero no me había atrevido a hablarle y en sí no estaba seguro si había notado mi presencia, así que cuando el encargado del juego llamó a siete personas más para subir en la siguiente vuelta, levanté mi mano y corrí hacia la fila. –¡Yo también!- Exclamé después de otra muchacha a quien no conocía y sonreí entusiasmado, entonces con las manos un poco temblorosas tomé mi lugar en la fila dispuesto a esperar.
Aidan G. Kendrick- Tributo
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Re: Flying the Roller Coaster{Libre para todos los pj's}
Desde temprano había llegado al distrito 6, en compañía de mi madre y una de sus amigas que también venía del distrito 5. Durante la mañana les acompañé a ver algunos puestos y tras eso fue que me di una vuelta por el edificio de justicia para ver los espectáculos tan prometedores de este año. Luego de pasar unas horas ahí, decidí salir, ¡todavía quedaban varias cosas que yo quería ver! En concreto, los juegos mecánicos que pusieron a disposición de toda la población para divertirse.
Y justo ahora, me encontraba divirtiéndome como crío.
— Jajajajá, ¡esa cosa si que marea! — exclamé, luego de bajar de una de las atracciones en las que me había subido en compañía de una chica que no conocía. Sin embargo, ella me había agradado pese al intercambio de palabras que tuvimos en escasos 8 minutos.Me despedí de ella y continué con mi recorrido, ¿ahora en cuál de todos ellos me subiría?
Calculo que por ahora, ya serán aproximadamente las siete de la noche. Un par de pequeños decían a su madre que habían visto una montaña rusa muy, pero muy grande y que querían subir a ella. Más su joven progenitora les respondía que eran muy pequeños como para poder montar una de esas. No era difícil averiguar a que montaña rusa se estaban refiriendo, tomando en cuenta que era la que más destacaba -y de la cual, más gritos provenían-. En ese instante, uno de los carritos -casi lleno- pasaba por una de las subidas más altas, para bajar repentinamente y con un solo golpe, ¡oh, vaya! ¡Yo tenía que subir a eso!
Sin más que mi objetivo en vista, fue que me encaminé hacia la atracción, teniendo cuidado de no chocar con alguien en el camino. Pasé desapercibido, supongo que todo gracias a los llamativos puestos que estaban a la redonda y que atraían las miradas curiosas de las personas que transitaban por ahí. Apenas llegué a la montaña, pagué el boleto al encargado y seguí caminando. Ahora que estaba cerca, podía notar los diversos giros que tenía en su recorrido la montaña rusa. De momento, no muchas personas se encontraban por ahí. Esta tenía que ser mi oportunidad para no tener que esperar tanto en las filas como era de imaginarse.
Pronto, el dueño de la máquina pidió que otras personas pasaran al frente para poder formar una segunda fila. Unas cuantas manos se alzaron de diferentes partes, y prácticamente yo atiné a hacer lo mismo — ¡Yo, yo, yo! ¡Tengo que subir a eso! — como dije antes, mi comportamiento podía semejarse al de un niño que por primera vez iba a subirse a una de esas atracciones. Pero la diversión era lo que tenía en mente de momento.
Avancé, para tomar mi sitio en la fila de espera, mirando a las otras personas con las que yo subiría. Volví a mirar la montaña rusa, silbando un poco al seguir notando las curvas pronunciadas con las que contaba. Creo que si en los juegos no me mataron, esta cosa lo hará.
Tal vez hoy no vuelva a casa.
Y justo ahora, me encontraba divirtiéndome como crío.
— Jajajajá, ¡esa cosa si que marea! — exclamé, luego de bajar de una de las atracciones en las que me había subido en compañía de una chica que no conocía. Sin embargo, ella me había agradado pese al intercambio de palabras que tuvimos en escasos 8 minutos.Me despedí de ella y continué con mi recorrido, ¿ahora en cuál de todos ellos me subiría?
Calculo que por ahora, ya serán aproximadamente las siete de la noche. Un par de pequeños decían a su madre que habían visto una montaña rusa muy, pero muy grande y que querían subir a ella. Más su joven progenitora les respondía que eran muy pequeños como para poder montar una de esas. No era difícil averiguar a que montaña rusa se estaban refiriendo, tomando en cuenta que era la que más destacaba -y de la cual, más gritos provenían-. En ese instante, uno de los carritos -casi lleno- pasaba por una de las subidas más altas, para bajar repentinamente y con un solo golpe, ¡oh, vaya! ¡Yo tenía que subir a eso!
Sin más que mi objetivo en vista, fue que me encaminé hacia la atracción, teniendo cuidado de no chocar con alguien en el camino. Pasé desapercibido, supongo que todo gracias a los llamativos puestos que estaban a la redonda y que atraían las miradas curiosas de las personas que transitaban por ahí. Apenas llegué a la montaña, pagué el boleto al encargado y seguí caminando. Ahora que estaba cerca, podía notar los diversos giros que tenía en su recorrido la montaña rusa. De momento, no muchas personas se encontraban por ahí. Esta tenía que ser mi oportunidad para no tener que esperar tanto en las filas como era de imaginarse.
Pronto, el dueño de la máquina pidió que otras personas pasaran al frente para poder formar una segunda fila. Unas cuantas manos se alzaron de diferentes partes, y prácticamente yo atiné a hacer lo mismo — ¡Yo, yo, yo! ¡Tengo que subir a eso! — como dije antes, mi comportamiento podía semejarse al de un niño que por primera vez iba a subirse a una de esas atracciones. Pero la diversión era lo que tenía en mente de momento.
Avancé, para tomar mi sitio en la fila de espera, mirando a las otras personas con las que yo subiría. Volví a mirar la montaña rusa, silbando un poco al seguir notando las curvas pronunciadas con las que contaba. Creo que si en los juegos no me mataron, esta cosa lo hará.
Tal vez hoy no vuelva a casa.
Ashton U. Orson- Mentor
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Re: Flying the Roller Coaster{Libre para todos los pj's}
Ele estaba emocionada. En sus grandes ojos azules verdosos había alegría por montarse en la montaña rusa, y hasta un poco de temor temiendo a que se iba a marear. Pero ella quería hacerlo, quería montarse en esa montaña rusa y gritar a todo el mundo que sobrevivió al mismo. Fue entonces que el dueño de la máquina volvió a preguntar otra vez si algunas personas se iban a montar. Necesitaba el señor siete personas mas para el mismo. Y fue entonces que varias manos y gritos diciendo yo se entonaron al compás de la música que tocaba el festival. Entonces Ele volteó quienes eran las personas que pidieron subirse la máquina, y reconoció a una de esas caras familiares.
-¡Aidan, qué bueno que estés aquí! Si ya sé que nunca nos pudimos a hablar por que vos estáis en otro curso menor que el mío,pero oye esta vez es la primera vez!- saludó alegremente al chico com lentes. Si Ele era una chica simpática y alegre que se la pasaba saludando a todas las personas del Distrito mientras practicaba ejercicios todas las mañanas antes del colegio, y se sabía todos los nombres de cada uno de los habitantes del Distrito, hasta los nombres de los poquísimos agentes de paz que habían. Y a pesar de que nunca se han cruzado algunas palabras, excepto unos buenos días, buenas tardes o buenas noches, en el fondo le agradaba el chico por su curiosidad, siempre lo ha visto en los talleres montando objetos.
Luego de eso miró a los otros chicos con una sonrisa. La primera era una chica bajita, muy pálida, de preciosos ojos pardos, y de cabello liso y negro como la noche, pero con unas simpáticas pecas y una ternura que te daba ganas de abrazarla. Y el otro chico era mucho mayor que ella, guapo, de abundante pelo castaño claro como el suyo aunque no tan rojizo como el de ella, y una encantadora sonrisa. Pero de repente con su sonrisa encantadora lo reconoció inmediatamente. Era el ganador de la edición número 92 de los Juegos del Hambre. Ella tenía diez años cuando lo vió ganar por la televisión. Esa edición fue unos meses antes de la edición donde su hermano Gizmo lamentablemente murió asesinado ferozmente por la chica del distrito cuatro. Y si estuviese vivo sería un año mayor que él. -¡Chicos hola! Espero que no se mareen mucjo por esas cosas porque ya nos vamos a montar.- gritó alegremente mientras que la chica esperó a cuatro personas mas, hasta que por fin otras personas incluyendo a ellos cuatro se les unió.Entre ellos un tipo borracho y endrogado, con lo que parecía ser morfina porque aún tenía en sus manos su potecito de morfina. También había una señora de unos cincuenta y tantos años vestida como una adolescente gritándole al marido que se iba a montar en la montaña rusa aunque la saque a patadas. Era una mujer gorda y fea que se creía que estaba guapa y se cía aún una muchachita que quería demostrarle a su marido que aún servía. Y las otras dos personas era una pareja dispareja, bueno para el gusto de Electra porque el señor era otro persona de cincuenta y tantos años con una muchacha aproximadamente de veinte años. Se estaban besando apasionadamente. Pero lo mas gracioso era que la pareja los estaba persiguiendo una señora corriendo con una sierra gritando histérica amenazas a la pareja. Fue entonces que los agentes de paz vinieron para la escena y atraparon a la loca, mientras que otra persona que por sua ropas era médico le puso a la mujer sicópata una inyección. Pues la loca resultó ser la esposa del viejo, mientras que la muchachita era su amante. Y enonces cuando se la llevaron, el dueño volvió a lo suyo. Ele, aún pensando en el espectáculo de la mujer celosa, se sentó al lado de Aidan y el de la chica pelinegra, mientras tanto el dueño de la máquina se aseguró que todo estaba bien, hasta que vió al señor endrogado y le pidió que se saliera. Entonces llamó a otra persona que se momtara, y resultó ser un chico gracioso. El dueño aseguró los asientos bien, y cuando todo estaba listo, prendió la máquina y se puso en marcha.
-¡Aidan, qué bueno que estés aquí! Si ya sé que nunca nos pudimos a hablar por que vos estáis en otro curso menor que el mío,pero oye esta vez es la primera vez!- saludó alegremente al chico com lentes. Si Ele era una chica simpática y alegre que se la pasaba saludando a todas las personas del Distrito mientras practicaba ejercicios todas las mañanas antes del colegio, y se sabía todos los nombres de cada uno de los habitantes del Distrito, hasta los nombres de los poquísimos agentes de paz que habían. Y a pesar de que nunca se han cruzado algunas palabras, excepto unos buenos días, buenas tardes o buenas noches, en el fondo le agradaba el chico por su curiosidad, siempre lo ha visto en los talleres montando objetos.
Luego de eso miró a los otros chicos con una sonrisa. La primera era una chica bajita, muy pálida, de preciosos ojos pardos, y de cabello liso y negro como la noche, pero con unas simpáticas pecas y una ternura que te daba ganas de abrazarla. Y el otro chico era mucho mayor que ella, guapo, de abundante pelo castaño claro como el suyo aunque no tan rojizo como el de ella, y una encantadora sonrisa. Pero de repente con su sonrisa encantadora lo reconoció inmediatamente. Era el ganador de la edición número 92 de los Juegos del Hambre. Ella tenía diez años cuando lo vió ganar por la televisión. Esa edición fue unos meses antes de la edición donde su hermano Gizmo lamentablemente murió asesinado ferozmente por la chica del distrito cuatro. Y si estuviese vivo sería un año mayor que él. -¡Chicos hola! Espero que no se mareen mucjo por esas cosas porque ya nos vamos a montar.- gritó alegremente mientras que la chica esperó a cuatro personas mas, hasta que por fin otras personas incluyendo a ellos cuatro se les unió.Entre ellos un tipo borracho y endrogado, con lo que parecía ser morfina porque aún tenía en sus manos su potecito de morfina. También había una señora de unos cincuenta y tantos años vestida como una adolescente gritándole al marido que se iba a montar en la montaña rusa aunque la saque a patadas. Era una mujer gorda y fea que se creía que estaba guapa y se cía aún una muchachita que quería demostrarle a su marido que aún servía. Y las otras dos personas era una pareja dispareja, bueno para el gusto de Electra porque el señor era otro persona de cincuenta y tantos años con una muchacha aproximadamente de veinte años. Se estaban besando apasionadamente. Pero lo mas gracioso era que la pareja los estaba persiguiendo una señora corriendo con una sierra gritando histérica amenazas a la pareja. Fue entonces que los agentes de paz vinieron para la escena y atraparon a la loca, mientras que otra persona que por sua ropas era médico le puso a la mujer sicópata una inyección. Pues la loca resultó ser la esposa del viejo, mientras que la muchachita era su amante. Y enonces cuando se la llevaron, el dueño volvió a lo suyo. Ele, aún pensando en el espectáculo de la mujer celosa, se sentó al lado de Aidan y el de la chica pelinegra, mientras tanto el dueño de la máquina se aseguró que todo estaba bien, hasta que vió al señor endrogado y le pidió que se saliera. Entonces llamó a otra persona que se momtara, y resultó ser un chico gracioso. El dueño aseguró los asientos bien, y cuando todo estaba listo, prendió la máquina y se puso en marcha.
Electra M. Tesla- Tributo
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Re: Flying the Roller Coaster{Libre para todos los pj's}
Miré con cierto recelo a la atracción. Muy valiente había ido yo más que dispuesta a montarme, pero ahora que la veía tan cerca, cara a cara, me estaban empezando a dar ganas de volverme por donde había venido. Mi instinto de supervivencia me decía que tratara de poner toda la tierra de por medio entre esa atracción y yo, pero por otro lado también tenía ganas de experimentar algo nuevo. Quien sabe si iba a tener ocasión de volver a montarme en una cosa de esas... los Juegos estaban al venir, y aún me quedaban varios años en los que mi nombre entraría en la urna. Como bien decía mi padre, "vive la vida mientras tengas ocasión". Puede que, si me negara a subir, perdiera una oportunidad que nunca tendría de nuevo.
Fue esa idea la que me hizo tragarme el temor y avanzar, uniéndome así al variopinto grupito que habíamos formado. Conmigo y la chica que había llegado primero, subirían un niño y un ganador de unos Juegos, no recordaba bien cuales habían sido. Sin duda éramos los más peculiares que se podrían haber encontrado en esta situación, teniendo en cuenta que un poco más tarde se unieron a nosotros unos personajes un tanto peculiares. Sonreí levemente a los demás, recolocándome con cierto aire tímido el pelo. No los conocía de nada, y me ponía algo nerviosa que la gente me mirara.
La primera chica hizo un comentario ante el que negué con la cabeza. Nunca me habría montado en una montaña rusa, pero sí había rodado por pendientes metida en un tonel cuando era niña.
-En el Distrito 9 jugamos a un juego que consiste en dejarte caer por una colina dentro de un tonel, dando vueltas; se podría decir que ya estoy acostumbrada a eso, de modo que no me marearé.
Tomé asiento, mirándome los pies. Ya levantaría los ojos cuando llegara a la altura máxima de aquella atracción y entonces podría imaginarme que volaba... porque confiaba en que se pareciera a volar.
Fue esa idea la que me hizo tragarme el temor y avanzar, uniéndome así al variopinto grupito que habíamos formado. Conmigo y la chica que había llegado primero, subirían un niño y un ganador de unos Juegos, no recordaba bien cuales habían sido. Sin duda éramos los más peculiares que se podrían haber encontrado en esta situación, teniendo en cuenta que un poco más tarde se unieron a nosotros unos personajes un tanto peculiares. Sonreí levemente a los demás, recolocándome con cierto aire tímido el pelo. No los conocía de nada, y me ponía algo nerviosa que la gente me mirara.
La primera chica hizo un comentario ante el que negué con la cabeza. Nunca me habría montado en una montaña rusa, pero sí había rodado por pendientes metida en un tonel cuando era niña.
-En el Distrito 9 jugamos a un juego que consiste en dejarte caer por una colina dentro de un tonel, dando vueltas; se podría decir que ya estoy acostumbrada a eso, de modo que no me marearé.
Tomé asiento, mirándome los pies. Ya levantaría los ojos cuando llegara a la altura máxima de aquella atracción y entonces podría imaginarme que volaba... porque confiaba en que se pareciera a volar.
Azeria S. Finch- Tributo
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Re: Flying the Roller Coaster{Libre para todos los pj's}
Al juntar tanta gente de todos los distritos era obvio que no se podrían evitar ciertos encuentros con gente peculiar, y eso ocurría al momento de reunir las personas necesarias para llenar el carro de la atracción en que estaba a punto de montarme, era toda una escena la que se montaba hasta parecía mentira, o tal vez era solo el hecho que nunca me había encontrado en tales situaciones. Incluso mi sorpresa aumentó al ver a uno de los actuales mentores, su nombre era Ashton si no mal recordaba, nunca había conocido a un mentor tan de cerca, incluso a los de mi distrito no los conocía muy bien, sin embargo él se veía bastante alegre y emocionado con subirse al juego, era una imagen inesperada ya que me imaginaba a los mentores como personas más serias o algo así, hasta silbaba… Y aunque por un segundo me quede absorto observando “la acción” no pude evitar reírme, no me reía en plan de burla simplemente me hacía feliz el tener la oportunidad de vivir cosas tan diferentes a las que ya estaba acostumbrado. Este festival no sabía si el capitolio lo hacía con un plan sarcástico o sádico al querernos divertirnos justo antes de hacer vivir a las familias la angustia de pasar nuevamente por una cosecha , y peor aún un vasallaje; pero el efecto que hacía en muchas personas era más positivo y aunque sea por un momento las hacía olvidar la realidad que a la mayoría nos esperaba, por lo cual estaba dispuesto a disfrutar lo más posible esta ocasión y no dejar que se arruinara.
Otra cosa que me alegró el momento, era el darme cuenta que la chica de mi distrito me hablaba como si nada incluso por mi nombre, igual recordaba el suyo Electra. No podía negar que llegaba a ser algo inseguro ya que mis habilidades haciendo amigos no eran las mejores, pero la personalidad de ella se veía tan alegre y sincera que al instante me tranquilicé. - Claro Electra… ¿si puedo llamarte así verdad?- Le hablaba aun con dudas ya que como ella decía era la primera vez que nos dirigíamos la palabra. Sin embargo antes de continuar con la conversación, fue nuestro turno de montarnos al carrito, íbamos Electra, una chica de cabello oscuro y yo en uno de ellos. Electra comentó algo sobre el juego a lo que la chica que ahora sabía que era del distrito 9 contestó sin dudar. – ¿¡Eres del 9?! ¿¡En serio hacen eso?! ¡Wow! – Pregunté emocionado, ahora conocía a alguien del distrito 9 también, que afortunado me sentía por haber venido al festival. El juego estaba a punto de arrancar y no pude evitar sentir algo de miedo, creo que era lo más natural, pero al mismo tiempo la adrenalina me tenía ansioso por llegar al punto más alto de la primera subida
Otra cosa que me alegró el momento, era el darme cuenta que la chica de mi distrito me hablaba como si nada incluso por mi nombre, igual recordaba el suyo Electra. No podía negar que llegaba a ser algo inseguro ya que mis habilidades haciendo amigos no eran las mejores, pero la personalidad de ella se veía tan alegre y sincera que al instante me tranquilicé. - Claro Electra… ¿si puedo llamarte así verdad?- Le hablaba aun con dudas ya que como ella decía era la primera vez que nos dirigíamos la palabra. Sin embargo antes de continuar con la conversación, fue nuestro turno de montarnos al carrito, íbamos Electra, una chica de cabello oscuro y yo en uno de ellos. Electra comentó algo sobre el juego a lo que la chica que ahora sabía que era del distrito 9 contestó sin dudar. – ¿¡Eres del 9?! ¿¡En serio hacen eso?! ¡Wow! – Pregunté emocionado, ahora conocía a alguien del distrito 9 también, que afortunado me sentía por haber venido al festival. El juego estaba a punto de arrancar y no pude evitar sentir algo de miedo, creo que era lo más natural, pero al mismo tiempo la adrenalina me tenía ansioso por llegar al punto más alto de la primera subida
Aidan G. Kendrick- Tributo
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Re: Flying the Roller Coaster{Libre para todos los pj's}
La gente en ocasiones me dice que hago cosas demasiado estúpidas, y que debería de comportarme acorde a mi edad y al jodido estatus que me había ganado tras los juegos. Bah, patrañas; sigo siendo una persona como cualquier otra que quiere disfrutar de los pequeños y grandes placeres de la vida... y justo lo que yo deseaba ahora era experimentar de esa adrenalina que generaba la montaña rusa con su recorrido tan prometedor... y tan no apto para cardíacos.
Parecía que la señorita que estaba al inicio de la fila conocía a una de las personas que se habían formado antes que yo. Hasta pude escuchar que iban en cursos diferentes, y aclaro que no era mi intención estar pendiente de conversaciones ajenas. Dicha chica, incluso nos dirigió un comentario a otra joven de la fila y a mi sobre no marearnos. Antes de que yo dijera algo, la joven mencionó algo sobre un juego que solían hacer en su distrito, donde terminaban rodando por unas colinas, y a posteriori el chico se sorprendió por ello mismo. ¿Eso era un juego? Hmm, yo recuerdo que en mi colegio no siempre eso representaba diversión, sino más bien un "saliendo de la escuela me las vas a pagar",y en un lugar de un tonel, era un bote de basura... — Creo que después de uno de los juegos en los que me subí, me he acostumbrado a estar mareado — ni siquiera la conversación con Rox me había dejado así.
Tras eso, más personas se sumaron a la fila. Sé que debería de acostumbrarme, pero me asusté un poco al ver no sólo al tipo raro que estaba detrás de mi con algo extraño entre las manos, me sorprendí al tolerar el extravagante atuendo de la señora ya bien entrada en sus 50 años, y después estaba la pareja que... no, mejor ya no sigo describiendo la escena que incluso para mi resultaba algo incómoda. Poco duraron mis intenciones en este último punto, ya que de un momento a otro apareció una mujer con una... ¿sierra? ¿de verdad se ha traído eso con ella al festival?
Parecía estar reclamando, sí, sin duda alguna. Más todo el alboroto llamó la atención de los agentes de la paz que cerca se encontraban. Menos mal... que no tengo novia, y que el asunto se pudo detener a tiempo. Incluso si mal no vi, había un médico que se encargó de inyectarle algo. Pobre chica, de seguro no pasará mucho tiempo antes de que caiga ante los efectos del medicamento. Sacudí la cabeza, pues comenzaba a invadirme de nueevo la idea de la sierra, demasiada sangre vi en la arena como para volver a lo mismo en manos de esa extraña. Uff...
Luego de esa parodia tan improvisada -y de que quitaran al sujeto con el objeto raro entre sus manos- fue que comenzaron a pasar las primeras personas para montarse en uno de los carritos. Tres primero y de ahí yo; apenas tuve mi asiento, miré las correas que iban para las piernas y después alcé la vista para observar una de las barras a manera de seguridad. Realmente espero que esto sea seguro, sino por fin veré cumplido mi sueño de infancia de suspenderme en el aire durante segundos... antes de tener una caída más trágica de lo imaginado.
Me froté las manos y después empecé a reír un poco, con eso no hacía más que delatar los nervios que me empezaban a carcomer por dentro. Suspiré, tendría que tranquilizarme, sólo sería una vuelta y nada malo pasaría en el transcurso, ¿o si?
Parecía que la señorita que estaba al inicio de la fila conocía a una de las personas que se habían formado antes que yo. Hasta pude escuchar que iban en cursos diferentes, y aclaro que no era mi intención estar pendiente de conversaciones ajenas. Dicha chica, incluso nos dirigió un comentario a otra joven de la fila y a mi sobre no marearnos. Antes de que yo dijera algo, la joven mencionó algo sobre un juego que solían hacer en su distrito, donde terminaban rodando por unas colinas, y a posteriori el chico se sorprendió por ello mismo. ¿Eso era un juego? Hmm, yo recuerdo que en mi colegio no siempre eso representaba diversión, sino más bien un "saliendo de la escuela me las vas a pagar",y en un lugar de un tonel, era un bote de basura... — Creo que después de uno de los juegos en los que me subí, me he acostumbrado a estar mareado — ni siquiera la conversación con Rox me había dejado así.
Tras eso, más personas se sumaron a la fila. Sé que debería de acostumbrarme, pero me asusté un poco al ver no sólo al tipo raro que estaba detrás de mi con algo extraño entre las manos, me sorprendí al tolerar el extravagante atuendo de la señora ya bien entrada en sus 50 años, y después estaba la pareja que... no, mejor ya no sigo describiendo la escena que incluso para mi resultaba algo incómoda. Poco duraron mis intenciones en este último punto, ya que de un momento a otro apareció una mujer con una... ¿sierra? ¿de verdad se ha traído eso con ella al festival?
Parecía estar reclamando, sí, sin duda alguna. Más todo el alboroto llamó la atención de los agentes de la paz que cerca se encontraban. Menos mal... que no tengo novia, y que el asunto se pudo detener a tiempo. Incluso si mal no vi, había un médico que se encargó de inyectarle algo. Pobre chica, de seguro no pasará mucho tiempo antes de que caiga ante los efectos del medicamento. Sacudí la cabeza, pues comenzaba a invadirme de nueevo la idea de la sierra, demasiada sangre vi en la arena como para volver a lo mismo en manos de esa extraña. Uff...
Luego de esa parodia tan improvisada -y de que quitaran al sujeto con el objeto raro entre sus manos- fue que comenzaron a pasar las primeras personas para montarse en uno de los carritos. Tres primero y de ahí yo; apenas tuve mi asiento, miré las correas que iban para las piernas y después alcé la vista para observar una de las barras a manera de seguridad. Realmente espero que esto sea seguro, sino por fin veré cumplido mi sueño de infancia de suspenderme en el aire durante segundos... antes de tener una caída más trágica de lo imaginado.
Me froté las manos y después empecé a reír un poco, con eso no hacía más que delatar los nervios que me empezaban a carcomer por dentro. Suspiré, tendría que tranquilizarme, sólo sería una vuelta y nada malo pasaría en el transcurso, ¿o si?
Ashton U. Orson- Mentor
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Ideología : Neutral.
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