Hacia límites inimaginables || Stella M. Fournier

por **Ashton U. Orson** Lun Mayo 20, 2013 5:15 pm

Desde años, había adquirido el hábito de comenzar mi día en una región específica del distrito 5: la aldea de los vencedores. Me levanté a buena hora, no porque fuese yo una persona del todo puntual, sino que el clima que estaba presente desde pasados días no favorecía para nada mis horas de sueño. En particular, toda mi noche se resume en que me la pasé de un lado a otro de la cama, quitando sábanas y abriendo las ventanas sin lograr mucho cambio — ¡Calooooooooooooor! — me quejé como un niño pequeño cuando iba directo a la cocina, donde sabía de antemano que mi madre ya estaría preparando algo para poder desayunar. La saludé con un sonoro beso y me senté en la mesa, donde a los pocos minutos comimos un par de tostadas cada quien.

Al finalizar -y tras una bien merecida ducha- , avisé que saldría un rato para dar un paseo por el distrito. No tenía motivo alguno, pero tampoco existían aquellas ganas de quedarme en casa todo el día. Sin más que llevar lo necesario, fue que salí para comenzar con mi recorrido. Visité algunos lugares del centro, entre ellos una pequeña tienda donde me entretuve un rato al encontrar niños que se me acercaron para preguntarme cosas de la arena, pese a que varios años habían pasado desde que estuve como participante en los juegos. No todo es gloria por supuesto, ya que otros tantos -adultos en su mayoría- me observaban con recelo. Tras convertirme en mentor, ninguno de los chicos elegidos para participar ha vuelto a casa...

— Neh, pero son muy chicos para pensar en ello — revolví el cabello del más pequeño de ellos — Sean buenos con sus padres. Los veo luego — me despedí y marché hacia otra dirección. Ahora todo lo que tenía en mente, era buscar un lugar para tomar la siesta. Mis pies me condujeron hacia lo que parecía ser un bosquecillo alejado de toda colina con las torres eléctricas que robaban panorama... pero como fuere, todo lo que importaba es que el pasto serviría como cama durante un rato.

Me dejé caer, observando el cielo un par de minutos antes de cerrar los ojos — A dormir — murmuré... pero la siesta poco me duró gracias a un ruido que percibí a uno de mis costados. Al instante me senté, mirando a todas partes... ese ruido otra vez sonó. No dudé en ponerme de pie para comenzar a buscar, ¿se trataría de algún animal o de alguien que solo quiera molestar?

El ruido me guió hacia diferentes arbustos. Nuevamente escuché dicho sonido, esta vez determinando de que arbusto venía. Me acerqué a pasos lentos, con una sonrisa de cazador en el rostro, claramente divirtiéndome un poco con la situación que se me presentaba. En un solo movimiento, aparté las hojas y me asomé — ¡Te tengo! — pero a diferencia de lo que pensé, no era ningún animalito...

por **Stella M. Fournier** Mar Mayo 21, 2013 5:58 am

Había estado dibujando durante toda la mañana los planos para crear bombas venenosas ¿Por qué? Porque unos ratones se habían metido en nuestra casa y había que sacarlos de alguna forma. Y ahora que ya tenía los planos me había hecho con los materiales necesarios para construirlo, pero me faltaba lo más importante, el veneno...Empecé a dar vueltas por la habitación pensando en cómo conseguirlo sin levantar sospechas, últimamente me sentía más vigilada de lo normal...desde la prueba todo iba mal.

Louvain no estaba en casa y tampoco el hermano menor del mismo, así que no tendría que explicar a nadie adónde me dirigía. Cogí la bomba con las manos, la había creado con intención de que dejase salir el veneno en forma de gas cuando la bomba recibiera un golpe, es decir, cuando yo lanzara la bola así que no tenía nada que temer. Llegué a las afueras del distrito y empecé a escarbar entre los arbustos en busca de la planta azul, sus hojas eran tan verdes como las de cualquier otro arbusto pero el polen de sus flores era venenoso y si lo dejabas convertirse en fruto te encontrabas con una baya de color azul marino que podía dejarte inconsciente durante más de dos horas. Pero para un ratón, una baya era suficiente para matarlo.

Y al fin encontré el arbusto que buscaba, me metí dentro buscando las bayas, solían crecer en el interior y gracias a que aún era muy bajita podía meterme dentro del arbusto y cogerlas con más facilidad, estaba recolectando un par de bayas cuando unas manos me agarraron por la cintura y me sacaron del arbusto. Empecé a patalear-¡¡Suélteme, suélteme!! ¡Llamaré a mi hermano y juro que no le gustará verlo enfadado! ¡¡Suélteme!!-Grité mientras me removía entre los brazos del chico, le reconocí de inmediato como el ganador de unos Juegos hacía unos años, yo aún era muy pequeña cuando él ganó-He dicho que me sueltes-Le dije con seriedad cruzándome de brazos molesta, con la bomba en una mano y las bayas en otra.

por **Ashton U. Orson** Mar Mayo 21, 2013 12:49 pm

¡Pero vaya sorpresa que me había llevado al encontrar a una jovencita ahí! De un momento a otro, la tomé entre mis brazos para levantarla del suelo y sacarla de donde se encontraba. Desde mi posición, no sabía si ella estaba teniendo problemas o si se había atorado con alguna de las ramas del arbusto, pero lo importante era ayudar.

Sin embargo, la reacción que ella tuvo fue opuesta a lo que imaginé, pues a los pocos segundos comenzó a patalear diciendo que llamaría a su hermano. Oh, ¿acaso le había interrumpido en algo? Aún así, la saqué de dicho arbusto para luego dejarla en el suelo de la forma más delicada que me fue posible. En ese lapso de tiempo, fue inevitable que yo comenzara a reír por su reacción — Vale, vale, lo siento — mis disculpas eran sinceras, aunque yo siguiese riendo — ¿Te asusté? — parecía que no muchos venían por estos lugares. Al menos por ahora, que nada más nos encontrábamos nosotros por aquí.

Observé un poco a la chica, la había visto en más de una ocasión cuando suelo dar recorridos por el distrito, más creo que esta era la primera vez en la que conversaba con ella. Había escuchado que sus capacidades iban más allá de lo que se esperaría de una persona normal, ¡eso era increíble! Inclusive pensé que a mi me hubiese gustado haber tenido dichos talentos para poder arreglármelas en los juegos... pero lo importante, es que había logrado salir de ahí, vivo.

Di dos pasos hacia atrás, y me senté en el pasto sin despegarle la vista. Ahora comenzaba yo a tener curiosidad, ¿qué hacía ella ahí? El distrito es tranquilo, eso lo sé de antemano, pero no por ello es usual encontrar a chicos de su edad andando solos por ahí.

Sus manos estaban ocupadas por diferentes cosas. La primera de ellas no la reconocí, más me hacía a la idea de lo que podría ser. Lo segundo, el par de bayas, llegué a la conclusión de que eso era lo que estaba buscando ella en el arbusto. Aunque ahora que podía verlas mejor... — ¿Hmm? Un momento, ¿eso no es venenoso? — le pregunté, a la vez que señalaba las bayas.

Por un instante pensé que si volvía a hacerle enojar, probablemente esas bayas terminarían en mi boca o algo así. Intenté no reír por lo que me estaba imaginando; y esperaba que dicho pensamiento no se hiciera realidad por ahora.

por **Stella M. Fournier** Mar Mayo 21, 2013 1:14 pm

Lamenté tener ambas manos ocupadas ¡Así no hubiera podido defenderme si ese hombre tuviera malas intenciones! Que hubiese ganado unos Juegos no me daba confianza en él, al contrario, me asustaba mucho porque eso significaba que si quisiera hacerme daño podría hacerlo con mucha facilidad. Por suerte me depositó en el suelo cuidadosamente, me sacudí la ropa, rasgada, sucia y con bastante mala pinta, de forma digna con el mentón elevado, no era un signo de orgullo era simplemente dignidad. Eso que parecía que no tenía por mi ropa destartalada y mi pelo revuelto. A veces lamentaba tener tan poca estatura y pesar tan poco, los mayores me elevaban con demasiada facilidad del suelo.

Le dediqué una mirada curiosa cuando se disculpó, menos mal, no quería malgastar mi preciada bomba antiratas con él. Sonreí ahora algo más tranquila y me apresuré a negar exageradamente-¡No! No me...no me has asustado..Soy mayor y esas cosas no me asustan-Bajé la mirada y me mordí el labio inferior escondiendo la bomba detrás de mi cuerpo, Louvain decía que no tenía que mostrar mis habilidades en frente de desconocidos porque podrían llevarme a los Juegos haciendo trampas solo para librarse de mí, porque podría ser una amenaza, pero yo dudaba mucho de que yo pudiera hacer mal a alguien.

Recorrí al chico con la mirada al igual que él me recorría a mí con la suya ¿Cómo se llamaba? Era algo con A, pero no estaba muy segura de si su nombre sería Amancio, Arthur, Alfred...o Adler (?) No tenía ni idea de su nombre, pero seguro que empezaba por A. Tenía una gran inteligencia pero no solía aprenderme los nombres de las personas con facilidad, clavé mis ojos azules en los de él, que tenían el mismo color. El chico se parecía a mí, eso era muy extraño ¿Cuántos años tendría? Lo habían dicho pero yo no lo sabía.

Asentí ante su pregunta de si las bayas eran venenosas-Sí...bueno, una baya solo puede dejar a los humanos inconscientes durante dos horas, pero contra ratas y ratones actúa más rápido y más fuerte, termina con ellos...-Expuse encogiéndome de hombros con timidez, seguía escondiendo la mano donde tenía la bomba detrás de mi cuerpo para que él no lograse averiguar qué era.

por **Ashton U. Orson** Mar Mayo 21, 2013 1:56 pm

Puede que ella dijera que no la había asustado en lo absoluto, pero a mi otra impresión me había dado. No le comenté nada, sólo la miré con una sonrisa y asentí ante sus palabras — Cierto, ya eres mayor. De seguro me habrías dado una buena paliza si no llevaras nada entre las manos — bromeé, y de momento no puse demasiada atención a la clara diferencia de alturas que existía entre nosotros. Bueno, aunque fuese en leve consideración, uno no podía olvidarse de detalles como ese.

Noté que escondía una de las cosas que sujetaba, yo todavía seguía sin saber de que iba todo eso. No... no lo habría robado ¿o sí? No encontraba otra explicación para sus acciones, pero no la juzgaría tan pronto como ello. Además, soy un completo desconocido para ella, razón suficiente como para no darme detalles de todo lo que estaba haciendo.

Ahora que aclaraba el detalle de las bayas, bien era cierto que algunas podían dejarte inconsciente por unas cuantas horas, pero otras eran tan letales que acababan con la vida de cualquiera en cuestión de minutos. Supuse que no existiría ninguna baya letal por aquí, probablemente los agentes de la paz se habrían encargado de eso para evitar conflictos internos dentro del distrito — Oh, ya veo. Entonces, la ocuparás en los ratones... — eché un vistazo a los alrededores, por precaución y luego regresé la mirada a la chica — Menos mal, eso me hace sentir más tranquilo... por un momento pensé que podrías utilizarlas conmigo — y nuevamente reí, contándole lo que antes me había pasado por la mente — Si quieres puedes dejar tus bayas aquí — señalé un espacio en el pasto que estaba cercano a mi — Parece que también tienes otro objeto en las manos, así podrías sujetarlo mejor — le dije, sin malas intenciones de mi parte.

Hablando de detalles que podrían escaparse... — Ah, perdona, ¡pero si ni me he presentado! — de seguro me estará viendo como un maleducado a estas alturas. Ya iban varias cosas que había hecho como para mandarme a una lista negra — Comencemos de nuevo, ¿te parece? — volví a levantarme de mi improvisado asiento en el pasto, me sacudí la ropa -algo sencillo, más que nada por el buen y caluroso clima del día- y extendí la mano — Hola, soy Ashton y vivo en el distrito 5 — nuevamente bromeé con el último dato — ¿Cuál es tu nombre? — pregunté, esperando su respuesta.

por **Stella M. Fournier** Mar Mayo 21, 2013 2:31 pm

Miré al chico orgullosa porque me diera la razón en que ya era mayor, porque era la verdad. ¡Ya tenía 12 años! Y eso implicaba que era mayor y que también podía ir a los Juegos que él había ganado. Le contemplé con curiosidad para cerciorarme de que no parecía ofensivo, es más, parecía todo lo contrario. Hasta amistoso. Pero aún así me daba un poco de respeto pensar que él había sobrevivido a unos Juegos, y que seguro había matado a alguien en ellos para que no le mataran a él. Me asustaba esa idea, pero ahora no parecía malintencionado, solo era un chico más de mi distrito que estaba manteniendo una conversación amistosa conmigo, una completa desconocida que tenía pinta de rata por haberse estado revolcando en el barro para meterse entre arbustos a coger bayas venenosas.

-¡Claro que sí! Y habría ganado en la pelea ¡Seguro!-Mentira, estaba mintiendo, yo no peleaba, no hacía nada más que inventar objetos con los materiales que lograba conseguir, nada especial y nada que pudiera defenderme si alguien intentaba atacarme en la Arena -a la que esperaba no asistir nunca- Le miré encogiéndome de hombros-En realidad no te ganaría, porque eres más alto y no estamos en igualdad de condiciones-Espeté sacándole la lengua, ahora más relajada y de forma divertida, él dijo que por un momento se imaginaba que las utilizaría con él.

-Bueno...aunque lo hubiera hecho solo te habrías desmayado por unas...-Hice los cálculos con su altura, su peso y la velocidad de propagación del veneno en la sangre-Dos horas y 24 minutos, luego habrías despertado y no notarías nada-Expuse sonriéndole ampliamente de forma inocente. Miré su gesto hacia la hierba que estaba a su lado y caminé hacia allí despacio, con timidez, dejé las dos bayas en ella y me senté a su lado, sacando la bomba sin carga que había construido, abrí la tapa que había puesto y después hice un agujero en una de las bayas, dejando que el líquido se deslizara dentro de la "bomba". Sonreí como disculpa-Bueno...es un aparato que he inventado para que el veneno de la baya se extienda como si fuera gas y los ratones lo aspiren...-Expliqué encogiéndome de hombros mirando el aparato-Pero solo funciona si lo lanzo con fuerza-

Le miré con el ceño fruncido cuando dijo que no nos habíamos presentado, era cierto, aunque yo sabía quién era él, él no sabía quién era yo...en realidad era difícil que alguien supiera de mi existencia, no tenía nada especial, ni mucho dinero, ni familia rica...no tenía nada más que mi cabeza. Reí por su presentación cuando dijo que vivía en el distrito 05, estreché su mano con la mía-Yo me llamo Stella, también vivo en el distrito 05...Curiosamente-Seguí con la broma antes de sonreírle alegremente-Encantada, Ashton...no recordaba tu nombre...-Expuse mirándolo a los ojos ahora tranquila porque la situación no me parecía amenazante en absoluto y eso me agradaba mucho.

por **Ashton U. Orson** Mar Mayo 21, 2013 3:22 pm

— Eso que ni se dude, pareces bastante fuerte — creo que una de las cosas que llego a extrañar de vez en cuando era la vida que llevaba en el distrito antes de formar parte de los juegos. Si, existía la inminente preocupación de algún día ser elegido como tributo, pero aún así había algo... libertad , tal vez, porque las personas no te veían con mala cara, jugabas y hacías un montón de cosas. Ahora como mentor, todavía sigue siendo difícil ver a las familias devastadas que habían perdido a un hijo o hija en la arena. Fácil era culpar, sencillo era que la gente fuera a quejarse contigo -o con los otros mentores del distrito- por no haber hecho nada para salvarlos. Lo que no sabían es que incluso existía esa dicha presión para nosotros, el tener casi a las espaldas al Capitolio por las supuestas 'buenas acciones' que hacían por los vencedores al darles lo indispensable para la vida. Incluso sin edad de tributar, permanecíamos bajo la amenaza de que en cada vasallaje podríamos formar parte de la arena por segunda ocasión.

Dejé esas ideas a un lado y reí un poco — Experiencia, altura... eso no importa. Si te lo hubieras propuesto, de seguro que me dejabas inconsciente con unos buenos golpes — por alguna razón comenzó a dolerme el brazo. Que extraña y poderosa era la imaginación en estos días.

Me sorprendí cuando realizó esos cálculos sin la ayuda de algún aparato y al instante. Toda una chica de distrito, astuta e intelectual... a veces pienso que soy una de las tantas excepciones de entrar en la categoría de 'intelectual' — Que precisión — alabé — Tal vez deje que lo pruebes conmigo, con este clima no he podido dormir del todo bien y una siesta de ese tiempo podría venirme bien — sonreí. Claro que no sería siesta, de seguro amanecería todo atontado por los efectos de la baya.

Volví a sentarme, esta vez observando con completa curiosidad lo que hacía con su otro aparato. El líquido de la baya comenzaba a salir de la misma para caer en ese artefacto. El mecanismo que tiene ha de ser bastante interesante y un arma bastante buena contra de los ratones — Entiendo, nada más ten cuidado de no aspirar ese gas — sé que es lo suficientemente lista para saberlo, pero no estaba de más repetirlo — Por cierto, tengo una pregunta... ¿un par de bayas son suficientes para tu cometido? — pregunté, el tema parecía gustarle.

Fingí asombro y sorpresa cuando dijo que también era del distrito 5 — ¡Pero mira nada más que curioso! Jamás pensé que encontraría a alguien de mi distrito por aquí. Ahora sí puedo decir que me siento como en casa — volví a sonreírle — Es un gusto conocerte, Stella — reí levemente cuando dijo que había olvidado mi nombre — Lo sé, es un nombre extraño, pero creo que el segundo es más raro... Ulrik, Ashton Ulrik. Me pregunto de donde habrán sacado esos nombres — me recosté en el pasto, clavando en esta ocasión mi mirada en el cielo.

por **Stella M. Fournier** Miér Mayo 22, 2013 6:39 am

El chico no parecía malo, al contrario, parecía ser muy agradable aunque siempre iba a tener ese respeto porque al fin y al cabo, él había sido capaz de sobrevivir...Muchas veces sobrevivir en los Juegos era cuestión de suerte, sí sí, de esa que yo no tenía nunca o casi nunca. Suspiré y bajé la mirada observando mis pies, tenía las botas manchadas de barro porque la noche anterior había llovido y esta mañana el suelo aún estaba húmedo cuando había salido en busca de las bayas. Me iba a tocar limpiar los zapatos nada más entrar por la puerta de casa si no quería que al día siguiente me tocase fregar los suelos. La norma principal en mi casa era "quien lo ensucia, lo limpia" como en el orfanato.

Le miré curiosa porque me estaba dando la razón y después me reí-Bueno...eres mayor pero yo soy más rápida...Eso me daría ventajas, pero terminarías ganándome-Expuse asintiendo segura de mi respuesta-Pero por si acaso es mejor no intentarlo-Continué sacándole la lengua antes de volver a reír. Sonreí vergonzosa cuando dijo que había sido muy precisa, miré hacia el cielo intentando que no viera que mis mejillas se estaba tiñendo de rosa por el halago. Me apresuré a negar cuando dijo que podía probarlo con él.

-Ah ah ah...tienes que dormir sin ayuda de ningún tipo, no sería sano-Murmuré mirándolo a los ojos con fijeza cruzada de brazos, ahora estaba sentada a su lado con la bomba cargada, aún no la había probado, pero si funcionaba esperaba que fuera solo con los ratones-Bueno, aunque lo aspirase lo percibiría de inmediato y una inhalación no es suficiente para hacerte caer inconsciente, solo te mareas un poco pero te da tiempo a reaccionar y alejarte del sitio. Pero a los ratones una inhalación les basta para caer-Expliqué asintiendo orgullosa por haber inventado tal cosa y por saber que lo que decía es cierto.

-Uhm...bueno, dos bayas son suficientes si la colonia de ratones es pequeña. Como la que hay en el patio de mi casa, he contado siete ratones así que dos bayas acaban con ellos seguro...-Seguí explicándome cuando preguntó si sería suficiente con dos de ellas, tres serían demasiadas.

Dejé que se me escapara una gran carcajada con sus palabras acerca del distrito, cuando paré de reír le dediqué una gran sonrisa-¡Yo tampoco creí que encontraría alguien del distrito 05 en este lugar! ¡Qué extraño!-Continué hablando entre risas antes de fijarme de nuevo en su mirada con una sonrisa alegre en los labios por todas sus palabras-Pues a mí me gustan esos nombres...son diferentes y especiales, eso puede significar que la persona que se llama así es especial-Le dediqué una sonrisa amistosa, después volví a mirar hacia el cielo-¿Te puedo llamar Ashik? En conjunto de Ashton y Ulrik-Expliqué mordiéndome el labio inferior.

por **Ashton U. Orson** Miér Mayo 22, 2013 4:59 pm

— No, sería mejor no intentarlo. No me gustaría volver a casa todo malherido — la situación me hacía gracia, además de que no era tan complicado imaginarse ese tipo de escenarios ahora que estaba con ella. Su gesto infantil de sacarme la lengua, había provocado que yo volviese a reír, ¡pero que buen humor me estaba ganando! Dicen que reír puede ayudar a curar las penas, yo de momento estaba comenzando a olvidar los malos ratos de la noche anterior.

Callé cuando dijo que tendría que dormir sin ayuda de ningún tipo. Lo que ella desconocía, es que había sido gran amigo de las pastillas, inyecciones y los té tras mi salida de la arena. Cuando los episodios de insomnio eran mas frecuentes, cuando las pesadillas y el ruido de los cañonazos se repetían constantemente en mi mente y el rememorar la última escena, aquella en la que acababa con la vida de aquél tributo profesional. Poco a poco su uso fue disminuyendo, pero inclusive ahora no niego que recurro a las pastillas cuando el miedo a soñar cosas terribles vuelve a mi. Bien era dicho que quien entra y sale de esa arena, no vuelve a ser el mismo, por más que trate de cambiarlo. Son cosas que se te quedan marcadas en piel y en memoria que absolutamente nada puede cambiar. Incluso, puedo comprender el motivo porque el que Kim -la otra mentora del distrito- era tan celosa con sus hijos. Yo en su lugar, podría apostar que estaría hecho una maraña por el temor de que alguno de ellos fuese a la arena.

— Oh, vaya. Ahora comienzo a lamentarme un poco por aquellos ratones — no sé, pero empecé a imaginar a mamá ratón, papá ratón e hijos ratones... que gracioso, inclusive al papá en mi imaginación le puse bigote. Supongo que varias personas en el distrito tendrán el mismo problema con ciertas plagas de los animalillos que uno se encuentra en el distrito. Menos mal que nuestra función principal no estaba tan encaminada hacia los alimentos, que sino ahí si que estaríamos en un buen lío — ¿Cuánto tiempo has tardado en armar ese artefacto? — seguí con mis preguntas breves.

Si iba a lanzar esa bomba, esperaba que ningún miembro de su familia estuviese en la cercanía cuando eso ocurriera. Sino, ya tendría a alguien con quien rivalizar en cuanto al número horas de siesta. Intenté no reír por mi chiste -malo, pero al fin y al cabo tenía su gracia- interno.

— Un sitio como este parece ser el lugar idóneo para que las bayas crezcan, es decir, está alejado de los lugares importantes del distrito, el clima es favorable, y sumado a eso, no muchos vienen por aquí — muchos de los habitantes del distrito solían estar más enfocados hacia el trabajo que debían de hacer día a día para poder tener ingresos bastos para su familia.

— Oh, así que soy especial... al igual que tú, porque también eres especial y diferente a otras personas que conozco — le dije, contagiándome todavía por su buen humor. Levanté una de mis cejas, manteniendo una sonrisa en el rostro, cuando me preguntó si me podría llamar Ashik. Era la primera vez que oía un apodo como ese, pero me agradaba en lo absoluto — Ashik... Ashik... ese apodo suena bien, me gusta — la miré — Claro que puedes llamarme así, Stella — si, que buen día era ese.