¿Has perdido algo? || Libre
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¿Has perdido algo? || Libre
— ¡Billy! ¡¡Responde por favor!! ¡Billy! — Mis ojos se abrieron de golpe mirando el inmenso cielo; mi respiración agitada me recordaba que todo ello era solo un sueño. « ¿Un sueño? » Un sueño el cual no eran más que recuerdos tormentosos de aquel día cuando mi primo murió, recuerdos dolorosos no solo para mi, si no también para mi padre, pues nuestra pequeña familia se volvió a reducir con su muerte aquel fatídico día. — Billy. — Respiré hondamente intentando calmarme un poco sintiendo como el frío aire llenaba mis pulmones para salir materializándose frente a mis ojos. Hacía frío en el distrito 10, pero ya me había acostumbrado a él. « Siempre me acostumbro a él » Mis pensamientos no eran claros -nunca lo eran- pero hoy eran más vagos que los demás días, era por eso que solo salí de mi casa solo con un suéter puesto y comencé a caminar por los campos donde llevamos a pastar al ganado hasta que rendida me quede dormida en el pastizal bajo el mismo árbol de siempre, era aquí donde me había despertado con gran susto.
El lugar estaba tranquilo a pesar de el ruido que hacían las ovejas y los pájaros al trinar. Era un día normal, pero dentro de mi sabía que hoy era el cumpleaños de Billy -claro, si él estuviera aún con nosotros- pero la verdad era que no lo estaba, y aunque me decían que era mejor olvidarle, no podía. Aún sentía que Billy correteaba a mis alrededores juntando las ovejas para que no se perdieran, aún escuchó incluso su risa, pero nada de eso existe, solo en mis recuerdos, aunque es tan real para mi que incluso aveces grito su nombre cuando junto las ovejas de mi padre... Y después me doy cuenta que por más que grite nunca me responderá... Billy estaba muerto y los juegos habían tomado su vida y como si fuera una cruel jugarreta del destino, fui yo la vencedora en aquel año... Su vida a cambio de la mía, vaya destino.
Nunca entendí el por que yo tuve que salir viva de esos juegos, pero aprendí a no darle tantas vueltas al asunto, así fue como todo se volvió un recuerdo que se refleja en mis peores pesadillas, su muerte me perseguirá hasta el final, de eso estaba segura.
Me levante del pastizal y mire que las ovejas que hace un momento estaban cerca ya se habían ido. Desde que yo gané los juegos ya no traía tan seguido a pastar a las ovejas, ya no era tan necesario, en si solo lo hacía cuando quería ayudar a mi padre -quien a pesar de que lo ayudaba económicamente- el se renegaba a dejar el ganado, para él lo era todo y sabía que también era la forma de olvidarse de nuestro pasado. Pero yo prefería solo encerrarme en mis paseos en soledad, incluso muchos de mi distrito sabían que yo venía más a estos lugares solo a dormir y mirar el cielo que otras cosas, incluso muchos se cuestionaban que pudiera realizar un buen papel de mentor, cosa que aveces ya no me importaba, pareciera que todo aquel que quería ayudar estaba destinado a morir y si así era ¿Entonces yo por que tenía que esmerarme de más? La verdad no me impostaba si me quedaba sola.. Creo que siempre aprendí a confiar solo en mi y en contadas personas.
— El cielo esta aún gris... — Susurré mientras lo miraba unos momentos acostándome nuevamente en el pastizal hasta que un grito hizo que me levantara enarcando una ceja con algo de disgusto, pues aveces -aunque lo decía en broma- la única que podía gritar en estos lugares era yo. — ¿Qué demonios esta pasando? — Dije más disgustada por que los gritos no paraban y lo que era peor venían acompañados de una oveja a lo cual al escuchar eso me levanté para buscar de donde venían los gritos.
Busqué por todos lados y al final vi a alguien corriendo detrás de una oveja, la cual parecía tener algo en el hocico, parecía un trapo, quizás una bufanda, no se, pero parecía algo apurada y se acercaban cada vez más a mí.
El lugar estaba tranquilo a pesar de el ruido que hacían las ovejas y los pájaros al trinar. Era un día normal, pero dentro de mi sabía que hoy era el cumpleaños de Billy -claro, si él estuviera aún con nosotros- pero la verdad era que no lo estaba, y aunque me decían que era mejor olvidarle, no podía. Aún sentía que Billy correteaba a mis alrededores juntando las ovejas para que no se perdieran, aún escuchó incluso su risa, pero nada de eso existe, solo en mis recuerdos, aunque es tan real para mi que incluso aveces grito su nombre cuando junto las ovejas de mi padre... Y después me doy cuenta que por más que grite nunca me responderá... Billy estaba muerto y los juegos habían tomado su vida y como si fuera una cruel jugarreta del destino, fui yo la vencedora en aquel año... Su vida a cambio de la mía, vaya destino.
Nunca entendí el por que yo tuve que salir viva de esos juegos, pero aprendí a no darle tantas vueltas al asunto, así fue como todo se volvió un recuerdo que se refleja en mis peores pesadillas, su muerte me perseguirá hasta el final, de eso estaba segura.
Me levante del pastizal y mire que las ovejas que hace un momento estaban cerca ya se habían ido. Desde que yo gané los juegos ya no traía tan seguido a pastar a las ovejas, ya no era tan necesario, en si solo lo hacía cuando quería ayudar a mi padre -quien a pesar de que lo ayudaba económicamente- el se renegaba a dejar el ganado, para él lo era todo y sabía que también era la forma de olvidarse de nuestro pasado. Pero yo prefería solo encerrarme en mis paseos en soledad, incluso muchos de mi distrito sabían que yo venía más a estos lugares solo a dormir y mirar el cielo que otras cosas, incluso muchos se cuestionaban que pudiera realizar un buen papel de mentor, cosa que aveces ya no me importaba, pareciera que todo aquel que quería ayudar estaba destinado a morir y si así era ¿Entonces yo por que tenía que esmerarme de más? La verdad no me impostaba si me quedaba sola.. Creo que siempre aprendí a confiar solo en mi y en contadas personas.
— El cielo esta aún gris... — Susurré mientras lo miraba unos momentos acostándome nuevamente en el pastizal hasta que un grito hizo que me levantara enarcando una ceja con algo de disgusto, pues aveces -aunque lo decía en broma- la única que podía gritar en estos lugares era yo. — ¿Qué demonios esta pasando? — Dije más disgustada por que los gritos no paraban y lo que era peor venían acompañados de una oveja a lo cual al escuchar eso me levanté para buscar de donde venían los gritos.
Busqué por todos lados y al final vi a alguien corriendo detrás de una oveja, la cual parecía tener algo en el hocico, parecía un trapo, quizás una bufanda, no se, pero parecía algo apurada y se acercaban cada vez más a mí.
Kity K. Kraso- Mentor
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
¿Porque siempre yo?, vamos, mi hermana diría que porque ella está haciendo los panes para todo el distrito doce y mi hermano ni que decir, el seguro estaría en las minas, así que el único tonto para venir al diez a vender lo que sobraba era yo, con una gran canasta llena de pan un poco duro caminaba por aquel distrito, no lo conocía del todo pero tampoco se puede decir que fuese un ignorante, había venido algunas veces y era regularmente un vendedor de esta zona; afortunadamente el pan se vendía bien, quizás porque era bastante barato considerando que tampoco era de lo más agradable al gusto. -¡Pan, lleve su pan, barato!- gritaba andando por el mercado, la gente poco a poco se arremolinaba a mi alrededor y pagando se llevaban buenas piezas de pan, al menos para sobrevivir otros días extra, había prácticamente acabado, eso me daba gusto pues significaba que volvería temprano a casa para dormir, debo admitirlo, me gustaba descansar cuando mi hermana no se daba cuenta. Una brisa helada me hizo tiritar, aunque en el doce estaba acostumbrado a condiciones frías hoy este distrito parecía más deprimente que el mío, con el cielo nublado y constantes vaivenes de bajas temperaturas, dentro de todo lo más patético es que ni siquiera tenía una buena frazada, solamente tenía mi camisa y encima de la misma un suéter de tela fina poco eficaz ante circunstancias como esta -¡Me lleva!- bufe cuando otra brisa me provoco un escalofrió que recorrió enteramente mi cuerpo; acerque más la canasta a mí y decidí sentarme en un árbol cercano a una zona de pastizal para ver si podía calentarme. Con mis manos frote mi pecho, algo que me enseño mi padre tiempo atrás, creo que lo único que llego a hacer por mí.
Cerré un tanto mis ojos sintiendo que el árbol me brindaba la protección necesaria y sin darme cuenta me quede dormido, quien sabe cuánto me quede en ese estado de letargo, solamente recuerdo que de un momento a otro un sonido extraño me hizo abrir mis parpados con pereza -¿Ah?...- frote mis ojos y bostece estirándome un tanto hasta que mire a un costado, ahí la canasta de pan estaba tirada y una oveja se estaba tragando una de las piezas envueltas en tela -¡Oye!- la oveja sin soltar la pieza de pan dio media vuelta echando a correr mientras yo revisaba rápidamente cuantas piezas quedaban, ¡ni una sola!. Encolerizado me puse de pie y eche a correr con todas mis fuerzas tras el animal -¡Te voy a hacer carnitas!- la tierra estaba suave, probablemente había llovido hace poco, llegue a resbalar una que otra vez pero sin caer; la bestia continuo corriendo colina arriba y yo aunque algo cansado no le perdía la pista pues necesitaba recuperar cuando menos aquel trapo, era el único que teníamos para cubrir el pan, si mi hermana se enteraba de esto seguro que se iba a enojar conmigo.
Finalmente teniendo cierta cercanía me lance con todas mis fuerzas y cae encima de ella haciéndola azotar en el piso mientras bramaba angustiado pero aun así no soltaba la maldita pieza de pan -¡Dámela!- tome el trapo con fuerza he intente sacarlo, pero el hocico del animal era muy obstinado y no daba posibilidad de aquello. Fue solo hasta que vi a una mujer que me distraje y en ese momento la bestia se levantó dándome un cabezazo haciéndome caer a un costado todo desorientado sin posibilidad alguna de darle alcance de nuevo; tras unos segundos me incorpore sobando mi cabeza y escuche gritos aunque no supe que significaban, pero una cosa era clara, esa mujer que estaba aún cerca parecía enojada y no sé por qué demonios.
Cerré un tanto mis ojos sintiendo que el árbol me brindaba la protección necesaria y sin darme cuenta me quede dormido, quien sabe cuánto me quede en ese estado de letargo, solamente recuerdo que de un momento a otro un sonido extraño me hizo abrir mis parpados con pereza -¿Ah?...- frote mis ojos y bostece estirándome un tanto hasta que mire a un costado, ahí la canasta de pan estaba tirada y una oveja se estaba tragando una de las piezas envueltas en tela -¡Oye!- la oveja sin soltar la pieza de pan dio media vuelta echando a correr mientras yo revisaba rápidamente cuantas piezas quedaban, ¡ni una sola!. Encolerizado me puse de pie y eche a correr con todas mis fuerzas tras el animal -¡Te voy a hacer carnitas!- la tierra estaba suave, probablemente había llovido hace poco, llegue a resbalar una que otra vez pero sin caer; la bestia continuo corriendo colina arriba y yo aunque algo cansado no le perdía la pista pues necesitaba recuperar cuando menos aquel trapo, era el único que teníamos para cubrir el pan, si mi hermana se enteraba de esto seguro que se iba a enojar conmigo.
Finalmente teniendo cierta cercanía me lance con todas mis fuerzas y cae encima de ella haciéndola azotar en el piso mientras bramaba angustiado pero aun así no soltaba la maldita pieza de pan -¡Dámela!- tome el trapo con fuerza he intente sacarlo, pero el hocico del animal era muy obstinado y no daba posibilidad de aquello. Fue solo hasta que vi a una mujer que me distraje y en ese momento la bestia se levantó dándome un cabezazo haciéndome caer a un costado todo desorientado sin posibilidad alguna de darle alcance de nuevo; tras unos segundos me incorpore sobando mi cabeza y escuche gritos aunque no supe que significaban, pero una cosa era clara, esa mujer que estaba aún cerca parecía enojada y no sé por qué demonios.
Milan Z. Bayer- Tributo
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
Los gritos no cesaban y comenzaban a darme enojarme, por lo cual decidí tomar cartas en el asunto. Empecé a ver la escena con más detalle y noté que era un chico el que seguía a la oveja corriendo a todo lo que podía; la oveja llevaba un trapo en su boca pero aún no lograba identificar de ¿qué? o ¿Para qué? era ese trapo.
Los gritos siguieron hasta que al final el chico comenzaba a darle alcancé al animal y entonces noté lo que pensaba hacer, cosa que me desagradó, pues si le hacía daño a esa oveja. — ¡Hey! — Grité en su dirección para llamar su atención pero era tarde, el chico se había lanzado encima de el pobre animal cayendo sobre él.
Mi enojó aumento pues detestaba que trataran así a esos animales, por lo cual me acerque a ellos con gran disgusto gritando de nueva cuenta. — ¡Oye tu! ¡Suelta a esa oveja! — Intenté llamar su atención lo cual logré por que la oveja intentando huir, golpeó al chico haciendo que cayera a un lado, ahí noté que él chico ni siquiera era del distrito y aún no tenía ni idea por que estaba tratando de esa forma a ese pobre animal.
— ¿Cómo te atreves a tratar así a esa pobre oveja? ¡¡No es un cerdo ni una vaca para que la hayas hecho caer de esa forma!! Lo que es peor, ¿Por qué seguías a la oveja? ¿Te la querías robar? Ni siquiera eres del distrito. — Estaba muy enojada y gracias a ello un intenso dolor de cabeza empezó a lo cual miré con más enojó al chico mientras mi mano se levantaba un poco a mi cabeza mientras la otra buscaba en mi bolsa un frasco donde contenía las pastillas para la migraña.
— ¡Tsk! Genial... Ahora por tu culpa me duele la cabeza... — Le echaba la culpa a él por todo este espectáculo, pues si no hubiera estado correteando a esa pobre oveja yo estaría aún tranquila acostada en el pastizal, pero no, ahora estaba enojada, con migraña y no encontraba mi estúpido medicamento.
Al final de todo lo encontré y tomando una pequeña botella de agua puse la pastilla en mi boca para tomar un trago esperando que surtiera efecto mientras miraba al chico con desdén. — ¿Y bien?... — Le dije controlando un poco el volumen de mi voz por que tanto grito me hacía que me doliera más la cabeza y seguramente después seria la garganta... — ¿Quien rayos eres tu? — Terminé la pregunta aunque notaba algo de confusión en el joven.
Los gritos siguieron hasta que al final el chico comenzaba a darle alcancé al animal y entonces noté lo que pensaba hacer, cosa que me desagradó, pues si le hacía daño a esa oveja. — ¡Hey! — Grité en su dirección para llamar su atención pero era tarde, el chico se había lanzado encima de el pobre animal cayendo sobre él.
Mi enojó aumento pues detestaba que trataran así a esos animales, por lo cual me acerque a ellos con gran disgusto gritando de nueva cuenta. — ¡Oye tu! ¡Suelta a esa oveja! — Intenté llamar su atención lo cual logré por que la oveja intentando huir, golpeó al chico haciendo que cayera a un lado, ahí noté que él chico ni siquiera era del distrito y aún no tenía ni idea por que estaba tratando de esa forma a ese pobre animal.
— ¿Cómo te atreves a tratar así a esa pobre oveja? ¡¡No es un cerdo ni una vaca para que la hayas hecho caer de esa forma!! Lo que es peor, ¿Por qué seguías a la oveja? ¿Te la querías robar? Ni siquiera eres del distrito. — Estaba muy enojada y gracias a ello un intenso dolor de cabeza empezó a lo cual miré con más enojó al chico mientras mi mano se levantaba un poco a mi cabeza mientras la otra buscaba en mi bolsa un frasco donde contenía las pastillas para la migraña.
— ¡Tsk! Genial... Ahora por tu culpa me duele la cabeza... — Le echaba la culpa a él por todo este espectáculo, pues si no hubiera estado correteando a esa pobre oveja yo estaría aún tranquila acostada en el pastizal, pero no, ahora estaba enojada, con migraña y no encontraba mi estúpido medicamento.
Al final de todo lo encontré y tomando una pequeña botella de agua puse la pastilla en mi boca para tomar un trago esperando que surtiera efecto mientras miraba al chico con desdén. — ¿Y bien?... — Le dije controlando un poco el volumen de mi voz por que tanto grito me hacía que me doliera más la cabeza y seguramente después seria la garganta... — ¿Quien rayos eres tu? — Terminé la pregunta aunque notaba algo de confusión en el joven.
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
La mujer me seguía reprochando pero no le daba mucha importancia, me dolía mucho el golpe de la cabeza como para detenerme por reclamos, además ahora la oveja también se había comido el pan y el trapo, vaya día de mierda en este maldito distrito, definitivamente no volvería aquí; sin embargo en un momento se me prendió el foco, si ella estaba recriminándome algo seguro que era la dueña o en otro caso la cuidadora, ¿era su oveja?, entonces ella me iba a pagar todo lo que la maldita hizo -¿Robar?, robar es lo que acaba de hacer tu estúpido animal, acaba de tragarse tanto pan que seguro no comía en días- mi fuerte no era la discusión, incluso ahora mi voz no era contundente sino reflexiva, pero de una forma o de otra tenía que recoger el dinero, aunque sea una parte, de otra forma seria una perdida bastante grande -Si tú eres la dueña o la que cuida a esa cosa entonces tú debes pagar por lo que ha hecho- me puse a hacer cuentas y claro, agregaría un cargo extra por el golpe, la persecución y por sus gritos que eran insoportables -Me debes como unas 30 monedas, porque se ha comido muchas cosas y encima se llevó un trapo que era muy preciado para mí por motivos sentimentales- extendí un tanto mi mano como esperando a que me pagara cuando ella comenzó a decir que le dolía la cabeza echándome la culpa -¡Ja!, si a esas vamos tu cabra me acaba de dar un dolor inmenso de cabeza- toque un poco el chichón que poco a poco se iba formulando en mi frente aunque oculto por el cabello sería difícil de visualizar a simple vista lo que me agradaba, no quería preguntas tontas de mi hermana respecto al tema.
Me pregunto quién era, no se lo iba a decir, lo correcto es que ella se presentase primero -Creo que es la misma pregunta que debería estarte haciendo yo…- sin embargo en ese momento enfoque un poco más la vista, ese rostro me resultaba familiar, pero no era del doce, los conocía a todos o a casi todos, aun así, de algo me sonaba, comencé a darle vueltas al asunto hasta que de un momento a otro empalidecí, mis manos comenzaron a temblar y mi boca se reseco, ya la recordaba, era imposible confundirla, esta mujer era una de las mentoras, la chica del diez que había ganado los juegos hace unos años, la recuerdo en su gira de la victoria y sobre todo en algunos eventos que se organizaban de vez en cuando dentro de los distritos bajos -No…espera…- negué lentamente con la cabeza y próximamente con mis manos para que se denotara más mi arrepentimiento -No sabía que eras la mentora de este distrito, no quería ofenderte en serio, yo pensé…- mi voz comenzaba a temblar y no era para menos -Olvídalo todo, fue mi culpa, perdóname…- quería correr pero, ¿a dónde?.
Algunos creerían que yo exageraba, pero no, una mentora no se tomaba a la ligera, molestarla era para los agentes de la paz suficiente razón como para azotarme o hasta matarme sin problema, nadie se metía con los mentores a menos que buscara morir a manos de esos sujetos, peor aún, ella con toda facilidad podía ahora mismo tomar un cuchillo, una piedra o lo que fuese y matarme, nadie le recriminaría nada porque no se podía, los mentores eran como miembros del capitolio, si te metías con ellos estabas muerto. Este hilo de ideas me aterro y al final di media vuelta corriendo con todas mis fuerzas, no quería que me matara como mataron a mi hermana en los juegos.
Me pregunto quién era, no se lo iba a decir, lo correcto es que ella se presentase primero -Creo que es la misma pregunta que debería estarte haciendo yo…- sin embargo en ese momento enfoque un poco más la vista, ese rostro me resultaba familiar, pero no era del doce, los conocía a todos o a casi todos, aun así, de algo me sonaba, comencé a darle vueltas al asunto hasta que de un momento a otro empalidecí, mis manos comenzaron a temblar y mi boca se reseco, ya la recordaba, era imposible confundirla, esta mujer era una de las mentoras, la chica del diez que había ganado los juegos hace unos años, la recuerdo en su gira de la victoria y sobre todo en algunos eventos que se organizaban de vez en cuando dentro de los distritos bajos -No…espera…- negué lentamente con la cabeza y próximamente con mis manos para que se denotara más mi arrepentimiento -No sabía que eras la mentora de este distrito, no quería ofenderte en serio, yo pensé…- mi voz comenzaba a temblar y no era para menos -Olvídalo todo, fue mi culpa, perdóname…- quería correr pero, ¿a dónde?.
Algunos creerían que yo exageraba, pero no, una mentora no se tomaba a la ligera, molestarla era para los agentes de la paz suficiente razón como para azotarme o hasta matarme sin problema, nadie se metía con los mentores a menos que buscara morir a manos de esos sujetos, peor aún, ella con toda facilidad podía ahora mismo tomar un cuchillo, una piedra o lo que fuese y matarme, nadie le recriminaría nada porque no se podía, los mentores eran como miembros del capitolio, si te metías con ellos estabas muerto. Este hilo de ideas me aterro y al final di media vuelta corriendo con todas mis fuerzas, no quería que me matara como mataron a mi hermana en los juegos.
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
Su respuesta no fue lo que esperaba, para empezar esa oveja no era mía aunque claro estaba que si me acercaba a ella habría algo que me diría de quien es ya que para que nuestros animales no se pierdan le ponemos algo con que diferenciarlos, pero ese no era el caso, ese chico me acusaba de que la oveja se hubiera comido todo el pan que tenía a lo cual no entendía pues ¿Cómo es que una simple oveja le pudo haber quitado una canasta entera de pan? Era algo que no podía entender, a menos de que fuera tan débil o hubiera descuidado la canasta en algún lado.
— Yo no pagaré nada, no es mía y no la cuido. — « Aunque puedo saber de quien es... » Susurré por un momento. — Pero ese no es el caso, aunque me des un precio no pagaré por ello, ademas ¿Cómo es que una simple oveja tan pequeña como esa pudo haberte robado una canasta de pan completa? — Esto no estaba bien pues aveces aumentaba el tono de voz y hacía que volviera a recordar el dolor de cabeza. « Genial... » Y así el chico dijo que él también tenía dolor de cabeza.
— ¡¡NO ES UNA CABRA ES UNA OVEJA!! — Grite a todo pulmón desesperada, quizás si hubiera llegado de otra forma y no hubiera atentado contra la oveja y no me estuviera reclamando no hubiera gritado más de lo debido; es más quizás hasta yo hubiera intentado ayudarlo o eso creo.
— ¡¿Eh?! — Fue lo único que salió de mis labios al momento en que dijo que no sabía mi nombre, realmente no creía que alguien no me conociera, en si, era algo difícil pues siendo mentora hasta las rocas te conocen pero este chico se veía tan raro. Así de un momento a otro comenzó a temblar y fácilmente lo pude percibir. Era algo a lo que ya estaba acostumbrada y muchas veces lo veía, no solo en mis tributos si no en mi misma, sabía lo que era tener miedo constantemente e incluso a lo mejor yo estaría en su lugar si es que él fuera más grande que yo o tal vez siendo parte del capitolio, pero siendo un niño... Era algo difícil además... — Oye ¿Estás bien? — Le dije mirando como cada vez se ponía más nervioso.
De un momento a otro se comenzó a disculpar pero más pálido que la nieve no podía estar, parecía que había visto un fantasma. — ¡Oye! — Grité de un momento a otro para llamar su atención a lo cual me di cuenta no era una muy buena idea, pareciera que con el menor ruido saldría corriendo. — Oye... Tranquilo... — Suavicé de un momento a otro mi tono de voz, no quería asustarlo más de lo que ya estaba pero parece que no me escuchó pues de un momento a otro salió corriendo a lo cual me quede parada ahí viendo como corría. — Oye... No corras... ¡Espera! — Intenté detenerlo pero comencé a caminar tras de él para darme cuenta que ya estaba corriendo tras de él aunque no entendía por que, quizás por que ahora me preocupaba que fuera a golpearse con un árbol o resbalar y romperse la cabeza u otra cosa... Diablos siempre me preocupo demás por cosas sin sentido.
— Yo no pagaré nada, no es mía y no la cuido. — « Aunque puedo saber de quien es... » Susurré por un momento. — Pero ese no es el caso, aunque me des un precio no pagaré por ello, ademas ¿Cómo es que una simple oveja tan pequeña como esa pudo haberte robado una canasta de pan completa? — Esto no estaba bien pues aveces aumentaba el tono de voz y hacía que volviera a recordar el dolor de cabeza. « Genial... » Y así el chico dijo que él también tenía dolor de cabeza.
— ¡¡NO ES UNA CABRA ES UNA OVEJA!! — Grite a todo pulmón desesperada, quizás si hubiera llegado de otra forma y no hubiera atentado contra la oveja y no me estuviera reclamando no hubiera gritado más de lo debido; es más quizás hasta yo hubiera intentado ayudarlo o eso creo.
— ¡¿Eh?! — Fue lo único que salió de mis labios al momento en que dijo que no sabía mi nombre, realmente no creía que alguien no me conociera, en si, era algo difícil pues siendo mentora hasta las rocas te conocen pero este chico se veía tan raro. Así de un momento a otro comenzó a temblar y fácilmente lo pude percibir. Era algo a lo que ya estaba acostumbrada y muchas veces lo veía, no solo en mis tributos si no en mi misma, sabía lo que era tener miedo constantemente e incluso a lo mejor yo estaría en su lugar si es que él fuera más grande que yo o tal vez siendo parte del capitolio, pero siendo un niño... Era algo difícil además... — Oye ¿Estás bien? — Le dije mirando como cada vez se ponía más nervioso.
De un momento a otro se comenzó a disculpar pero más pálido que la nieve no podía estar, parecía que había visto un fantasma. — ¡Oye! — Grité de un momento a otro para llamar su atención a lo cual me di cuenta no era una muy buena idea, pareciera que con el menor ruido saldría corriendo. — Oye... Tranquilo... — Suavicé de un momento a otro mi tono de voz, no quería asustarlo más de lo que ya estaba pero parece que no me escuchó pues de un momento a otro salió corriendo a lo cual me quede parada ahí viendo como corría. — Oye... No corras... ¡Espera! — Intenté detenerlo pero comencé a caminar tras de él para darme cuenta que ya estaba corriendo tras de él aunque no entendía por que, quizás por que ahora me preocupaba que fuera a golpearse con un árbol o resbalar y romperse la cabeza u otra cosa... Diablos siempre me preocupo demás por cosas sin sentido.
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
“Corre, ahí viene, corre, ¡más rápido!” me gritaba mi mente en repetidas ocasiones, una que otra vez me atreví a mirar por sobre mi hombro, la mujer me estaba siguiendo aunque a distancia, quizás por el pánico que me daba la idea de que me matara o probablemente porque era más liviano estaba alejándome con eficacia, al menos de algo servían mis piernas; no obstante mirase a donde mirase no había sitio para ocultarme, era un campo abierto donde a la lejanía se veía el mercado, probablemente mi única opción, aunque pensándolo mejor, si ella llegaba ahí gritando que yo la había molestado los agentes de la paz me tomarían prisionero, no, necesitaba perderla de otra manera, ¿pero cómo?. El sudor caía por mi frente, mi playera de por si sucia estaba empapada de el mismo, mis pulmones pedían a gritos más aire y un pequeño dolor en el estómago me estaba retorciendo por dentro, pero aun así no dejaba de correr y aunque la mujer gritaba yo no le prestaba atención, sabía que si me alcanzaba estaba muerto. Mire por sobre mi hombro de nueva cuenta, ya la estaba dejando bastante atrás, eso me dio confianza, al menos por uno o dos segundos, más cuando gire al frente note unas cuantas ovejas corriendo por todos lados, aparentemente se habían asustado con mi carrera y para mi mala fortuna una de ellas se cruzó en mi camino, inevitablemente me impacte con ella y esta solo trastabillo resbalando pero se devolvió a su escape, yo por otra parte no pude guardar el equilibrio y caí al suelo con fuerza rodando posteriormente colina abajo unos tres o cinco metros golpeándome con unas cuantas piedrecillas hasta que una de mayor tamaño detuvo mi impacto en seco causándome un dolor agudo en la espalda.
Me quede ahí unos segundos tratando de recuperar el aire y justo cuando estaba por levantarme vi a la mentora ya a escasos metros -¡No!- grite apenas audiblemente porque aún no me recuperaba -¡No, no sabía!- me trataba de exculpar mientras a cómo podía me iba arrastrando por la tierra tratando de alejarme aunque evidentemente todo era en vano, me di cuenta casi al instante que ya no podía escapar y entonces sentí como si toda mi vida pasara frente a mis ojos, ¿qué había hecho yo de útil?, nada, solamente ser un enclenque molesto y cuyos chistes eran completamente inútiles, sin habilidades ni sueños de grandeza, un típico perdedor del montón que no quiere darse a relucir y que prefiere ocultarse de todo, definitivamente no es lo mejor, aunque tuve momentos buenos, no sé si los suficientes, pero en definitiva los tuve. Por un momento sentí que las lágrimas llegarían a mis ojos, ahora recordaba lo que mi hermano siempre me decía “Cobarde, cobarde, ni siquiera lucharías por tu vida, cobarde…” tenía razón, aun ahora cuando aparentemente todo estaba perdido no me atrevía siquiera a toma r una piedra y lanzársela a la que seguramente sería mi asesina.
Deje mi rostro en la tierra y cubrí mi nuca con ambas manos, cerrando los ojos con fuerza y apretando la mandíbula, temblando de miedo y a punto de sollozar, solamente me quedaba esperar el golpe de gracia y eso sería todo, que tontería, venir del distrito doce para vender pan y acabar muerto por una estúpida oveja, no sé si eso me hacía patético o imbécil, quizás una mezcla de las dos cosas. -Yo no sabía…no sabía…- repetía una y otra vez con voz temblorosa buscando piedad, o algo semejante, ahora mismo creo que piedad seria no torturarme sino matarme rápido y sin dolor, después de todo, así son los mentores, ¿o no?.
Me quede ahí unos segundos tratando de recuperar el aire y justo cuando estaba por levantarme vi a la mentora ya a escasos metros -¡No!- grite apenas audiblemente porque aún no me recuperaba -¡No, no sabía!- me trataba de exculpar mientras a cómo podía me iba arrastrando por la tierra tratando de alejarme aunque evidentemente todo era en vano, me di cuenta casi al instante que ya no podía escapar y entonces sentí como si toda mi vida pasara frente a mis ojos, ¿qué había hecho yo de útil?, nada, solamente ser un enclenque molesto y cuyos chistes eran completamente inútiles, sin habilidades ni sueños de grandeza, un típico perdedor del montón que no quiere darse a relucir y que prefiere ocultarse de todo, definitivamente no es lo mejor, aunque tuve momentos buenos, no sé si los suficientes, pero en definitiva los tuve. Por un momento sentí que las lágrimas llegarían a mis ojos, ahora recordaba lo que mi hermano siempre me decía “Cobarde, cobarde, ni siquiera lucharías por tu vida, cobarde…” tenía razón, aun ahora cuando aparentemente todo estaba perdido no me atrevía siquiera a toma r una piedra y lanzársela a la que seguramente sería mi asesina.
Deje mi rostro en la tierra y cubrí mi nuca con ambas manos, cerrando los ojos con fuerza y apretando la mandíbula, temblando de miedo y a punto de sollozar, solamente me quedaba esperar el golpe de gracia y eso sería todo, que tontería, venir del distrito doce para vender pan y acabar muerto por una estúpida oveja, no sé si eso me hacía patético o imbécil, quizás una mezcla de las dos cosas. -Yo no sabía…no sabía…- repetía una y otra vez con voz temblorosa buscando piedad, o algo semejante, ahora mismo creo que piedad seria no torturarme sino matarme rápido y sin dolor, después de todo, así son los mentores, ¿o no?.
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
No pude evitarlo, mientras el chico corría más mi preocupación aumentaba y ahora era por el hecho de que no sabía ¿por qué estaba corriendo de mi? bueno es verdad que soy gritona y aveces soy agresiva pero no fui así con él ¿o si? No lo sabía pero aquel chico estaba tan asustado que terminó tomándome ventaja y de un momento a otro ya estaba más lejos de lo normal.
« Ese chico si que era rápido. » Aunque la velocidad nunca fue mi fuerte, pero él chico parecía alma que se llevaba el diablo... « Enserio ¿Qué fue lo que tanto le asusto? ¿Acaso tiene ginefobia? » No lo sabía pero ahora el chico me parecía algo raro.
No podía darle alcance pero algo pasó y el chico termino rodando cuesta abajo a lo cual me detuve colocando mis manos en mis labios algo asustada. Ahora pensaba lo peor, se podía caer golpear contra una roca y romperse varios huesos o terminar con heridas grandes o quizás.....
— Ese niño puede estar en problemas... — Me apresure a bajar la cuesta con cuidado tomándome de algunas ramas y deslizándome en algunos lugares que estaban resbalosos. Por suerte conocía como moverme por el lugar pero me costaba ver donde había terminado el niño aunque al final dí con él y me alegré un poco interiormente aunque aun no sabía si estaba bien o no.
— ¡Niño... Oye Niño! ¿Estás bien? — Dije asustada y el niño estaba boca abajo cubriéndose su cabeza y tartamudeaba algo que no entendía. Incluso pensé que se había golpeado tan fuerte que ya le estaba afectando a lo cual entrecerré un poco los ojos intentando buscar heridas grabes en el chico y noté que en su brazo se había golpeado de tal forma que estaba sangrando. — No te muevas... — Le dije con un tono fuerte mientras tomaba su brazo intentando curarlo.
— No entiendo por que corriste... ¿Acaso olvidaste algo o que? — Sonreí un poco para aligerar el ambiente.— Espera te lastimaste... O eso creo — Nunca fui buena curando a la gente, pero ya que siempre estaba en los hospitales seguro algo he de haber aprendido del lugar, o eso supongo. Aunque no tenía mucho en mi bolsa, solo mi botella de agua y mis medicamentos ademas de un pañuelo... Por lo cual solo use el pañuelo con un poco de agua para limpiar su herida con cuidado, al menos era lo único que podía hacer por que no sabía más...
« Ese chico si que era rápido. » Aunque la velocidad nunca fue mi fuerte, pero él chico parecía alma que se llevaba el diablo... « Enserio ¿Qué fue lo que tanto le asusto? ¿Acaso tiene ginefobia? » No lo sabía pero ahora el chico me parecía algo raro.
No podía darle alcance pero algo pasó y el chico termino rodando cuesta abajo a lo cual me detuve colocando mis manos en mis labios algo asustada. Ahora pensaba lo peor, se podía caer golpear contra una roca y romperse varios huesos o terminar con heridas grandes o quizás.....
— Ese niño puede estar en problemas... — Me apresure a bajar la cuesta con cuidado tomándome de algunas ramas y deslizándome en algunos lugares que estaban resbalosos. Por suerte conocía como moverme por el lugar pero me costaba ver donde había terminado el niño aunque al final dí con él y me alegré un poco interiormente aunque aun no sabía si estaba bien o no.
— ¡Niño... Oye Niño! ¿Estás bien? — Dije asustada y el niño estaba boca abajo cubriéndose su cabeza y tartamudeaba algo que no entendía. Incluso pensé que se había golpeado tan fuerte que ya le estaba afectando a lo cual entrecerré un poco los ojos intentando buscar heridas grabes en el chico y noté que en su brazo se había golpeado de tal forma que estaba sangrando. — No te muevas... — Le dije con un tono fuerte mientras tomaba su brazo intentando curarlo.
— No entiendo por que corriste... ¿Acaso olvidaste algo o que? — Sonreí un poco para aligerar el ambiente.— Espera te lastimaste... O eso creo — Nunca fui buena curando a la gente, pero ya que siempre estaba en los hospitales seguro algo he de haber aprendido del lugar, o eso supongo. Aunque no tenía mucho en mi bolsa, solo mi botella de agua y mis medicamentos ademas de un pañuelo... Por lo cual solo use el pañuelo con un poco de agua para limpiar su herida con cuidado, al menos era lo único que podía hacer por que no sabía más...
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
¿Porque yo?, yo era un inútil, un don nadie, ¿por qué me tenía que tocar morir?, hay cientos de personas, miles que gustarían de tener un “pretexto” para enfrentarse a un mentor y matarlo, ya sea por venganza o cualquier otra cosa, pero yo no, siempre creí que ellos eran de otra clase de persona, que nosotros no vivíamos en el mismo mundo, nunca paso por mi mente la posibilidad de que me asesinaran, nunca busque problemas con la autoridad, prefería esconderme, escabullirme o hasta fingir apoyo al capitolio con tal de evitarme una reprimenda, ahora lo más patético era que me iban a matar por una estúpida cabra, cuando yo tenía la razón y cuando mi único crimen fue pedir que me retribuyesen lo que me costaba el pan. Sin embargo, pasaron los segundos y nada sucedía, mi corazón seguía latiendo con fuerza, ¿a que esperaba?, ¿acaso estaba pensando en torturarme?, quizás ya lo estaba haciendo, probablemente ella sabía de todo esto, seguro me estaba dando esperanzas de vida para posteriormente aplastarme y destruirme por completo; repentinamente sentí como tomaba mi brazo, era claro que empezaría por quebrármelo o algo peor, a saber qué clase de trucos aprendió durante los juegos del hambre.
Distante a lo que pensaba ella no hizo nada, solamente parecía estar examinando mi brazo, tuve el valor suficiente -o quizás la curiosidad- para verla de reojo, parecía tranquila y ya no se veía tan loca, pero aun así seguía siendo una mentora y tras lo pasado no me iba a perdonar; por ello fue una sorpresa mayúscula ver que sacaba una botella de agua y que de alguna manera comenzaba a tratar mi herida, yo aun permanecía tirado en el suelo, mirándole como un gato huraño que se deja acariciar solo porque no tiene otra opción. Tardo quizás uno o dos minutos cuando finalmente termino, logre ver como soltaba mi brazo y contrario a lo que haría una persona común me levante rápido empujándola sin mucha fuerza corriendo de nuevo hasta detenerme a unos cinco metros de ella agitado, mi brazo aun sangraba un poco pero ni me dolía, el miedo era más grande que cualquier dolor corporal que pudiese tener -¡Lo siento, yo no sabía que eras mentora!- le grite con cierta desesperación mirándome un momento, todo lleno de tierra y seguramente mostrando una imagen bastante deprimente para aquella mujer.
-¡La oveja se los comió!- dije finalmente aunque no estaba reclamando, simplemente desquitaba mi frustración en aquellas palabras -¡Necesitaba el dinero, no quería hacerte enojar, no le digas a los agentes de la paz!- retrocedí unos cuantos pasos al ver que ella se trataba de acercar una vez más -Por favor…- suplique, como una rata, o al menos eso me decía constantemente mi hermano, en mi lugar seguro que el jamás se disculparía, se mantendría firme y aceptaría su muerte en caso de que eso fuese requerido, yo no, nunca he tenido aquello que las personas llaman calor, soy solamente un cobarde sin suerte ni habilidad.
Distante a lo que pensaba ella no hizo nada, solamente parecía estar examinando mi brazo, tuve el valor suficiente -o quizás la curiosidad- para verla de reojo, parecía tranquila y ya no se veía tan loca, pero aun así seguía siendo una mentora y tras lo pasado no me iba a perdonar; por ello fue una sorpresa mayúscula ver que sacaba una botella de agua y que de alguna manera comenzaba a tratar mi herida, yo aun permanecía tirado en el suelo, mirándole como un gato huraño que se deja acariciar solo porque no tiene otra opción. Tardo quizás uno o dos minutos cuando finalmente termino, logre ver como soltaba mi brazo y contrario a lo que haría una persona común me levante rápido empujándola sin mucha fuerza corriendo de nuevo hasta detenerme a unos cinco metros de ella agitado, mi brazo aun sangraba un poco pero ni me dolía, el miedo era más grande que cualquier dolor corporal que pudiese tener -¡Lo siento, yo no sabía que eras mentora!- le grite con cierta desesperación mirándome un momento, todo lleno de tierra y seguramente mostrando una imagen bastante deprimente para aquella mujer.
-¡La oveja se los comió!- dije finalmente aunque no estaba reclamando, simplemente desquitaba mi frustración en aquellas palabras -¡Necesitaba el dinero, no quería hacerte enojar, no le digas a los agentes de la paz!- retrocedí unos cuantos pasos al ver que ella se trataba de acercar una vez más -Por favor…- suplique, como una rata, o al menos eso me decía constantemente mi hermano, en mi lugar seguro que el jamás se disculparía, se mantendría firme y aceptaría su muerte en caso de que eso fuese requerido, yo no, nunca he tenido aquello que las personas llaman calor, soy solamente un cobarde sin suerte ni habilidad.
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
De lo poco que le hablé no me contestó nada, parecía que su miedo lo invadía mas que otra cosa. « Creo que realmente este chico tiene problemas serios... » Pensaba mientras terminaba o al menos de limpiar su herida, lo cual no fue de mucha ayuda por que aunque la haya limpiado el chico al primer instante de haberlo liberado salió corriendo a lo cual me quede sin entender nada.
Pensaba darme solo la media vuelta e irme, ya no pensaba seguirlo y más si solo se la pasaba corriendo. Pero un grito hizo que me girara, al parecer se detuvo a una gran distancia de mi y solo enarqué una ceja. « Y dicen que yo tengo serios problemas mentales... » Fue lo único que pensé mientras el chico comenzó a gritar nuevamente pero ahora aunque decía frases no las entendía del todo.
Primero dijo que no sabía que era mentora, lo cual no entendía y no me importaba mucho, en si mientras menos me conocieran era mejor así me dejaban más tranquila y en paz. Más aquellas personas del capitolio las cuales aún siguen dándome miedo.
Segundo habló de que la cabra se comió algo « ¿Porqué no entiende que eso no era una cabra si no una oveja? »
Tercero.... « Esperen... ¿dijo algo de enojar? » Creía haber entendido todo, él pensaba que estaba enojada lo cual no lo culpo, en un inicio si lo estaba por la forma en que había atrapado a la oveja pero ahora simplemente me sentía algo mal, lo que no sabia era el por que pensaba que le diría algo a los agentes de paz o que a lo mejor yo fuera a hacer algo como matarlo... Era algo que... yo no podría hacer, quizás lo podría golpear pero no matar.
Después de ello solo me senté en una roca cercana y crucé los brazos. « ¿Por qué pensó que lo quería matar? » Me sentía mal ahora pues parecía que no solo los de mi distrito me tenían en ese concepto de ser una persona agresiva... « Genial, ahora todos los distritos creen que yo soy agresiva... Pero soy un fiasco, ni uno de mis tributos... ni uno... » Un pequeño golpe sentí en mi corazón, los rostros de las personas a las que había mentoriado llegaron a mi memoria e incluso comencé a escuchar sus voces mientras sentía que mi garganta se cerraba. — No soy... lo que ustedes creen... No lo soy... — Susurré para luego empezar a escuchar voces, aquellas voces que me atormentaban siempre a lo cual solo me cubrí un poco mis oídos. — ¡No soy una asesina! ¡¡No lo soy!! ¡¡No lo soy!! — Fue lo que dije para aferrarme a mis piernas mientras escondía mi cabeza en mis rodillas. — No soy la mentora que mi distrito espera, no soy la asesina del que habla el capitolio, es mas no se ni por que sigo viva. — Me repetía a mi misma una y otra vez lo ultimo en mi mente, fue tanto eso que ignoré al chico es más ya no me acordaba de su presencia.
«Seguramente se iría como todos en este distrito diciéndome loca y solo se acercarían cuando sus hijos o sus amigos mueren en los juegos para echarme la culpa de que ellos no pudieron regresar. Seguramente me dirá que soy una inútil ¿Pero que más da? Este es mi castigo por matar a dos personas.... Es mi castigo... El ser mentora.... » Me dolía mucho lo que aveces la gente decía de mi y más en mi propio distrito pero ¿acaso no ya estaba acostumbrada?
Resignada intenté calmarme y callar las voces en mi mente para levantarme y buscar en mi bolsa nuevamente. Encontré un pequeño saco de tela donde guardaba mi dinero y sabiendo que tenía más del precio que el chico había impuesto solo lo dejé en la roca para luego decirle al chico. — Pago los daños de aquella oveja aunque no es mía... Te dejo aquí el dinero.— Fue lo único que dije y aun sintiendo un nudo en mi garganta caminé cuesta arriba intentando regresar aunque cada paso que daba hacia que me resbalara; una y otra vez intentaba subir pero era más difícil subir que bajar hasta que al final caí resbalando aunque logré detenerme y rendida terminé en el piso otra vez mirando hacia el cielo apretando un poco mis ojos mientras me repetía a mi misma que solo era un fiasco como la mentora... — Billy... Hubiera sido mejor que tu regresaras a casa... — Susurré sin darme cuenta si alguien estaba aún ahí o no, creo que al final ya nada me importaba.
Pensaba darme solo la media vuelta e irme, ya no pensaba seguirlo y más si solo se la pasaba corriendo. Pero un grito hizo que me girara, al parecer se detuvo a una gran distancia de mi y solo enarqué una ceja. « Y dicen que yo tengo serios problemas mentales... » Fue lo único que pensé mientras el chico comenzó a gritar nuevamente pero ahora aunque decía frases no las entendía del todo.
Primero dijo que no sabía que era mentora, lo cual no entendía y no me importaba mucho, en si mientras menos me conocieran era mejor así me dejaban más tranquila y en paz. Más aquellas personas del capitolio las cuales aún siguen dándome miedo.
Segundo habló de que la cabra se comió algo « ¿Porqué no entiende que eso no era una cabra si no una oveja? »
Tercero.... « Esperen... ¿dijo algo de enojar? » Creía haber entendido todo, él pensaba que estaba enojada lo cual no lo culpo, en un inicio si lo estaba por la forma en que había atrapado a la oveja pero ahora simplemente me sentía algo mal, lo que no sabia era el por que pensaba que le diría algo a los agentes de paz o que a lo mejor yo fuera a hacer algo como matarlo... Era algo que... yo no podría hacer, quizás lo podría golpear pero no matar.
Después de ello solo me senté en una roca cercana y crucé los brazos. « ¿Por qué pensó que lo quería matar? » Me sentía mal ahora pues parecía que no solo los de mi distrito me tenían en ese concepto de ser una persona agresiva... « Genial, ahora todos los distritos creen que yo soy agresiva... Pero soy un fiasco, ni uno de mis tributos... ni uno... » Un pequeño golpe sentí en mi corazón, los rostros de las personas a las que había mentoriado llegaron a mi memoria e incluso comencé a escuchar sus voces mientras sentía que mi garganta se cerraba. — No soy... lo que ustedes creen... No lo soy... — Susurré para luego empezar a escuchar voces, aquellas voces que me atormentaban siempre a lo cual solo me cubrí un poco mis oídos. — ¡No soy una asesina! ¡¡No lo soy!! ¡¡No lo soy!! — Fue lo que dije para aferrarme a mis piernas mientras escondía mi cabeza en mis rodillas. — No soy la mentora que mi distrito espera, no soy la asesina del que habla el capitolio, es mas no se ni por que sigo viva. — Me repetía a mi misma una y otra vez lo ultimo en mi mente, fue tanto eso que ignoré al chico es más ya no me acordaba de su presencia.
«Seguramente se iría como todos en este distrito diciéndome loca y solo se acercarían cuando sus hijos o sus amigos mueren en los juegos para echarme la culpa de que ellos no pudieron regresar. Seguramente me dirá que soy una inútil ¿Pero que más da? Este es mi castigo por matar a dos personas.... Es mi castigo... El ser mentora.... » Me dolía mucho lo que aveces la gente decía de mi y más en mi propio distrito pero ¿acaso no ya estaba acostumbrada?
Resignada intenté calmarme y callar las voces en mi mente para levantarme y buscar en mi bolsa nuevamente. Encontré un pequeño saco de tela donde guardaba mi dinero y sabiendo que tenía más del precio que el chico había impuesto solo lo dejé en la roca para luego decirle al chico. — Pago los daños de aquella oveja aunque no es mía... Te dejo aquí el dinero.— Fue lo único que dije y aun sintiendo un nudo en mi garganta caminé cuesta arriba intentando regresar aunque cada paso que daba hacia que me resbalara; una y otra vez intentaba subir pero era más difícil subir que bajar hasta que al final caí resbalando aunque logré detenerme y rendida terminé en el piso otra vez mirando hacia el cielo apretando un poco mis ojos mientras me repetía a mi misma que solo era un fiasco como la mentora... — Billy... Hubiera sido mejor que tu regresaras a casa... — Susurré sin darme cuenta si alguien estaba aún ahí o no, creo que al final ya nada me importaba.
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
La chica parecía desubicada, aunque al menos no estaba persiguiéndome de nuevo, quizás noto que no me podía alcanzar a menos que yo me volviese a tropezar lo que no sucedería, ya no volvería a ser tan tonto, o eso esperaba; no obstante de un momento a otro la lunática se cubrió los oídos y comenzó a gritar, me asuste y eche a correr de nuevo hasta un árbol cercano escondiéndome detrás del tronco y mirando por un costado en su dirección, ¿acaso era drogadicta o algo?, según mi hermana las únicas personas que se ponían a gritar de esa forma sin motivo aparente eran locos, ¿ella estaba loca?, seguro, siendo mentora tenía que estarlo, supongo. Pensé en irme, pero no podía, probablemente por miedo, ahora estaba bien oculto y ella no parecía haber notado que yo me oculte, por otro lado si venían agentes de la paz para ayudarla o algo prefería estar bien cubierto y no arriesgarme a salir a campo traviesa; me quede ahí unos veinte segundos y justo cuando me iba a retirar ella saco dinero dejándolo sobre una roca diciendo que no era su oveja pero que pagaba los daños, ¿era una trampa?.
Trague saliva, el dinero me tentaba pues era más de lo que costaba el pan, si lo tomaba seguro me quedarían algunas monedas para mí solo, pero por otro lado ella siendo mentora probablemente estaba haciendo aquello para que me acercara y matarme rápidamente. Me decidí a tomarlo cuando vi que ella se dio la vuelta comenzando a subir la colina, rápidamente salí de mi escondite llegando a la roca y tomando todas las monedas metiéndolas en mi pantalón, claro que de vez en cuando le echaba una mirada a la mentora para evitar que me tomase por sorpresa, cuando recogí la última pieza me gire y corrí otra vez, pero me detuve cuando aquella mujer cayó al suelo a medias y después se tiro ahí boca arriba -Vaya loca…- a mí que me importaba, de todos modos seguro no volvería a verla, así que nuevamente reanude mi camino, pero entonces me detuve, una idea me llego a la mente, ¿qué tal si un agente de la paz me revisaba?, a veces hacían eso para verificar que no llevases objetos prohibidos, si lo hacía me robaría las monedas o en otro caso podría preguntarme de donde saque tanto dinero.
Comencé por lo anterior a cranear una solución, realmente no tenía ninguna, excepto…volver con la mentora y esperar que ella dentro de todo no estuviese tan loca, quizás hacerme su conocido y de esa forma si me detenían ella podía decir que ese dinero me lo dio ella lo que me salvaría de una forma u otra. Otra vez me quede ahí parado como idiota, aun sentía algo de miedo respecto a la señora, pero debo admitir que de querer matarme no me habría dado dinero y menos dejado irme así como así, por lo mismo al final haciéndome de valor me acerque paulatinamente hasta quedar a unos dos metros de ella, por cualquier cosa tampoco quería estar a mano suya -Oye…- mencione en una voz tan tenue que no me escucho y por ende tome un poco más de aire -Oye…- cuando note que ella por fin me escucho desvié un tanto la mirada para evitar que notase mi nerviosismo -¿Estas bien?-.
Trague saliva, el dinero me tentaba pues era más de lo que costaba el pan, si lo tomaba seguro me quedarían algunas monedas para mí solo, pero por otro lado ella siendo mentora probablemente estaba haciendo aquello para que me acercara y matarme rápidamente. Me decidí a tomarlo cuando vi que ella se dio la vuelta comenzando a subir la colina, rápidamente salí de mi escondite llegando a la roca y tomando todas las monedas metiéndolas en mi pantalón, claro que de vez en cuando le echaba una mirada a la mentora para evitar que me tomase por sorpresa, cuando recogí la última pieza me gire y corrí otra vez, pero me detuve cuando aquella mujer cayó al suelo a medias y después se tiro ahí boca arriba -Vaya loca…- a mí que me importaba, de todos modos seguro no volvería a verla, así que nuevamente reanude mi camino, pero entonces me detuve, una idea me llego a la mente, ¿qué tal si un agente de la paz me revisaba?, a veces hacían eso para verificar que no llevases objetos prohibidos, si lo hacía me robaría las monedas o en otro caso podría preguntarme de donde saque tanto dinero.
Comencé por lo anterior a cranear una solución, realmente no tenía ninguna, excepto…volver con la mentora y esperar que ella dentro de todo no estuviese tan loca, quizás hacerme su conocido y de esa forma si me detenían ella podía decir que ese dinero me lo dio ella lo que me salvaría de una forma u otra. Otra vez me quede ahí parado como idiota, aun sentía algo de miedo respecto a la señora, pero debo admitir que de querer matarme no me habría dado dinero y menos dejado irme así como así, por lo mismo al final haciéndome de valor me acerque paulatinamente hasta quedar a unos dos metros de ella, por cualquier cosa tampoco quería estar a mano suya -Oye…- mencione en una voz tan tenue que no me escucho y por ende tome un poco más de aire -Oye…- cuando note que ella por fin me escucho desvié un tanto la mirada para evitar que notase mi nerviosismo -¿Estas bien?-.
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
Sentía lagrimas en mis ojos por solo pensar en Billy. Cada que lo recordaba su muerte venía a mis pensamientos y como si fuera una escena recreada frente a mi podía verlo caer nuevamente con la flecha en su pecho. No era fácil para mi el hecho de dejarlo ir, estaba en mis manos el cuidar de él hasta el final pero no pude.
Cerré con fuerza mis ojos sin prestar atención a lo que me rodeaba y al sentir las lagrimas solo puse mi antebrazo sobre mis ojos intentando suprimir ese sentimiento que tanto detestaba pues solo lloraba cuando estaba sola, ni siquiera mi padre podía verme llorar, pero a pesar de eso escuché unos pasos acercándose a lo cual solo me giré un poco para darle la espalda mientras colocaba mis manos en mis ojos que comenzaba a sentir algo hinchados.
— Deberías irte... — Fue lo único que dije de momento pero al parecer el chico no se iba a lo cual solo pensé que quizás estaba perdido o necesitaba algo más a lo cual ya no estaba tan interesada, al igual que no estaba interesada en levantarme ahora. — Si estas buscando como regresar solo sube la colina... Encontraras el camino, quizás un pastor te pueda decir el camino.. yo que se. — Mi voz se escuchaba algo temblorosa pero no me atrevía a verlo completamente, quizás era mejor así por que si lo miraba saldría corriendo, al fin y acabo cree que soy una asesina y puedo hacerle daño lo cual no es cierto.. No del todo... Pero bueno ¿Qué más daba? Nadie me creía... Creo solo mi padre y aveces dudaba de ello.
« No entiendo por que pensé... Que alguna vez mi vida llegaría a ser normal... » Estaba claro que eso no pasaría ni hoy ni nunca, era un sueño muy lejano y el chico me lo recordó. Incluso en el otros distritos era temida y eso que de los mentores era la que menos quería participar en cosas "sociales" mientras mas lejos de las cámaras de panem y todo aquello mejor... Supongo que siempre añoré una vida tranquila... Pero eso nunca sera posible.
Cerré con fuerza mis ojos sin prestar atención a lo que me rodeaba y al sentir las lagrimas solo puse mi antebrazo sobre mis ojos intentando suprimir ese sentimiento que tanto detestaba pues solo lloraba cuando estaba sola, ni siquiera mi padre podía verme llorar, pero a pesar de eso escuché unos pasos acercándose a lo cual solo me giré un poco para darle la espalda mientras colocaba mis manos en mis ojos que comenzaba a sentir algo hinchados.
— Deberías irte... — Fue lo único que dije de momento pero al parecer el chico no se iba a lo cual solo pensé que quizás estaba perdido o necesitaba algo más a lo cual ya no estaba tan interesada, al igual que no estaba interesada en levantarme ahora. — Si estas buscando como regresar solo sube la colina... Encontraras el camino, quizás un pastor te pueda decir el camino.. yo que se. — Mi voz se escuchaba algo temblorosa pero no me atrevía a verlo completamente, quizás era mejor así por que si lo miraba saldría corriendo, al fin y acabo cree que soy una asesina y puedo hacerle daño lo cual no es cierto.. No del todo... Pero bueno ¿Qué más daba? Nadie me creía... Creo solo mi padre y aveces dudaba de ello.
« No entiendo por que pensé... Que alguna vez mi vida llegaría a ser normal... » Estaba claro que eso no pasaría ni hoy ni nunca, era un sueño muy lejano y el chico me lo recordó. Incluso en el otros distritos era temida y eso que de los mentores era la que menos quería participar en cosas "sociales" mientras mas lejos de las cámaras de panem y todo aquello mejor... Supongo que siempre añoré una vida tranquila... Pero eso nunca sera posible.
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
“Si, yo también pienso eso” me repetí internamente cuando ella menciono que debería irme, pero de todos modos no podía, no al menos ahora con lo que tenía; me indico el camino de regreso pero yo solo me quede ahí, toque mi brazo izquierdo con la mano derecha sobándolo un poco, cosa que hacía de vez en cuando en situaciones algo incomodas, pocas veces me había encontrado con una mujer -ajena a mi hermana- que estuviese llorando o en una forma tan deprimente por lo que realmente no sabía qué hacer, ahora incluso más que miedo sentía vergüenza por ella, era algo gracioso, siempre me vi como alguien patético pero ahora mismo ella se notaba más patética que yo sin razón aparente. No dije nada, de todos modos no sabía que decir, solamente camine hasta una roca grande donde anteriormente ella coloco el dinero y ahí me senté, mirándola y esperando hasta que se calmara, probablemente pasaron diez minutos y cuando finalmente ella se calmó pareció que se quedaba dormida, extraño pero que se le iba a hacer. Mire al cielo ahí en completa calma, ¿acaso de verdad una mentora podía ser alguien común?, ahora esa duda invadía mi mente.
Tras otros veinte minutos más o menos ella de repente despertó levantándose, igual que antes tome algo de precaución y me levante de la roca pero en esta ocasión no eche a correr ni retrocedí, solamente me quede atento porque en cualquier rato ella podía volverse loca como antes -¿Porque llorabas?- pregunte con algo de temor pero más que nada con curiosidad, en esencia porque yo entendía algo de lo que significaba llorar en diversas ocasiones -¿Tienes miedo?- le mire fijamente mientras ella se levantaba del suelo y aunque no creía que fuese miedo de alguna forma lograba percibir que le dolía algo, supongo que podía sentirlo porque a mí y sobre todo a mis hermanos siempre les dolía algo en el interior y con el paso del tiempo aprendí a reconocerlo, como si fuese uno de esos perros con un olfato impecable. Ella sin embargo no me respondió, solamente se quedaba ahí parada, como perdida, agache entonces la cabeza y volví a tomar asiento en la roca jugando un poco con mis dedos -Lo siento si corrí de ti, pero pensé que me ibas a matar o que me ibas a acusar con los agentes de la paz- me disculpe.
Hice una mueca y regrese la mirada al cielo -Soy algo miedoso, pero supongo que eso ya lo has comprobado- tome entonces una decisión difícil, bastante a decir verdad, al principio solamente tenía interés en que me ayudara a salir de aquí, pero algo interno me indicaba que ella no era el monstruo que pensaba, incluso hasta me recordaba un poco a mi hermana, solo que era más gritona y rara -Toma…- deje las monedas sobre la roca -A la mejor tú las necesitas y si no es tu oveja no tienes por qué pagarme- espere simplemente a que las tomara.
Tras otros veinte minutos más o menos ella de repente despertó levantándose, igual que antes tome algo de precaución y me levante de la roca pero en esta ocasión no eche a correr ni retrocedí, solamente me quede atento porque en cualquier rato ella podía volverse loca como antes -¿Porque llorabas?- pregunte con algo de temor pero más que nada con curiosidad, en esencia porque yo entendía algo de lo que significaba llorar en diversas ocasiones -¿Tienes miedo?- le mire fijamente mientras ella se levantaba del suelo y aunque no creía que fuese miedo de alguna forma lograba percibir que le dolía algo, supongo que podía sentirlo porque a mí y sobre todo a mis hermanos siempre les dolía algo en el interior y con el paso del tiempo aprendí a reconocerlo, como si fuese uno de esos perros con un olfato impecable. Ella sin embargo no me respondió, solamente se quedaba ahí parada, como perdida, agache entonces la cabeza y volví a tomar asiento en la roca jugando un poco con mis dedos -Lo siento si corrí de ti, pero pensé que me ibas a matar o que me ibas a acusar con los agentes de la paz- me disculpe.
Hice una mueca y regrese la mirada al cielo -Soy algo miedoso, pero supongo que eso ya lo has comprobado- tome entonces una decisión difícil, bastante a decir verdad, al principio solamente tenía interés en que me ayudara a salir de aquí, pero algo interno me indicaba que ella no era el monstruo que pensaba, incluso hasta me recordaba un poco a mi hermana, solo que era más gritona y rara -Toma…- deje las monedas sobre la roca -A la mejor tú las necesitas y si no es tu oveja no tienes por qué pagarme- espere simplemente a que las tomara.
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
Me quede inmóvil por unos momentos, incluso parecía estar en un sueño donde yo me unía a lo que me rodeaba... Me sentía justo como cuando soñaba que era invisible y nadie me notaba, ni me veía, ni trataba de hablarme ni nada, sentía incluso una pequeña libertad momentaria donde en mi propia soledad encontraba el alivio, pero solo era momentaria, por que después de ello encontraba el dolor. Aveces me preguntaba si estaba bien que siguiera existiendo.
El letargo se fue desvaneciendo de mi lentamente y mis ojos fueron los primeros en liberarse de él cuando se abrieron lentamente pestañeando un poco por la luz. Al notar que aún estaba en este lugar recordé que tenía que regresar a casa y sin mucho ánimo me levante dispuesta a regresar aunque no tuviera muchas ganas de ello. Pero unas palabras me sorprendieron, se me había olvidado que hace unos momentos estaba aquel chico extraño por aquí y aunque no denoté tanto aquella sorpresa solo lo miré con la mirada baja, no tenía con que contestarle ademas de que no sabría su respuesta, seguro se reiría como todos aquellos que se enteran que una mentora es mas débil que otra cosa, seguramente comenzaría a cantar y reír diciendo que soy patética... Como siempre a pasado, como siempre he vivido... Por eso prefería no decir nada, dejar solo esa pregunta sin contestar aunque por dentro sabía lo que pasaba.
Estaba muy callada, ahora realmente no tenía palabra alguna que dirigir al chico pero él comenzaba a hablar excusándose del por que de sus actos pero seguía perdida, lo escuchaba pero al mismo tiempo parece que solo era una estatua por que no tenía reacción alguna, solo asentía pocas veces y era lo único, pero al final el chico hizo algo que no me esperaba, aquel dinero que le había dado lo dejó en la roca para que lo recogiera a lo cual por un momento llamó mi atención.
Giré mi cabeza un poco para verlo y aun con la mirada vacía miré el saco para cerrar mis ojos y negar un poco. — Dinero no es lo que me falta... — Al fin y al cabo el capitolio me daba suficiente para vivir. — Tampoco la comida, ni la vestimenta como algunos chicos en este distrito... — En si... Llevaba una vida fácil como mentora, todo lo que quería podía conseguirlo con el dinero, pero a comparación de otros mentores yo no derrochaba el dinero en comprar cosas como si fuera del capitolio ni nada por el estilo, en si era rara parecía que prefería seguir pasando hambre que estar viviendo así, en si aveces con el dinero no hacia nada, pues en lo que más gastaba solo era en medicamentos. — Puedes quedártelo... No importa... — Fue lo único que dije para luego mirarlo.
— Tu no eres de aquí ¿Verdad? — Lo había notado, pues siendo mentora de este distrito aprendí a conocer casi a todos los que residen aquí. — No te haré daño... Nunca lo he hecho a alguien después de los juegos... — A decir verdad ni siquiera a ellos les hubiera hecho nada, pero cuando mataron a Billy... Todo cambió. — No soy la mentora que todos dicen que soy... Ni siquiera la que admira el capitolio. — Fue lo último que dije para sentarme en un árbol cercano a mi tomando aun distancia del chico pues con todo lo que había dicho, seguro aún me tenía miedo y asustarlo no era lo que quería.
El letargo se fue desvaneciendo de mi lentamente y mis ojos fueron los primeros en liberarse de él cuando se abrieron lentamente pestañeando un poco por la luz. Al notar que aún estaba en este lugar recordé que tenía que regresar a casa y sin mucho ánimo me levante dispuesta a regresar aunque no tuviera muchas ganas de ello. Pero unas palabras me sorprendieron, se me había olvidado que hace unos momentos estaba aquel chico extraño por aquí y aunque no denoté tanto aquella sorpresa solo lo miré con la mirada baja, no tenía con que contestarle ademas de que no sabría su respuesta, seguro se reiría como todos aquellos que se enteran que una mentora es mas débil que otra cosa, seguramente comenzaría a cantar y reír diciendo que soy patética... Como siempre a pasado, como siempre he vivido... Por eso prefería no decir nada, dejar solo esa pregunta sin contestar aunque por dentro sabía lo que pasaba.
Estaba muy callada, ahora realmente no tenía palabra alguna que dirigir al chico pero él comenzaba a hablar excusándose del por que de sus actos pero seguía perdida, lo escuchaba pero al mismo tiempo parece que solo era una estatua por que no tenía reacción alguna, solo asentía pocas veces y era lo único, pero al final el chico hizo algo que no me esperaba, aquel dinero que le había dado lo dejó en la roca para que lo recogiera a lo cual por un momento llamó mi atención.
Giré mi cabeza un poco para verlo y aun con la mirada vacía miré el saco para cerrar mis ojos y negar un poco. — Dinero no es lo que me falta... — Al fin y al cabo el capitolio me daba suficiente para vivir. — Tampoco la comida, ni la vestimenta como algunos chicos en este distrito... — En si... Llevaba una vida fácil como mentora, todo lo que quería podía conseguirlo con el dinero, pero a comparación de otros mentores yo no derrochaba el dinero en comprar cosas como si fuera del capitolio ni nada por el estilo, en si era rara parecía que prefería seguir pasando hambre que estar viviendo así, en si aveces con el dinero no hacia nada, pues en lo que más gastaba solo era en medicamentos. — Puedes quedártelo... No importa... — Fue lo único que dije para luego mirarlo.
— Tu no eres de aquí ¿Verdad? — Lo había notado, pues siendo mentora de este distrito aprendí a conocer casi a todos los que residen aquí. — No te haré daño... Nunca lo he hecho a alguien después de los juegos... — A decir verdad ni siquiera a ellos les hubiera hecho nada, pero cuando mataron a Billy... Todo cambió. — No soy la mentora que todos dicen que soy... Ni siquiera la que admira el capitolio. — Fue lo último que dije para sentarme en un árbol cercano a mi tomando aun distancia del chico pues con todo lo que había dicho, seguro aún me tenía miedo y asustarlo no era lo que quería.
Kity K. Kraso- Mentor
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
Dinero no le faltaba, claro que idiota soy, siendo una mentora ella debía tener por montones, muchas veces me pregunte qué diablos tenían en la aldea de los vencedores, ¿casas inmensas?, ¿lujos del capitolio?, seguramente, pero eso yo nunca lo iba a saber, no al menos de cuenta propia, tampoco quería indagar más en el tema, era peor pensar en que aquello no lo podría tener jamás que meterme en la cabeza la idea de que algún día esto cambiaria, lo que desde mi perspectiva no era así. No quise responder, porque de todos modos, ¿qué iba a decirle?, ¿qué a mí me faltaba todo eso?, ¿que mi familia pese a todo no estaba tan mal como otras?, ¿que en mi distrito había niños que morían de frio en invierno por falta de cobijo?, no, dudo mucho que eso le incumba y a fin de cuentas, ella no tiene la culpa de ello, gano los juegos, merece vivir bien, creo. Cuando dijo que podía quedármelo dude un segundo, pero posteriormente recordando lo que podía comprar con el mismo lo tome enseguida guardándolo en mis bolsillos, no agradecí porque no creí que fuera necesario, aunque si estaba un poco más relajado.
Me pregunto si era de por aquí y negué un tanto con la cabeza, aunque no di respuesta, no me gustaba decir que venia del doce, a muchos no les agradábamos, incluso en los distritos bajos varias personas aún seguían pensando que por culpa de mi distrito ellos estaban peor que antes, pues según lo que mi hermana me ha contado, tiempo atrás, antes de la rebelión iniciada por mi distrito, las cosas estaban mejor, no eran de lujo, pero mejor; tras la derrota de mi distrito todos tuvieron que pagar, por esa razón buena parte de la población aun pensaba que de no ser por mi distrito las cosas serían mejores. Me dijo que no me haría daño, solamente lo hizo durante los juegos, lo cal entendía, ahí era matar o dejar que te mataran, preferiblemente yo no pensaba en eso, pues de un día ser elegido no tendría ninguna oportunidad. Cuando comenzó a decir que no era la mentora que todos creíamos me quede en silencio, yo no sé mucho de los mentores, solamente sé que ganan los juegos y viven cómodamente por ello, más nunca conocí a alguno hasta ahora, incluso los de mi distrito se mantenían distantes.
Tomo asiento a cierta distancia lo cual agradecí, no me confiaba de ella todavía -Uhm…- hubo silencio por unos segundos hasta que finalmente me atreví a dirigirle -No creo que deberías tomar tan a pecho lo que la demás gente piensa de ti, eres una mentora, todos piensan cosas de ustedes, creo que es porque en los juegos son otra persona y cuando vuelven ya no creemos que puedan ser la misma que conocimos en su tiempo- mire un momento al cielo -Es difícil creer que una persona pueda regresar de los juegos siendo la misma- nuevamente guarde mis opiniones.
Me pregunto si era de por aquí y negué un tanto con la cabeza, aunque no di respuesta, no me gustaba decir que venia del doce, a muchos no les agradábamos, incluso en los distritos bajos varias personas aún seguían pensando que por culpa de mi distrito ellos estaban peor que antes, pues según lo que mi hermana me ha contado, tiempo atrás, antes de la rebelión iniciada por mi distrito, las cosas estaban mejor, no eran de lujo, pero mejor; tras la derrota de mi distrito todos tuvieron que pagar, por esa razón buena parte de la población aun pensaba que de no ser por mi distrito las cosas serían mejores. Me dijo que no me haría daño, solamente lo hizo durante los juegos, lo cal entendía, ahí era matar o dejar que te mataran, preferiblemente yo no pensaba en eso, pues de un día ser elegido no tendría ninguna oportunidad. Cuando comenzó a decir que no era la mentora que todos creíamos me quede en silencio, yo no sé mucho de los mentores, solamente sé que ganan los juegos y viven cómodamente por ello, más nunca conocí a alguno hasta ahora, incluso los de mi distrito se mantenían distantes.
Tomo asiento a cierta distancia lo cual agradecí, no me confiaba de ella todavía -Uhm…- hubo silencio por unos segundos hasta que finalmente me atreví a dirigirle -No creo que deberías tomar tan a pecho lo que la demás gente piensa de ti, eres una mentora, todos piensan cosas de ustedes, creo que es porque en los juegos son otra persona y cuando vuelven ya no creemos que puedan ser la misma que conocimos en su tiempo- mire un momento al cielo -Es difícil creer que una persona pueda regresar de los juegos siendo la misma- nuevamente guarde mis opiniones.
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Re: ¿Has perdido algo? || Libre
Aún me sentía intranquila por lo de hace un momento y lo peor mi cabeza no dejaba de palpitar por lo cual aunque no tuve respuesta del chico me quede viendo el césped un momento hasta que comenzó a hablar. Me sentía un poco ridícula contándole mis problemas a un niño más pequeño que yo, es más, era un desconocido para mi, realmente había tocado fondo.
— Todos pueden pensar lo que quieran.. Pero no agredir a otro... — Aveces en mi distrito me trataban como una desertora por estar "a lado del capitolio" cuando ni siquiera pensaba así. Solo tenía la mala suerte de haber sido ganadora. — No se por que te estoy contando esto.. — Dije tapándome nuevamente el rostro con mis manos dejando que mi cabello cubriera un poco mi rostro pasando sobre mis hombros.
— Es difícil creerlo... Pero no imposible, yo no quise ir, pero ellos me obligaron y ahora todos piensan que yo debo salvarlos ¿Pero como? Yo solo tuve suerte... — Mi cabeza comenzaba a doler más fuerte a lo cual pase mis manos hacia mis cienes apretando un poco mis ojos.
— Lo siento... Debo irme... Espero el pago sea suficiente. — Me sentía muy cansada y ademas de que con el dolor de cabeza y viendo bien la hora comenzaba a atardecer, así que sería mejor regresar a casa. — Si no es suficiente pasa después por la villa de los vencedores... Ahí te pagaré lo que falte. — Mencioné parándome para comenzar a caminar, no presté atención si decía algo o no después de eso pero así llegué a mi casa abriendo la puerta y dándome cuenta que mi bolsa la había olvidado allá donde estaba hablando con el chico, siempre solía hacer eso cuando me dolía mucho la cabeza, pero ya sin importarme el haber perdido otra bolsa llena de medicamentos me fui a dormir a mi cama, necesitaba descansar.
— Todos pueden pensar lo que quieran.. Pero no agredir a otro... — Aveces en mi distrito me trataban como una desertora por estar "a lado del capitolio" cuando ni siquiera pensaba así. Solo tenía la mala suerte de haber sido ganadora. — No se por que te estoy contando esto.. — Dije tapándome nuevamente el rostro con mis manos dejando que mi cabello cubriera un poco mi rostro pasando sobre mis hombros.
— Es difícil creerlo... Pero no imposible, yo no quise ir, pero ellos me obligaron y ahora todos piensan que yo debo salvarlos ¿Pero como? Yo solo tuve suerte... — Mi cabeza comenzaba a doler más fuerte a lo cual pase mis manos hacia mis cienes apretando un poco mis ojos.
— Lo siento... Debo irme... Espero el pago sea suficiente. — Me sentía muy cansada y ademas de que con el dolor de cabeza y viendo bien la hora comenzaba a atardecer, así que sería mejor regresar a casa. — Si no es suficiente pasa después por la villa de los vencedores... Ahí te pagaré lo que falte. — Mencioné parándome para comenzar a caminar, no presté atención si decía algo o no después de eso pero así llegué a mi casa abriendo la puerta y dándome cuenta que mi bolsa la había olvidado allá donde estaba hablando con el chico, siempre solía hacer eso cuando me dolía mucho la cabeza, pero ya sin importarme el haber perdido otra bolsa llena de medicamentos me fui a dormir a mi cama, necesitaba descansar.
Kity K. Kraso- Mentor
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