Solo un poco de diversión Nahla Kluber

Libertad. Eso era todo en lo que yo podía pensar de momento al no tener a mis hermanos cerca. Que extraño, la llegada al distrito había sido en compañía de mis hermanos Sean y Lance, aunque sigo sin saber en que momento fue en el que llegamos a separarnos. La mañana había transcurrido como lo rutinario, observé cada uno de los puestos que tenía el distrito. Creo que en su vida jamás habían tenido una decoración tan lujosa para la población... sin ánimos de ofender.

Bah, que importaba, disfrutaría de mi momento a solas. Esto era preferible que a tener que soportar más discursos de colores por parte de Sean y la maldita manía de Lance de restregarme en cara el comienzo de su barba para molestar. Bufé, y seguí avanzando entre la gente. Por ahora no tenía demasiada hambre, en el tren de venida tuve bastantes aperitivos para un solo rato.

Por un momento pensé si debería de montarme en alguna de las atracciones mecánicas con las que el parque contaba, se veían bastante divertidas y segura, de eso no cabía duda alguna; supongo que si de momento no lo había hecho era por el temor de que me vería patética estando ahí sola en alguno de los carritos o asientos del juego. Aunque, hasta donde sé, por lo general te terminan colocando a un completo extraño a uno de los costados si es que vas solo, todo sea por apresurar las largas filas que algunas de las atracciones tenían.

Caminé hacia uno de los juegos que se notaban a la distancia, más cuando llegué a él estaba con la fila a reventar. No, ni de chiste me formaría ya que se me iría el tiempo en ello. Ahora sí que no sabía a donde ir...


La voz del dueño de uno de los locales llamó mi atención. Tal y como había dicho, era un simple juego de tiro al blanco, donde si atinabas un cierto número podrías llevarte alguno de los muñecos u adornos sencillos que ahí estaban. Hmm, creo que iré a gastar un par de monedas en eso, con suerte capaz y gano algo para mi o para regalárselo a alguno de los idiotas. Soy buena, y más cuando las temporadas de patrocinio están tan cerca.

Llegué al local y puse unas monedas - Quiero jugar - pronuncié, antes de que me entregaran los 3 dardos que debía de lanzar a la diana. Uno de mis métodos favoritos para atinarle a algo, era pensar que en el centro estaba alguna foto absurda de mis hermanos. Tomé el primer dardo, pensando que mi objetivo era Kira y efectivamente acerté, fui por el segundo -esta vez pensando que era Sean- y volví a atinarle al centro - ¡Perfecto! - exclamé, algunas personas incluso se habían detenido al ver como con precisión llegaba a mis objetivos. Sin embargo, cuando lancé mi último tiro -el designado para el más molesto de mis hermanos- fallé de manera fenomenal, dándole a la pared que se encontraba al fondo...

No, esto no podía quedarse así - ¡Otra ronda! - vociferé, no me voy de aquí hasta que no gane algo decente.

Mientras esperaba a que el encargado me entregase los dardos para la nueva ronda, escuché que alguien a mi costado me hablaba. Se trataba de un chico, no podría decir con seguridad que edad tendría él pero supongo que ha de ser mucho menor que yo - Este tipo de juegos son tan injustos - me quejé con él, aunque no lo conocía - Solo espero no perder demasiado dinero aquí... - murmuré, aunque estaba de mas aclarar que el dinero me sobraba, así que eso no podía ser preocupación. Además, si llegaba a quedarme sin una sola moneda, siempre podría ir a buscar a mis hermanos para sacarles un poco mas.

Recuerdo que cuando llegué al local, había visto un oso precioso que podría irse a la colección de muñecos de felpa que tenía dentro de mi habitación. Mis hermanos tal vez se quejarían porque llevaría uno más, pero mientras fuese mío eso no importaba. Agradecí -aunque admito que fue de mala gana- al encargado cuando me entregó mis tres tiros, bastante se había tardado en hacerlo por la cantidad de gente que ahora llegaba para tratar de obtener otros premios.

- A un lado por favor, que invaden mi espacio - dije a los que estaban a los alrededores. Retrocedí un poco más para poder tomar el impulso necesario para que mis dardos se insertaran en la diana. Esta vez no pensaría en Lance al tirar, ya había corroborado una vez más que su simple nombre e imagen eran una gran señal de la mala suerte que podría acarrear.

Kira, Sean... y otra vez Sean, fueron las personas necesarias para que esta vez mis tres dardos acertaran uno tras otro en el centro de la diana. Me felicité a mi misma, y sonreí cuando algunas personas ajenas decían "Vaya suerte que tiene esa chica". El encargado se acercó para preguntarme que premio era el que me llevaría yo.

- Me gustaría ese... un momento, ¿No tenía usted un peluche de oso hasta hace poco? - pregunté, iba a decir que quería el susodicho oso, pero cuando lo busqué, éste ya no se encontraba a la vista, ¿a dónde se había ido? Busqué con la mirada en los alrededores, hasta que lo vi...

Y nada más ni nada menos se encontraba ahora en las manos de una niña pequeña - Tú... - fue todo lo que le dije. No iba a discutir por ese oso con una niña, ¿o sí?

Si, como muchos habrán adivinado, yo seguía con la mirada en un trayecto definido: primero en el chico que había ganado el oso, luego en la niña que lo sostenía, y finalmente en el premio que iba a ser mío en primer lugar ¡No era justo! ¡Y yo que estaba tan cerca de pedirlo al señor!

El encargado volvió a preguntarme que era lo que iba a querer como premio, pues seguía sin darle respuesta alguna sobre ello - Espere un momento - le dije, y vi como él con el ceño ligeramente fruncido se iba a atender a las demás personas que esperaban sus dardos. ¿Acaso no era capaz de leer la situación que se estaba presentando delante de él? Tsk, gente imprudente...

Al escuchar algo que me dejó con la boca abierta, no pude evitar entrecerrar los ojos por ello - ¿Qué...? - pregunté, ligeramente incrédula por lo que estaba escuchando, inclusive miré al chico directamente. ¿'Suerte para la próxima'? Oh, no. Eso sí que no... ¡Que suerte ni que nada! Si fue duro todo lo que tuve que hacer para poder ganarme ese oso... Es decir, no todos los días puedo rememorar la imagen de mis hermanos en el centro de una diana para acertar mi lanzamiento con dardos. Requería más que simple remordimiento, sino que era demostración de clara y pura concentración.

Cuando vi que se retiraban, volteé a ver al encargado, venga, tampoco me iré con las manos vacías de ese local - Quiero... quiero... ¡ese brazalete! - o lo que fuera, desde aquí podía verse que estaba hecho a mano, representativo con los colores claros y azules del distrito 4. Además de que tenía adornos como un tridente, un ancla e incluso el figurín de un pez.

Prácticamente arrebaté el brazalete cuando el encargado apenas me lo estaba entregando, tenía prisa pues debía de alcanzar a ese chico y a la pequeña cuanto antes - ¡Oigan, alto ahí! - dije, sin dejar de correr hasta que tuve la oportunidad de plantarme delante de ellos, deteniendo su paso.

Los miré a ambos - ¿Suerte para la próxima? - repetí sus palabras - No, no,no... ¿acaso no se sienten en deuda? Rompieron las ilusiones de otra chica de tener un oso de felpa - dije... aunque creo que exageré un poco las cosas. Esperé la respuesta de ambos, mientras tanto me crucé de brazos.

Ahora que estaba frente a ambos chicos, puedo ver el cambio de expresión que hay en el mayor, supongo que de una manera u otra se estaba pensando las palabras que me decía, ¿lo habré tomado por sorpresa o sólo era el hecho de que lo podría hacer enojar?

Casi podría escuchar dentro de mi mente la reprimenda que me daría mi madre si estuviera aquí... pero hace tiempo que nos había 'abandonado'. Ella, quien fue la que me enseñó -e intentó darme algo de modales- de seguro me diría que no debía de estar discutiendo con otras personas, y menos si me encontraba en un sitio público como este. Supongo que por Kira, también debo de tratar de mantener cierta imagen ya que no todos los días tienes a casi todo Panem reunidos en un solo lugar.

Su comentario me dejó con un mal sabor de boca... y de nuevo con las palabras de mi madre en la mente. Aquellos relatos que me decía ella sobre chicos de otros distritos -y también del suyo- que escaseaban de las oportunidades que mis hermanos y yo gozábamos del diario. Que cosas que a nosotros nos parecían simples, para los demás podían ser algo magnífico.Aún así mi orgullo no me permitía quedar tanto en vergüenza como en ligera humillación.

- De... de cualquier manera, yo sigo pensando que ustedes están en deuda - titubeé un poco al pronunciar mis palabras, si, el chico tenía un punto a favor al decir que no podía quitarle la ilusión a la pequeña de 7 años que iba con él. Y estoy segura de que si lo repite otra vez, empezaré a sentirme mal por todo esto... no puedo retirar mis palabras - Arreglemos las cosas, ¿les parece bien? - no sé, pero siento que si no soy lo suficientemente delicada, podré estallar algún tipo de discusión innecesaria entre nosotros.

- Hay una manera para que yo olvide todo el asunto del oso - dije, y después busqué en todo el sitio hasta que encontré un juego mecánico. No era al que me quería subir, pero al menos ahí también podría acompañarnos su hermana... su prima, no sé que sean.

Señalé con mi dedo índice una de las atracciones, se trataba de un carrusel de dos pisos, con caballitos, sillas e incluso otros animales como los elefantes en la primera planta y unas escaleras que daban hacia el segundo piso donde habían más caballos. Bastantes pequeños iban ahí, y además hasta donde sé, ese era uno de los juegos en los que no te cobraban por subir - Subirán conmigo al carrusel y daremos unas cuantas vueltas ahí, ¿qué dicen? - creo que esta era mi manera de hacerles la invitación... y de admitir de cierta manera, que me encontraba sin compañía como para divertirme un rato en los juegos de la zona.

Apenas vi como su hermana empezaba a correr hacia el carrusel, supe que al menos ella estaba de acuerdo con la opción que yo les había dado a los dos. Sonreí de manera ligeramente socarrona y luego vi al chico — La señorita ha decidido ir por la vía pacífica — respondí y me encogí de hombros. Después de eso, comencé a correr para alcanzar a la pequeña, con la finalidad de que ella no se perdiera entre toda la gente que se encontraba a estas horas.

De momento, para el carrusel no existía fila alguna, así que en automático logramos entrar. La chica -me parece que él se refirió a ella como Yuna- escogió ocupar una de las cápsulas del carrusel para que estuviéramos los tres en ella... bueno, los cuatro si es que contábamos al oso que se habían ganado.

Tomé asiento junto a ella, mientras él se sentaba a un lado del oso frente a nosotras. Me di cuenta de que permaneció callado mientras la pequeña comenzaba a hablar, tal vez el chico debería de tomarla a ella como ejemplo para cualquier tipo de conversación — Me gusta tu actitud — le dije a Yuna antes de responder la primera de sus preguntas — ¿Mi nombre? Soy Nahla, pero por ser tú, puedes llamarme 'Nana' — omití el apellido, en festividades como estas no vi necesario mencionarlo — ¿Y ustedes cómo se llaman? — regresé la pregunta en un intento de que su hermano formase parte de nuestra conversación.

— Soy del Capitolio ¿y tú? — su segunda pregunta fue de donde era, por eso mismo respondí antes de mirar el oso — Cierto, deberías de ponerle un nombre ¿has pensado en alguno? — sé que ese muñeco estará en buenas manos de ahora en adelante. — A todo esto... ¿de verdad creen que nosotros tenemos un acento inusual? — y por 'nosotros' me refería a toda la gente capitolina, pues se rumoraba que esa era una de las cosas que nos caracterizaba.

— Saben, hace años que no me subía a un carrusel de estos. Supongo que era bastante pequeña cuando ocurrió por última vez — creo que no esta mal sentirse niño de nuevo, aunque esa sensación me durase poco tiempo. Concretamente, durante los minutos en que las vueltas se siguieran dando — ¿Y... han venido acompañados a este distrito? — no sé si se presenten casos en que los niños vengan solos -o si eso se les permitiera- por eso no creí inoportuno el hecho de preguntárselos directamente a ellos.

Me sentía bien por el hecho de estar conversando con otras personas que no fuesen mis hermanos... o capitolinos extraños, pese a que yo formase parte de ese mismo mundo. Estar fuera del ambiente de los árboles fluorescentes, la estruendo de la noche de fines de semana, las personas con bigotes de gato e incrustaciones extrañas en el rostro era bueno de vez en cuando.

La charla era tranquila, sin embargo se mantenía divertida gracias a las intervenciones de la pequeña, que al final se presentó a si misma como Yuna. — Tienes un nombre muy bonito, es la primera vez que lo escucho — dije a la pequeña, que yo recordara no había conocido antes a alguien con un nombre similar. Su hermano terminó por romper su silencio y se presentó como Eden, además de que añadió que ambos procedían del 07 — Un gusto conocerlos. Ohh, entonces su distrito no queda muy lejos de aquí — la palabra que me venía a la mente al pensar en ese distrito, era 'madera', por la producción principal de dicho lugar.

— O...oye — cuando lo escuché reír tras haber dicho que en efecto el acento era gracioso, pretendí molestarme un poco mientras me cruzaba de brazos — A este paso pensaré que da más risa mi acento que mis comentarios — me incliné un poco hacia Yuna para hablarle, como si le estuviese contando un secreto mientras veía a su hermano — Yuna, deberías decirle a Eden que burlarse de mi es malo — aunque debía de darle parte de razón por su comentario. Tal vez algún día grabe mi voz para ver si era cierto.

Por un instante, sentí ligera envidia hacia ellos dos... ¿cuándo había tenido yo una salida en familia? Creo que las ocasiones podrían contarse con los dedos de mis manos y hasta sobrarían. Ni cuando mis padres estaban era frecuente que organizáramos algo entre todos, cada quien tenía sus responsabilidades por hacer... y ahora que Kira hacía su vago intento por ser padre/madre a la vez, cada quien se iba y hacía lo que le viniese en gana.

— Oh, ¿qué si vine sola? — creo que me quedé pensando en ello hasta que escuché que me preguntaban algo — Mi hermana mayor de seguro estará trabajando, los otros dos... se supone que vine con ellos, pero creo que desde el principio tenían la intención de perderme en el distrito — comenté con cierta gracia. Como dije antes, desconozco el paradero de aquéllos dos inútiles. Probablemente uno de ellos esté en el bar de la zona VIP con el alcohol como su fiel y leal compañía, mientras que el otro de seguro aprovechará que no tenemos la vigilancia de Kira por su trabajo.

Intenté no reír cuando Yuna de verdad le dijo a su hermano que no debería de burlarse por el acento que tienen las personas del Capitolio. Inclusive me llevé una mano a la boca para que no se notaran mis intentos de reprimir la risa. Una niña pequeña regañando a alguien mayor... ¿a qué me recordará todo esto? — Gracias — le susurré a Yuna una vez que había dicho eso.

Al parecer, debido a que me la había pasado bastante bien aunque fuese un juego infantil, el tiempo se había agotado. De un momento a otro, el carrusel había dejado de dar sus vueltas, de las cuales poco me había percatado. Por primera vez, me sentía mal de abandonar este tipo de juego pero las circunstancias me pedían que lo hiciera. Miré a los chicos por última vez — Bueno, parece que nuestro viaje ha terminado — murmuré, antes de levantarme del asiento para salir.

Caminé un poco para alejarme del juego y volteé a verlos. Eden comenzaba a agradecer por lo del carrusel — Claro, no fue nada... gracias a ustedes por subir conmigo — hice una sonrisa bastante leve. Creo que he llegado al punto donde estábamos por separarnos, inclusive Eden estaba diciendo lo mismo hasta que se vio interrumpido por su hermana. Miré en otra dirección para darles algo de privacidad mientras discutían de su asunto.

Escuché que Eden animaba a Yuna para que me preguntase algo. Volví a verlos de reojo antes de que la pequeña me preguntase -y con el apodo que le di permiso para utilizar- si quería acompañarlos a recorrer el festival. Sé que no va conmigo, pero admito que me sentí ligeramente avergonzada y al mismo tiempo halagada por la invitación que me estaban haciendo... aunque también había algo más, ¿felicidad, tal vez?

Sonreí de nuevo, esta vez de manera un poco más amplia — Son muy amables. Y gracias, me encantaría acompañarlos — respondí, antes de emprender el camino a través de todo el festival. Noté algunos puestos por los cuales ya había pasado con anterioridad, pero otros tantos eran de vista nueva para mi. El camino transcurrió de una manera tranquila, esta era una buena manera de pasar la tarde.

Tras un rato, terminamos en la sección de comida donde al parecer estaban los familiares de ambos. Otra chica se acercó a nosotros, preguntándole a Eden que era lo que le había traído a ella. Nuevamente la punzada de envidia me invadió, que lindo era tener a alguien que esperase por ti, aunque te marcharas por un breve lapso de tiempo.

Miré a Eden — ¿Qué edad tiene tu hermana? — pregunté esta vez por Claudia. Por algún motivo, me da la impresión de que él es el mayor de los hermanos.

Por un momento pensé que tal vez yo no pertenecía ahí. Es decir, era un bonito cuadro familiar como para que alguien como yo llegase a arruinarlo. Inclusive, comenzaba a sentirme un poco más tímida de lo habitual al estar con la familia de chicos que recién había conocido... claro, después de casi discutir por el oso de felpa y hacer que fueran a dar unas vueltas conmigo en carrusel.

Me acerqué a la banca donde se encontraban sus padres y tomé asiento con los chicos. Yuna volvió a tomarme por sorpresa al iniciar una nueva y animada conversación con sus padres sobre como su hermano le había conseguido ese oso. Mientras eso pasaba, Eden comenzó a explicarme la cuestión de edades de sus otros hermanos — Oh, entonces asumo que tú eres el mayor... ¿qué... qué se siente cuidar de chicos más pequeños que tú? — le pregunté, antes de comenzar a explicarme — En mi caso, yo soy la menor de todos los hermanos, aunque sea por cuestión de minutos — ser parte de unos trillizos no siempre era grato, aunque tampoco niego que ser la menor ha traído sus ventajas en todos estos años.

Escuché la voz de su madre... de seguro ya se estará haciendo una idea de mi al no haber tomado la iniciativa de presentarme primero. Me mordí un poco el labio inferior mientras Yuna se encargaba de presentarme. Asentí ligeramente con la cabeza, y después sonreí a ambos cuando me dijeron sus nombres — Es un gusto conocerles, mi nombre es Nahla. Lamento si interrumpí algo y también pido disculpas por no haberme presentado antes — hice uso de mis oxidados modales. Y sí, oxidados porque en casa, con hermanos que estabas acostumbrada a tratar de mala gana, no siempre eran necesarios.

Alejandra comenzó a hacerme algunas preguntas, y cuando iba a responder vi que Eden se marchaba con su padre para ir por algo de comida. Casi le decía que no me dejara sola, pero debía de recordar que Yuna también estaba cerca. Creo que es la primera vez que hablo de este modo con la madre de alguien... — Uhm, bueno, yo vine al festival con mis hermanos. Desafortunadamente una de ellas está trabajando — aunque si soy sincera, consideraba ese hecho como algo de mera fortuna — Los otros dos se han perdido en algún punto, pero me imagino que les veré luego — expliqué todo lo que en su momento les había comentado a Eden y Yuna.

— Y disculpe si tengo un acento raro... o eso es lo que me han dicho — y dicho esto, miré a los responsables de dicho comentario con una ligera sonrisa en el rostro.

Luego de que le hice la pregunta, esperé a que me respondiera. Sus palabras me dejaron pensando, ¿preocupación? ... ¿Kira, se preocupará por nosotros o en algún momento lo ha hecho? Creo que lo único que de verdad le importa es que ninguno de nosotros hagamos un escándalo colosal que corrompa con la posición con la que cuenta. De cualquier manera seguiré haciendo las cosas a mi manera, lo que ella opine será algo secundario — A veces es bueno ser la más pequeña... aunque en ocasiones no lo hubiera deseado así. En ocasiones me pregunté que se sentiría cuidar a un hermano menor... pero con la actitud de mis hermanos, creo que soy capaz de responder a esa pregunta — a veces creo que soy yo la que debe de cuidar de ellos. Si, la gente cree que por ser la menor recibo la mejor atención y demás... esa es una mentira parcial.

Cuando habló de las teselas, no pude evitar pensar en mi madre... ¿ella en algún momento había recurrido a eso por la necesidad? Sus historias volvieron a resonar en mi cabeza "hechos que aterrorizan pero son ciertos", no quería verlos con lástima, más por las fechas en las que nos encontrábamos. No sé si a esto pueda llamarse fortaleza o resignación...

El resto dela conversación transcurrió de la manera normal, e incluso fácil de llevar gracias a la intervención de las hermanas de Eden, pese a ser pequeñas, tenían una gran facilidad para hablar.

Una vez que finalizó el momento de la comida, la familia se dividió. Aun había suficiente tiempo para estar recorriendo el festival — Por supuesto, vamos — respondí a la pregunta. Esta vez iríamos en compañía de Claudia mientras Yuna se marchaba con su padre y su hermano a ir a uno de los juegos. Supongo que en esta ocasión intentará conseguirle un muñeco a ella.

Caminamos hacia uno de los puestos, en donde Claudia hizo el primer intento... cosa que no resultó del todo bien. Después Eden pagó por una ronda en la que intentaría ganar algo para ella. Creí que haría la prueba mientras yo observaba, pero esa manera en la que me miró no dejaba lugar a dudas de que volveríamos a competir en algo. Le correspondí con una sonrisa socarrona — Parece que alguien anda con ánimos de perder el día de hoy. Te arrepentirás de esto — una vez que dije eso, saqué dinero para pagar la nueva ronda en la que participaría — Veamos quien se gana ese oso panda primero — tomé mi lugar, y cuando sonó la campana para dar inicio con el juego, empecé a disparar a los globos lo más rápido que me fuese posible.

Tenía que ganar... o al menos quedar como una digna oponente.

Parecía que Eden estaba dispuesto a una buena ronda de juegos, ¿qué si me creía yo mejor? Dioses, esa pregunta ni siquiera debió de haber sido formulado, es decir, ¡por supuesto que soy mejor! Y más cuando hay ganancia de por medio, aunque sea la simple satisfacción de saber que algo hiciste bien.

— No es que lo crea, sé que soy mucho mejor que tú — guiñé el ojo, con toda la disposición de que iba a ganar la ronda — Siéntate, pierde y observa — creo que hablé de más, o eso fue lo que pensé luego de que viese que ninguno de los dos había logrado ganar este primer encuentro. Oh, vaya, y yo que planeaba reírme un poco de ello.

Menos mal que Eden estaba dispuesto a jugar de nuevo, venga, que esto no se puede quedar sin algún ganador. Saqué más dinero de mis bolsos y pagué para poder participar en una segunda ocasión — Otra, y esta vez intentaré ganarla — me coloqué en mi sitio e hice lo mismo de la vez anterior, centrándome todavía más en el objetivo que debía de cumplir.

Cuando el encargado del puesto dijo que yo había ganado, fue inevitable que lanzara un puño al aire — ¡Oh, sí! — exclamé en plena emoción. Miré a Eden con una sonrisa victoriosa — ¿Ves? No fue bueno que dudaras de que cumpliría con mi palabra — en cuanto el señor me preguntó que premio era el que quería, señalé el peluche de panda que colgaba a uno de los costados.

Miré el muñeco cuando lo tuve en mis brazos, y después observé la reacción de la hermana de Eden, sabía ya perfectamente lo que haría — Hey, Claudia — llamé a la chica mientras me acercaba a ella. Le extendí el peluche que recién obtuve — Deberías de pensar en un buen nombre para él, pues creo que esto te pertenece — como dije antes, tal vez tengo demasiados figurines en mi habitación, y sé que ella también cuidará del panda mucho mejor de lo que yo lo haría. Además, ya llevaba conmigo la pulsera que había ganado en el primero de los juegos donde decidí probar mi suerte.

Me acerqué a Eden y me crucé de brazos — Hm, no puedo quejarme... has sido buen oponente y por poco me hacías perder el juego — me encogí de hombro. Aunque no lo dijera en voz alta, esto había sido divertido por el hecho de ser completamente inusual a lo que estaba acostumbrada.

Como bien pensé antes, salirse de lo habitual podía ser interesante.

Tras mi breve momento de victoria, y luego de ver como Claudia se marchaba con su nuevo muñeco de oso panda, no negaré que me siento bien por lo que hice. Esta vez si que me había tocado ganar — Te había advertido que ibas a perder — dije a Eden con una sonrisilla socarrona antes de mirar los otros puestos.

— Y no hay nada que agradecer. Sé que Claudia cuidará muy bien a ese muñeco — respondí mientras veía como la chica ya casi alcanzaba a su madre para mostrarle el peluche. Parecía que cada escena que contemplaba me recordaba a mi mamá, más era inevitable ya que los juegos estaban tan próximos a comenzar... a ella le desagradaba, incluso sus ánimos decaían en estas temporadas.

Cuando escuché que Eden mencionaba que teníamos un empate, volteé a verlo — Es cierto, cada quien se ha ganado un peluche en un juego... llevamos un marcador de 1 a 1 — por esta vez no sabía si conformarme con los resultados y seguir intentándolo. Venga, que tampoco quería humillar tanto al chico...

Aunque el mismo se cavó su tumba al pedirme una ronda decisiva. Me crucé de brazos sin borrar la sonrisa retadora que se apareció en mi rostro durante cuestión de segundos — ¿Te has despertado con ánimos de perder o algo así? Porque te anticipo que de nuevo ganaré yo — no sé si me estoy adelantando a los resultados, pero confío en que esta vez la suerte volverá a estar de mi lado para el próximo juego.

— Trato hecho. Busquemos nuestro siguiente campo de batalla — una vez dicho eso, comencé a caminar de nuevo por el festival viendo los otros tantos puestos que había. Cualquiera de ellos podía servir para nuestras intenciones, pero debía de buscar uno que al menos a los dos nos agradase. Vi primero uno que consistía en subir una escalera, la dificultad estaba en que conforme avanzabas, esta se movía más y más haciendo que fuera difícil tocar una alarma que se encontraba al final. No, esa en definitiva la descargué porque sé que sería aburrido.

Así pasaron los minutos hasta que encontré dos opciones que nos podrían servir para el desempate — Bien, nuestra primera opción es... aquél puesto de tiros a la canasta. Al parecer son 5 por persona y ahí ganaría quien más canastas llegue a anotar — algunas personas lo intentaban, además de que había otros tantos peluches que daban como premio — La segunda opción es un clásico, el de golpear topos con un mazo y obtener el mayor puntaje posible en poco tiempo — señalé ambos puestos y finalicé con mi explicación.

— Esos son los juegos que yo propongo, pero te daré la elección ahora. Di en cual de los dos quieres perder — creo que eran buenos juegos, a no ser que él quisiera buscar otro para probar suerte.

— Oh sí, si que perderás en el siguiente juego — bueno, ¿pero por qué Eden no entendía que yo iba a ganar? Si lo pensaba continuamente, de seguro se haría la idea de que lo que yo decía era completamente cierto. Puede que no sea una chica dada a las apuestas como uno de mis hermanos, pero cuando se trataba de competencias no podía quedarme atrás... a menos de que no fuese interesante para mí.

Esperé a que Eden eligiera uno de los juegos que le di a escoger. A los pocos instantes me dijo que sería el de los topos — Perfecto, vamos por esos mazos — una vez que llegamos a los juegos, cada quien se colocó en una de las máquinas y cuando sonó una campana comencé a golpear los topos que aparecían lo más fuerte que podía. Incluso a lo poco me terminó doliendo la mano por la presión que estaba haciendo. No me di cuenta de que eso me estaba divirtiendo a tal grado de tener toda mi concentración en el juego. Topo tras topo, pasó el tiempo y cuando me di cuenta vi que ambos teníamos la misma cantidad de puntos en nuestros marcadores — Estás de broma... ¡No podemos quedar empatados! — bueno, ¿pero es que el destino no quiere que gane de una vez por todas o qué? — Me niego, rechazo estos resultados... — me crucé de brazos, por supuesto que no aceptaría algo así.

— Juego de canasta, ahí se decidirá al ganador... que por supuesto, seré yo — no , Eden no podría... no DEBÍA ganarme ahí. Nos dirigimos hacia el juego de tirar el balón a la canasta — Vale, que esta vez comenzaré yo — dije, antes de tomar el balón que me ofrecían. Me coloqué a una distancia considerable de la canasta y lancé. El primer tiro fue favorable, ya que logré acertar. En mi segundo intento, de nuevo le di a la canasta, teniendo como buenos 2 de mis 5 tiros. Para el tercero, el resultado no fue lo que yo quería ya que fallé el tiro; el cuarto lo volví a acertar y el quinto de nuevo lo fallé...

— Tres de cinco... hmm, veamos si puedes superar eso — le di el balón a Eden. De verdad esperaba que él fallase como mínimo 3 de los tiros que tenía. Me quedé a un lado, cruzada de brazos y a espera del resultado.