El inicio del Vasallaje || Mina U. King

"El tren a llegado a su destino..." Fue lo primero que escuché en los parlantes del tren al llegar al distrito 06; Hoy era el inicio del festival que se llevaría acabo por la conmemoración del los 100° juegos del hambre y al parecer muchos estaban entusiasmados por ello; en el capitolio todos hablaban de ir al distrito 06 mientras seguro en los distritos solo hablaban de las posibilidades que les darían para alimentarse además de algunas otras cosas, pero todo esto llevaba atrás una detallada y ardua tarea de la cual parte yo estaba en cargada.

La seguridad en este sitió era importante y más para la princesa Mina quien era quien sería el rostro principal del festival. Cada que alguien de la familia real estaba involucrada en este tipo de eventos yo tenía que estar más al pendiente del detalle de la seguridad y demás, no podía dejar que la imagen de la familia real fuera deshonrada por pequeños detalles o por otros motivos. Era por eso que en estos momentos la rigidez hacia mis subordinados aumentaba pues no permitía ni la más mínima falla en nada; los horarios debían ser cumplidos al pie de la letra y lo que estuviera fuera debía serme notificado así fuera incluso una cusa tan pequeña que pareciera no prestarle importancia, para mi todo era importante y eso me lo había enseñado mi padre antes en su trabajo.

Así fue que después de escuchar que habíamos llegado al distrito seis terminé de leer los informes correspondientes para caminar hacia el vagón de la princesa para escoltarla a la zona exclusiva para ella; justo como lo había ordenado. Acomodé mi uniforme viendo que nada estuviera fuera de si y mientras me miraba en el espejo me coloqué el antifaz para cubrir mi rostro. Como detestaba esa norma de que la guardia real tenía que encubrir su identidad, pues solo la familia real y otras pocas personas podían saber quienes eramos, pero si esas eran las normas las acataría. Fue entonces como me dirigí hacia el vagón especial de la princesa y tocando levemente me puse en firmes esperando a que ella contestara.

— Princesa estamos listos para bajar del tren, la zona exclusiva para usted esta lista justo como ordeno. — Fueron mis palabras mientras esperaba por su respuesta. Hoy todo tenía que salir bien y demostrar nuevamente mi capacidad de llevar un trabajo de excelencia y calidad como siempre lo hago.

Cualquiera que hubiera visto la expresión de la princesa en lo que había durado ese viaje en tren hasta el distrito 06 sabía que estaba completamente a disgusto con todo aquello. Al final no había obligado a ninguno de los chicos del Capitolio a ser su pareja, lo que quería decir que estaba completamente sola en eso. Bueno, estaba Kira, claro. Kira siempre estaba ahí, pero su relación era complicada. Quizás no tanto como con su hermano, pero complicada a fin de cuentas, y más después de los últimos días en el Capitolio.

Mina se había declarado en rebeldía, había estado saliendo todas las noches sin vigilancia, apostando cantidades indecentes de dinero y bebiendo más de la cuenta, un comportamiento más típico de Karoline que de ella, pero que al menos había traído de cabeza a su hermano y, indirectamente, a todos los guardias reales. Y lo que había empezado como un acto de rebeldía para expresar su inconformidad con toda aquella tontería del Festival del Vasallaje se había acabado convirtiendo en algo divertido, que la sacaba de su rutina, y por unos segundos se sorprendió a ella misma encontrándole cierta lógica al comportamiento inmaduro de su hermanastra, compresión que se esfumó instantes más tarde, recordándose lo mucho que la despreciaba. Y por eso, después de esos días, era más difícil que nunca irse a aburrir durante tres días al distrito 06, rodeada de pobres. Tenía claro que no pensaba abandonar la zona exclusiva para ella más que para salir a saludar y sonreír durante unos instantes, para luego volver a esconderse. Con eso debería contentarse su hermano, y si no que la próxima vez fuera él quien se trasladara hasta ahí.

La voz de Kira, que ya vestía su antifaz y parecía preparada la sacó de aquella especie de trance en el que había estado durante todo el viaje. Levantó la cabeza para mirarla y soltó un suspiro sonoro, como si estuviera haciendo un gran esfuerzo. Ella no debía estar muy contenta con el comportamiento que había mostrado en las últimas semanas. No se movió de su asiento, al menos no de momento.

- ¿Cuando tengo que aparecer en público? No me apetece todavía... Ni siquiera tengo curiosidad por el distrito 06. ¿Que tan sorprendente puede ser? – si por ella fuera se quedaría encerrada en ese tren durante tres días. Y no le importaba estar comportándose como una niña consentida. En esos momentos no quería preocuparse por nadie más que no fuera ella misma, y de haber sido solo por su hermano se hubiera quedado ahí sentada, pero el pensar en su padre, débil y enfermo fue lo que hizo que se levantara – Veamos como ha quedado esa zona exclusiva.

Siguió a Kira manteniendo su cara de disgusto, sin siquiera mirar a los guardias con los que se cruzaban de camino. Sin embargo no pudo dejar de notar el gran despliegue de seguridad que había, cosa que aprobó de inmediato. Al menos algo de todo ese desastre saldría bien.

Tardo un poco en contestar así que sin más entre a su vagón viendo como ella estaba ahí sin muchos ánimos, aveces no me agradaba que no me contestaran cuando tocaba pues pensaba que quizás no había nadie adentro, pero entre las dos princesas era su costumbre no contestar por lo cual prefería aveces entrar al no recibir respuesta alguna. Cuando entré ella me recibió con una pregunta sobre su aparición en público por lo cual solo negué con la cabeza. — No se preocupe princesa, la inauguración oficial será a las 10:00 am, así que aún falta un poco antes de su aparición. — Volví a revisar el itinerario para ver que no hubieran hecho un cambio en último momento, pero no, al parecer seguía todo normal. — Yo no soy la persona indicada para poder decirle lo fabuloso de este distrito... Pero sabemos bien que si esta aquí es para cumplir con su deber como parte de la nobleza. — Casi siempre solía contestar así ya que desde pequeña me enseñaron a tomar enserio mis deberes y esto aunque fuera desagradable para ella, era parte de lo que ella era, parte de los miembros de la realeza de Panem y eso no lo podía cambiar, así que sin dar más atención de lo debido en el tema escuché como ella misma pedía ver la zona exclusiva a lo cual asentí para pedir que me siguiera saliendo de su vagón.

Mientras caminábamos veía nuevamente aquella tableta digital para revisar todo lo de la zona exclusiva; los puestos de vigilancia, la gente autorizada para estar ahí, y todo lo referente. — Tengo informes de que todo lo que usted a pedido en la zona lo han colocado, incluso si no quiere salir de ahí nadie podrá entrar si usted no da su consentimiento. — Comenzaba a darle detalles mientras nos acercábamos al lugar saliendo del tren donde una escolta rodeaba a la princesa y seguíamos hasta llegar a la zona exclusiva donde sacando una tarjeta pase sobre ella en una cerradura electrónica para luego entrar junto con la princesa viendo como la escolta se quedaba fuera.

— Esta es su tarjeta de acceso, solo hay dos por lo cual pido sea cuidadosa con ella. — Le di una de las dos tarjetas que traía conmigo. — Su estilista llegarán en media hora junto con su vestuario para su presentación. — Comenzaba a repasar el horario que tenía más próximo mientras la veía a ella, aún parecía sin ánimos, así que cuando terminé levante la vista para terminar con la típica frase. — ¿necesita algo más? — Mencioné esperando sus ordenes, a decir verdad Mina era algo parecida a Caesar, ya que al final siempre tenían peticiones especiales y aveces ni tan especiales, pero siempre intentaba esperar al final para saber si algo más se les ofrecía o no.

Asintió satisfecha al comprobar que todo estaba justo como lo había pedido. Aún así no hizo ningún comentario para dar a entender que le gustaba el modo como se había trabajado, porque esa era la obligación de todos los que estaban ahí, ¿no? Cumplir con lo que fuera que ella pudiera pedir. Las órdenes de su hermano eran que estuviera cómoda y atendida en los tres días que pasaría en el distrito 06.

Pero de pronto su plan de no salir de ahí excepto para sus apariciones públicas. ¿Había algo más triste que eso? Aún rodeada de todos los lujos que había tenido el capricho de pedir mientras todos los demás se divertían. Y entonces recordó la propuesta precisamente del hermano de Kira, de ayudarla a escapar y a divertirse un poco. No había vuelto a pensar en eso desde aquella tarde en la que habían compartido, y quizás de no haberlo hecho le habría dejado plantado en su intento de escape. No sería fácil, y menos con todo ese despliegue de seguridad que veía ante ella.

Asintió mientras se guardaba la targeta de acceso y aceptaba reunirse con su estilista en 30 minutos. No tenía sentido negarse porque sus apariciones públicas eran la parte principal del trato. Ella tenía todos sus caprichos a cambio de varias apariciones sonrientes frente a todos.

- Si, hay algo más. Siéntate un momento, por favor. – y ella misma se sentó cruzada de piernas en uno de los mullidos sofás que se había hecho instalar en su zona del tren.

Quería interrogarla acerca de la seguridad, quería conocer todos los movimientos de los guardias para así saber como podría escurrirse fuera del tren, después de pensar en un buen atuendo para pasar desapercibida, pero de eso se encargarian los estilistas.

- ¿Cuantos guardias tengo para custodiarme exactamente? Ya sé que te has ocupado de todo pero no puedo dejar de sentirme insegura en un distrito como este. ¿Tendré constantemente guardias en mi puerta? Los quiero siempre frescos así que haz que hagan turnos cortos.

Quizás podria hacerlo en un cambio de guardias... O quizás podría hacer que uno de ellos mantuviera la boca cerrada con la cantidad de dinero adecuada. La idea de contarle a Kira lo que quería hacer quedaba del todo descartada porque insistiría en ir con ella, o en hacerla cambiar de idea, o en triplicar los guardias que la vigilaban para que nunca tuviera opción a irse. No, era mejor preguntar de ese modo, aún cuando fuera extraño. Ella nunca se interesaba por las medidas de seguridad que suponía su persona. Pero las cosas cambiaban... ¿no? Quería salir de ahí sin vigilancia y ver que tanta diversión podía brindarle ese festival... Y como princesa constendia que era, siempre obtenía lo que quería, de un modo u otro.

Las ordenes en concreto eran "cuidar de la princesa" y aunque el distrito seis no era uno de los más peligrosos, se tornaba un tanto turbio al saber que había mucha gente reunida en un solo lugar.
De por si Panem Segurity ya tiene uno que otro problema manteniendo el orden entre los ebrios del lugar y de los locos que vienen diciendo que la segunda "revolución" se hará aquí. ¿Pero en que demonios pensaban ellos? ¿Realmente creían que con casi toda la seguridad de Panem reunida en el seis se podría hacer una revolución en este lugar? En si estaba más preocupada por los distritos que se quedaron casi sin seguridad por mandar a sus agentes de paz a este lugar, incluso estoy algo preocupada por lo que pueda pasar en el capitolio pues con una festividad así podría ser más fácil dar un ataque a la torre de babel que a lo que puede estar aquí. Ademas de que abría menos daños para los de Panem si lo hicieran allá, ya que aquí quieran o no hay mucha gente de su misma "sangre", sería un sacrificio inútil a decir verdad, pero por lo que veo todo estaba bien al menos estaba calmada y gracias a eso podía cumplir mi misión principal.

Pensaba así retirarme pues no tenía mucho más que decir, aunque la princesa pidió que tomara asiento mientras ella se sentaba cómodamente en uno de los asientos yo solo me limité a rechazar por ahora su oferta. La verdad a mi no me molestaba el estar parada todo el día y el sentarme era para mi un símbolo de descanso, lo cual aún no tenía permitido. Por lo cual haciendo un leve gesto con mi mano negando me quede parada para escuchar su petición con atención.

Fue así cuando me sorprendió el escuchar que pedía detalle de la seguridad que la estaría rodeando. Al inicio no cuestioné el asunto, bien sabía que a ella no le agradaba estar en este lugar y aunque nunca se lo dije al príncipe, entre ella y su hermana tenían pequeñas similitudes, una de ellas era el sentirse con el derecho de tener protección las 24 horas del día tan eficiente que ni una mosca podría pasar sobre ellos sin que alguien la detuviera antes. Es por eso que lejos de la sorpresa asentí entendiendo a lo que se refería.

Me acerqué a una de las paredes y sacando un pequeño teclado hice reflejar en medio de la sala una pantalla enorme con el plano del lugar y la zona exclusiva. — Sus guardias principales están en estas dos puertas, la principal y la trasera; nadie puede pasar o salir si no es por la tarjeta de acceso que usted tiene. Los turnos están preestablecidos para que cambien cada periodo de 5 horas aunque eso podemos cambiarlo para que sean las rondas cara hora. La segunda entrada que es el vestíbulo y los pasillos del lugar tiene 5 salidas, en ella podemos encontrar cuatro guardias vigilando cada salida con rondas cada 4 horas de cambio y dos de vigilancia al rededor del lugar. — Detallaba todo mientras señalaba la posición de las personas que se encontraban vigilando a la princesa aunque sentía un extraño sentimiento de que quizás no era tan bueno le diera tan detallada la información... Aunque por ahora solo era un presentimiento.

— Tenemos la lista de los agentes de panem segurity y agentes de la paz que harán sus rondas el día de hoy. Como vera en la pantalla estos son los rostros, sus puestos y la hora en que harán su ronda. — Por un momento me detuve y miré a la princesa, la verdad es que algo no me gustaba del todo y la explicación se quedo un poco a medias. — Espero estar explicándome bien. — Me excuse con ello para que no hubiera reprendimiento alguno por haberme detenido de golpe en la explicación.

Seguramente Kira se estaba explicando bien, pero Mina perdía el interés realmente pronto por las cosas que no incluian compras, ropa o chicos atractivos... Por lo que rapidamente perdió el interés sobre todas aquellas explicaciones de guardias. Fuera como fuera ya encontraría el modo de deslizarse fuera de allí.

Si, como sea... Veo que estaré bien protegida. - dijo, alzando una de sus manos para fijarse en la manicura perfecta, fingiendo que le prestaba más atención a eso que a los detalles que estaba recibiendo.

¿La verdad? No quería que Kira sospechara más de la cuenta, y ella interesándose más de la cuenta por todas esas cosas podía resultarle lo suficientemente extraño como para o ponerse a investigar el asunto o para tenerla vigilada más de cerca. Así que lo más inteligente sería un cambio de tema radical.

- Me gustaría que tuvieras preparados a tus dos mejores hombres. Luego del discurso me gustaria ir a dar una vuelta por la zona pública. Oí que los juegos que organizaron están entretenidos y necesitaré que me de el aire o voy a amargarme.

Seguramente aquello habría valido otra mirada extrañada por parte de Kira. ¿Ella mezclándose con el populacho? Seguramente era la peor idea de su vida, pero había decidido que no iba a quedarse en el tren. Era la princesa y no tenía porque estar apartada.

- Deberias disfrutar del festival. ¿Has venido acompañada? ¿Tienes algún plan? - la siguiente pregunta fue por pura cortesía, pero la verdad es que sabía tan poco de la vida de Kira que ni siquiera sabía si tenía pareja, o nada de nada, más que su capacidad para organizar la guardia real. Y después de todo le debía ser un poco menos maleducada y desagradable... ¿no?