Imaginarium [Express] || Priv. Noelle

Segundo día del festival de vasallaje

Parecía que el día de hoy haría la misma rutina que ayer, pues encontré interesante el hecho de toparme con personas que no eran prácticamente similares a los que solía tratar en el Capitolio. Por ello mismo otra vez había venido a parar en la zona abierta al público en general, con la ligera diferencia de que en esta ocasión no llegaría a perderme entre los puestos... y las pocas personas que ahora iban caminando de un lado a otro. Supuse que eso era normal, teniendo en consideración que hasta hace poco habían dicho que se estaba llevando a cabo una especie de concurso. Hubiera ido a verlo, pero me entretuve en el edificio de justicia que cuando vi la hora supe que no llegaría a tiempo.

O más bien, llegué en el tiempo para ver como las personas salían del sitio comentando sobre los resultados de dicho concurso. Algunos murmuraban cosas con gestos de sorpresa, apenas y llegué a captar que nunca imaginaron que cierta chica fuese la ganadora del evento. Yo lo único que pensaba es que tendré que atravesar a toda esa multitud para ir hacia otro punto de la zona pública.

— Parecen sardinas, ¡muévanse ya! — dije, más pocos me voltearon a ver con cara de pocos amigos mientras otros tantos me ignoraron. En una de esas, alguien me empujó -vaya deja vú- y terminé sosteniéndome del brazo de una chica para no caer — Disculpa — dije, y alcé la mirada para verla.

Jamás hubiera pensado que fuese remotamente posible ganar algún concurso, considerando su condición. Nadie hubiera apostado por ella, ni siquiera ella misma. Pero lo había logrado, como una especie de milagro y Noelle estaba mas que feliz. Caminaba entre la multitud, despacio y mientras lo hacia, escuchaba algunas felicitaciones, otros tantos murmullos en los que despectivamente mencionaban que no era posible que ella hubiera ganado, pero no importaba, porque había aguantado la carrera y había llegado primero que los profesionales que se habían presentado.

Se ayudaba del viejo bastón de madera que le había hecho su padre para guiarse hasta el sitio donde se estaba quedando en esos días, pero estaba tan apretada entre la multitud que no era de mucha ayuda. Hasta que sintió que alguien la tomaba por el brazo de forma brusca, esa persona se disculpo casi de inmediato, y Noelle se detuvo, apretando su bastón en la otra mano - Esta bien... no pasa nada - sonrió de forma amigable, con la medalla que indicaba su puesto en la carrera, brillando sobre su cuello

A este paso creo que terminaré odiando el distrito 6. No sé cuantas veces he tenido accidentes, principalmente por empujones de parte de bestias que no saben hacia donde caminar o a que lugar dirigirse. Tsk, y luego dicen que la del problema soy yo, ¿cómo no quieren que me moleste todo esto?

Una vez que puse bien los pies en la tierra, miré a la chica y fue ahí cuando me di cuenta de que un objeto brillante colgaba de su cuello. Era fácil de reconocer su puesto con aquella insignia que tenía el número uno decorado de laureles — Así que eras tú... — murmuré, conforme me soltaba de su brazo. Ahí fue cuando noté el segundo detalle que de ella destacaba: el bastón que llevaba en una de sus manos. Arqueé una ceja ¿le pertenecía a ella? — Felicidades... supongo — ni siquiera estuve en la competencia como para decir que lo había hecho bien.

— Deberíamos de movernos. Al parecer a algunas personas poco les importa que alguien se detenga aquí — comencé a recibir otros empujones a los lados. Malditos, ¿qué les costaba moverse a un lado para no chocar con nadie?

Noelle se mantuvo tranquila, aunque los empujones y las quejas de las personas la desesperaban bastante. Escuchó a la chica y se encogió un poco apenada, jamás había ganado nada en su vida, así que eso de los cumplidos era algo bastante desconocido. Sonrió, en ningún momento dirigió su mirada hacia la chica con la que conversaba, no tenía caso hacerlo si no vería demasiado, solo algo demasiado borroso. - Gracias... - se apenó un poco mas y apretó su bastón con mas fuerza.

- Si, ya quiero salir de toda esta multitud...me llamo Noelle, por cierto - contestó, empezando a avanzar con cierta dificultad, dando unos cuantos empujones luego de que la empujaran a ella. Pudo escuchar a su lado las voces de unos chicos comentando que como era posible que una ciega ganara la carrera, y como esperaban verla en los juegos, todo en un tono bastante burlón y despectivo.

Cuando le hablé ella no miró en mi dirección. ¿Será que...? No puedo anticiparme a las cosas, tal vez y tenía su atención enfocada en una cosa completamente diferente que a una chica cualquiera como yo que nada más se había topado con ella por accidente.  Menos mal que había aceptado en que deberíamos de movernos de lugar si no queríamos salir peor que ahora — En ese caso, vamos por aquí — la tomé del brazo para que no se perdiera y caminé entre la gente en busca de una salida. Quedarnos al borde estaría bien de momento — La chica que evitaste que cayera se llama Nahla — vaya modo de presentarme — Y como te habrás dado cuenta, no le gusta estar entre las multitudes — comenté con cierta gracia.

A nuestras espaldas unos chicos comenzaban a hablar de lo decepcionados que se encontraban de que una ciega ganara en la carrera de los obstáculos, diciendo que si estuviera en los juegos seguramente no duraría ni un día en la arena. Era tanta la estupidez que salía de sus bocas que me terminé molestando — Oye idiota — me detuve, era fácil reconocer en donde estaban esos críos — Apuesto a que ni podrías hacer lo mismo que ella ni con los supuestos cinco sentidos que tienes. Tus neuronas mueren de solo pensarlo — finalicé. Sé que no puedo armar un alboroto, pero me doy por satisfecha con lo que he dicho.

Las multitudes la confundían, era demasiado ruido, demasiada gente rompiendo su espacio personal, como para tolerarlo por mucho tiempo. Para su buena suerte, aquella chica tampoco parecía muy conforme con estar metida en aquel tumulto de gente, le agrado saber su nombre, uno bastante poco común. Dejó que Nahla la cogiera del brazo y la guiara, ya que en aquel momento, encontrar el camino por su propia cuenta sería algo especialmente difícil. Luego de escuchar a los chicos, y antes de que Noe pudiera decir algo en su defensa, la chica que la acompañaba se detuvo y les dejo bien claro la situación.

Las mejillas de Noelle se encendieron, ella solía buscar formas mas tranquilas de arreglar la situación, pero aquel comentario mordaz por parte de Nahla le pareció bastante adecuado. - Muchas gracias... no tenías por que... - aseguró, dudando si avanzar o no. - Todos han dicho lo mismo... supongo que no importa... - se encogió de hombros, ya extrañaba la seguridad de su casa, el estar con su papá y el sentirse mas tranquila en su distrito. - ¿De donde eres? Yo soy del distrito once, tal vez por eso mi lugar en la carrera parece demasiado... increíble - soltó la ultima palabra de forma dudosa, ni ella misma podía creerlo todavía. Después de todo, ni había podido darse cuenta que iba a la cabeza durante la competencia, incapaz de ver al resto de los contendientes.

Conforme íbamos avanzando sentía que podía respirar con mayor facilidad. Estoy segura de que si hubiéramos permanecido otro minuto ahí dentro habría desatado todavía más mi mal humor, así como aquellos chicos lo habían hecho hace poco. El que no dijeran nada me hizo sentir mucho mejor. Si vas a ofender a alguien, es porque debes de tener buenos argumentos y no sacarte nada de la manga. Tengo casi 22 años practicando eso con mis hermanos.

— No puedo quedarme de brazos cruzados y más que tú no les has hecho nada. Si los comentarios de alguien se vuelven molestos tienes que buscar algo para callarlos. A veces es más fácil ir por la mala vía para hacer entender a las personas — y ser bueno todo el tiempo es agotador y falso. El que las personas te vean como alguien vulnerable nada más aviva sus ganas de estar jodiendo a los demás — Si tienes suficiente confianza en ti misma deberías de restarle importancia a pequeñeces como estas, ¿de verdad vale lo que ellos digan? — a mi parecer no. No sólo con palabras puedes dejar mudo a alguien, sino también los hechos y acciones jugaban parte importante.

Por fin salimos del gran grupo que caminaban hacia todos lados. Noelle comentó el lugar de donde provenía a lo cual yo arqueé una ceja — No he tenido oportunidad de ir al 11... pero conozco un poco por las historias que alguien me contaba — mamá solía hacerlo... — Uhm, soy del Capitolio... y pese a los comentarios, creo que causaste una buena impresión en la gente — la falta de alguna cualidad no era motivo para darse por vencido y ella era ejemplo de eso.

Conforme avanzaban, Noelle se iba sintiendo mas y mas tranquila. Después de todo, no tenía por que sentirse mal, ella le había ganado a un grupo de chicos que tenían los cinco sentidos, ¿por que preocuparse por lo que dijeran? Escucho las palabras de Nahla, y no pudo estar mas de acuerdo, tenía toda la razón al respecto, aunque aun así no era capaz de dejar de lado su amabilidad para con todos los que la rodeaban. - Bueno, en si, les hice algo: le gane a sus favoritos en la carrera, supongo que eso les molesto - sonrió bastante mas segura de si misma. - No vale lo que digan, pero dejalos, ya estoy acostumbrada - aseguro, ya que eso siempre le pasaba.

La chica le comento que provenía del Capitolio, a lo cual Noelle soltó un pequeño suspiro. Jamás había ido a ese lugar, y si algún día llegaba a hacerlo, seria por los juegos. - Estamos igual, nunca he ido al Capitolio. Supongo que ha de ser bonito y lujoso. - se apenó un poco cuando le dijo que seguro había causado una buena impresión. - Vaya... eso es bueno, supongo. Yo solo corrí como si estuviera en mi distrito, de hecho, me duelen algo las piernas - sonrió, con las mejillas sonrosadas, no estaba acostumbrada a los cumplidos.

Supuse que por favoritos tal vez se refería a chicos de los distritos altos. Mucha gente, y en especial los del Capitolio, tienen en mente que por el hecho de estar bien entrenados eran prácticamente invencibles. No sé por qué motivo les molesta, yo en su lugar probablemente me habría burlado al ver la cara de desilusión de otras personas. Supongo que para ojos de otros, el Capitolio ha de ser el lugar ideal para vivir un tiempo, yo que venía de ahí tenía otro tipo de opinión — En un inicio tal vez todo parezca como de fantasía pero después de un tiempo comienzas a aborrecer hasta los colores chillones que la gente viste. Pareciera que para ellos las palabras "límite" y "excesos" no existen — me encogí de hombros.

Miré los alrededores y pensé que sería bueno caminar hacia la derecha, pues parecía estar más tranquilo todavía — Ese dolor es prueba de tu esfuerzo — comenté y después enarqué una ceja — Es más, ¿por qué no me cuentas sobre la carrera? No pude llegar a tiempo para verla... — tampoco es como si hubiera hecho el esfuerzo por levantarme temprano para asistir a ello.

Sabía bien como estaba aquello de los profesionales, por que siempre ganaban y por que la mayoría de los patrocinadores preferían apoyarlos a ellos. A su parecer, no era justo que en otros distritos los entrenaran desde niños, pero no había nada que pudiera hacer al respecto para remediarlo. Solo podía atenerse a lo que tenía y tratar de sacarle el mayor provecho posible. - Suerte que no veo demasiado - sonrió, aunque en sí no le interesaba vivir en un sitio mas lujoso, si no mas bien seguir con su vida sencilla, solo no tener tantas carencias. No parecía demasiado pedir considerando lo duro que trabajaba su padre y el gran esfuerzo que ella hacía en sus intentos por ser de ayuda en casa. Por un momento, sintió algo de envidia, Nahla seguramente comía mas de dos veces al día, y en cantidades de sobra.

La siguió sin chistar, escuchando su petición sobre que le contara como había estado la carrera. Noelle dudó un poco, no se consideraba a sí misma una buena narradora. - Bueno, pues era una carrera de obstáculos, y si no hubieran dicho cuales eran, tal vez no me hubiera ido tan bien - se encogió de hombros y tomó aire para seguir avanzando con ella - Primero fue correr cincuenta metros, no soy muy rápida... luego fue arrastrarse en lodo, había creo que algo afilado, por que me arañe el hombro, fue leve. Y después hubo una piscina, no soy demasiado buena nadando, pero me las apañe... y bueno, lo que creo que me ayudó fue el último obstáculo, que era trepar un muro, en casa siempre trepaba árboles y eso, así que fue bastante sencillo. - concluyó, en si, sus recuerdos del evento se reducían a lo ruidos que había escuchado y lo que había sentido, nada mas.

A estas alturas no puedo negar que lo que había dicho era cierto. Recuerdo que hace poco había hablado de una boda colorida con mis hermanos donde los trajes de la pareja había dejado mucho que desear — A estas alturas todavía me sorprende no tener problemas con la vista... ni los árboles o las mascotas se salvan de las locas ideas de sus propietarios — como el árbol amarillo fosforescente o la extraña mezcla de mascota que tenían los vecinos — Pareciera como si... entrases en una dimensión en que las cosas más raras se hacen realidad. Por eso también es bueno salir de ahí de vez en cuando y conocer otras cosas de los distritos aunque no logremos encajar con la vestimenta — la gente por lo general viste cosas más sencillas, sin estampados llamativos o con colores que atrajeran la mirada de terceros. Ambientes más tranquilos, como mamá los describía...

Presté atención a su descripción sobre lo ocurrido en la carrera de obstáculos y pensé que tal vez yo tampoco hubiera tenido oportunidad. No soy del tipo deportivo, mas me ejercito cuando tengo la oportunidad — Parecen obstáculos bastante complicados... por cierto, ¿ya te has revisado la herida del hombro? — a veces uno no siente, pero cuando se ve la herida pareciera que en realidad había sido completamente diferente de lo que se sentía. — ... ¿qué tan difícil es trepar un árbol? En el capitolio puedes ver de todo menos a la misma naturaleza... hay edificios en todas partes — y las plantas modificadas genéticamente eran otra historia.

Si bien Noelle era capaz de ver sombras, luces y algunos colores, no podía diferenciar formas. Su mundo se reducía a manchas borrosas y difusas. No sabía como explicarlo, porque en sí, toda su vida había estado así, ciega. No podía tampoco negar que le gustaría ver al menos una sola vez, le picaba la curiosidad. - Frany me contó un poco sobre eso. Aunque no entiendo el porqué exagerar tanto. - tal vez lo entendería si fuese del Capitolio.

Se llevo la mano hacia el hombro, tocando con las.yemas de sus dedos donde.estaba la herida. - Está bien, es sólo un rasguño. - aseguró, tomándose del brazo de la chica de nueva cuenta. Al escuchar aquello de que en el Capitolio no había árboles, Noelle sintió algo de pena. - No es difícil, yo lo puedo hacer y eso que a papá le dijeron que yo no podría hacer nada - sonrió, su papá siempre la animaba con eso. Y pensar que decían que no harías nada por tu cuenta, le decía cada vez que lograba algo.

Llegó un momento en el que tuve que detener mi línea de pensamientos ya que había pronunciado algo que de momento no encajaba con las cosas que yo conocía — ¿Quién es Frany? — pregunté, pensando que podría tratarse de alguno de sus familiares o conocidos. Tampoco puedo imaginar que clase de cosas le habrá dicho sobre el lugar. La mala fama nos la hacíamos nosotros mismos así que no me sorprendería mucho — Cada día hay algo nuevo... supongo que la gente no se cansa de experimentar con ello — y aquí entre nos, admito que en algún momento también he terminado con el cabello de colores, aunque por ahora he preferido tenerlo castaño otra vez.

Esperaba que de verdad su herida estuviese bien, porque en dicho caso de que pasara algo no sabría de que modo reaccionar. Para ella parecía fácil decir lo de trepar árboles, pero para mi creo que el resultado sería distinto — Oh, entonces desde ahí rompiste los estándares. La gente cree que no podrías hacerlo pero les has demostrado lo contrario en más cosas que una carrera — antes había dicho que estaba acostumbrada a los comentarios de mala fe que le decían, pero en ella estaban más argumentos para contrarrestarlos, debería aprovechar eso.

— Bien Noelle, no sé tú pero al menos a mi al pensar en todo esto me ha dado hambre, ¿te apetece ir por algo de comer? — pregunté. Me había topado con alguien interesante y por ello mismo le extendí la invitación a acompañarme.

Se apenó un poco - Oh, lo siento... ehm Frany ganó los juegos hace dos años... es la mentora de mi distrito.. y... - prefirió omitir la parte en la que Frany se había presentado voluntaria en su lugar. - Y... amiga mía - concluyó la explicación y recordó las pocas cosas que la borracha de la mentora le había contado, entre ellas, algo que la había dejado pasmada. - ¿Es cierto que comen... hasta reventar... y van a vomitarlo para seguir comiendo...? - cuestionó con voz bajita, dudosa. Esperaba que no fuera cierto, ya que eso si que daría coraje. Ella apenas tenía que comer.

Ya estaba demasiado apenada con todos los cumplidos, y no supo que mas responder, para su buena fortuna, la chica la invito a comer - ¿Comer? Esto.. creo que no tengo dinero... Pero puedo ir contigo - sonrió un poco y se encogió de hombros.

Intenté hacer un poco de memoria para recordar a la persona de la que me estaba hablando. He visto mentores en los pasados años pero me es más fácil reconocer a la gente por sus rostros que por sus nombres — Hmm, Frany... creo que sé de quien me estás hablando — vagamente me hago la imagen de una joven de cabello largo y ¿ondulado? De cualquier modo ya sabré de quien me habla cuando los mentores se reúnan de nuevo en este año para los juegos. Vaya, otro año se va a cumplir desde que mamá nos dejó...

— ¿Qué cosa? — su pregunta me desubicó un poco. Y si soy sincera me da una ligera sensación de asco pensar en ello — Ugh, no todos hacemos eso... — al menos yo no lo había hecho... a menos que fuese por una resaca — Yo conozco contados casos de personas que lo hacen, por lo general gente que dice ser importante. Si te soy sincera no le veo mucho sentido a eso de "coma, vomite y siga comiendo" — grandes comerciantes, distribuidores, entre otros tantos. Aunque eso sí, comida es algo que no falta en ni una sola mesa.

— Hey, yo no dije que tú ibas a pagar. Te estoy invitando y por eso hoy todo corre por mi cuenta — miré los alrededores y decidí tomar un camino por la derecha — Vamos hacia allá. Por lo que escuché también hay buenos puestos aquí — banderillas, brochetas, malteadas... una gran variedad de comida ya fuese por parte de algún distrito o algunos negocios del Capitolio.

Le alegró bastante que no todos los del Capitolio llevaran a cabo esa extraña práctica. Le sonaba bastante asqueroso, y no precisamente por la parte de vomitar, si no por eso de desperdiciar comida mientras en los distritos, la gente se moría de hambre. - No entiendo las costumbres de por allá. - comentó con voz suave y dudosa, - Debe ser alguna moda... rara o algo así - supuso, mas bien para si misma, dejándose guiar por Nahla hacia la dirección que ella quisiera.

Sus mejillas se encendieron mas, no estaba acostumbrada a que le invitaran o regalaran cosas. - ¿Segura? No tienes por qué - se mantuvo tomada de su brazo, siguiéndola hacia donde ella la guiaba, sin siquiera saber donde se encontraba. Si en aquel momento la dejaba sola, Noelle estaría completamente perdida. - No he probado nada de ningún puesto... así que no se - había llevado consigo un par de manzanas y naranjas, a punto de echarse a perder, que era lo mejor que podía llegar a conseguir en la situación económica en la que vivía.

El hecho de que Noelle estuviera tomada de mi brazo me hizo pensar en un instante en una niña pequeña, o en dado caso en una hermanita menor. De todos los Kubler, yo era la menor por cosa de nada a comparación de los dos supuestos hombres de la familia. Sonreí ligeramente — A mi parecer, hay 2 cosas necesarias que se necesitan para destacar en el sitio de donde yo vengo: la primera es la moda como tal , hasta pareciera que fuese la comida de todos los días; y en segunda... la actitud. — cada día hay tendencias nuevas, sabores diferentes y lo que quisieran, pero tu actitud es algo que te determinaba. ¿Quién dice que en el Capitolio tampoco uno busca sobrevivir? Por decirlo del algún modo...

— A una ganadora se le debe de tratar como tal. Tienes el premio, ahora falta el festín — si mis hermanos me vieran ahora tal vez creerían que era una locura. Además, conversar con ella resulta interesante. Poco faltaba para llegar al área de la comida — En ese caso, te diré algunas de las cosas que podremos encontrar en la zona. Hay puestos de carne asada, otros venden banderillas de queso, también cosas más dulces como pastelillos o diferentes piezas de las mejores panaderías de Panem e igual veremos puestos de malteadas, que utilizan desde fresas y mangos hasta las frutas más exóticas que hay en el Capitolio — había mas por supuesto, pero de momento mencioné esos.

En general, Noelle se imaginaba el Capitolio como algo excesivamente colorido y ruidoso, con todas las personas hablando con voces chillonas, exageradas, todos gritando. Imaginaba que todo olía demasiado fuerte y exagerado, suponía que las comidas eran demasiado especiadas, algunas picantes y otras con sabores muy agrios. Pero no podría estar completamente segura hasta que no viajara allá. Y esperaba no tener que hacerlo por los juegos. Esperaba lograr viajar ahí para conseguir una forma de lograr ver.

Nahla no encajaba con esa idea que Noelle tenía sobre el Capitolio y sus habitantes, era alguien demasiado normal para pertenecer a ese extraño mundo que parecía ser el Capitolio. La escuchó con atención, todo lo que le decía era bastante nuevo para ella. Seguir modas no era algo que Noelle entendiera del todo, y tampoco era como que le importara. La comida, en cambio, le gustaba, sobre todo por que era algo necesario y que escaseaba demasiado. - De todo lo que has mencionado, he comido solo las frutas... ¿que sabrá bien? - le pregunto, dudosa de que podría llegar a gustarle.

Si soy sincera, algo bueno que estaba trayendo consigo todo este festival era la oportunidad de conocer cosas distintas a las que uno estaba acostumbrado. Pocas veces he tenido la oportunidad de toparme con personas que fuesen del distrito 5 hacia abajo. Primero por el hecho de que en ocasiones papá llegaba a molestarse ante la simple idea y tiempo después por el motivo de que Kira solía seguir sus mismos patrones.

Abrí los ojos, con ligera incredulidad en la mirada. Oculté mi asombro momentáneo al escuchar sus palabras. Estoy segura que si me mandaran a uno de los distritos bajos por un solo día terminaré llorando — Así que solo frutas... ¿qué acostumbran a comer en tu distrito? — espero que no se ofenda con mi pregunta, pero a lo que me dice es algo que... vaya. Incluso ahora que la veo un poco, su aspecto está más descuidado que otras personas que conozco.

— En fin, mejor vamos a pedir algunas cuantas para que pruebes. Para el festín de hoy tendremos carne asada, banderillas, pasteles con zarzamora y malteadas — menos mal que cerca había una zona con diversas mesas. Decidí encaminarnos hacia ese lugar y dejé que ella tomara asiento — ¿Esperarías aquí mientras voy a pedir? No demoraré mucho — ojalá que la gente de los puestos no tarde demasiado en atenderme.