Desde el capitolio... ¿En serio? || Seadon K.

Aquella mañana desperté algo impaciente, era uno de aquellos días buenos en los que no tendría mucho por hacer, era un lindo día de entre semana en el que no habría mucho trabajo por hacer y por ello podría escaparme sin problemas. Tomé desayuno junto a toda mi familia y acompañé a mi padre a su lugar de trabajo, o al menos eso haría hasta que llegase al mío... me parecía completamente injusto que tuviera que trabajar, aunque sabía perfectamente que no podía pasarme la vida sin hacer nada pero hacer lo que hacía era bastante deprimente, estaba como una de las asistentes en algún lugar donde vendían ...¿qué sorpresa? Pescados!
Sí, mi padre les permitió un leve rebajo de costo con sus productos a cambio de un empleo para mí, algo que en lo absoluto no necesitaba pues fácilmente podía mantenerme pero debía aprender de obligaciones y todas esas cosas que esperaba jamás necesitar.

Sin embargo y por suerte, aquellas personas me querían en aquel lugar tanto como yo quería estar ahí , decían que era muy torpe como para poder realizar cualquier cosa que necesitasen, lo cual me molestaba pues era buena para algunas cosas solo que ellos solo estaban interesados en vender y pescados y tonterías que no tenían nada que ver con lo que podía hacer, soñaba con largarse a algún distrito como el uno o el dos, si llegaría al capitolio sería inmensamente feliz, la moda era algo que me interesaba bastante pero las personas de aquellos lares no se preocupaban por aquellas cosas, no tanto como yo, definitivamente no me comprendían.

Por ello pude escaparme a eso de mediodía, pasaría toda la tarde junto al mar preocupándome de mis propios asuntos, los cuales no eran muchos, solo esperaba tiempo para poder disfrutar de la vida... me preguntaba demasiadas cosas, temía también por el vasallaje que se acercaba y por que aún no podía librarme de ello, odiaba temer por mi vida cada año pero no podía odiar a nadie por ello, no podía quejarme porque sabía en el fondo que si no pasara por ello lo disfrutaría, sería capaz de disfrutar de aquella masacre y también me odiaba por ello. Terminaba hecha un enredo de ideas, por una parte deseaba ser de aquellas personas de clase alta que podían vivir como querían pero no quería ser cruel como ellos, no la mayoría del tiempo... ¿o sí lo quería?

Deambuló por la orilla de la playa despistada, no dejaba que el agua la mojase pues llevaba un vestido que le caía casi hasta los pies y era muy bonito, zapatos sin tacón y bastante simples que llevaba en mano para poder dejar que la arena acaricie sus pies. Su mirada va dirigida al océano y en el punto donde parece que el mar es verdaderamente infinito y que nadie podría encontrarla toma asiento, sin importarle ya mucho el vestido, apoya su rostro en sus rodillas abrazadas después de haber dejado las zapatillas tiradas. Deja escapar un suspiro y admira la belleza que le rodea, agradeciendo por unos momentos poder vivir ahí.

Habían pasado varias cosas interesantes en estos días, como la fiesta de Redseb en la que olvide a Lance, el reencuentro con Kira a la que ya teníamos bastante tiempo de no ver en casa y también el encuentro con la princesa Mina, de todos creo que ese había sido el que más me había puesto a pensar sobre lo que en verdad quería hacer. ¿Tenía realmente ganas de patrocinar a algún tributo? Aún seguía sin saberlo realmente. ¿O de ir a la fiesta que habría en el 6? Otra cosa que me parecía sofocante, tendría que encontrarme con toda esa gente que pregunta cosas sin sentido tanto de mi vida privada como la de mis demás hermano… y odiaba estarles poniendo buena cara a todos.

Así que una tarde antes de emprender mi improvisado viaje al 4 había mantenido una ligera charla con Lance, le comente algunas cosas de mi encuentro con la princesa y sobre lo del 6, él parecía pensárselo por un rato, luego hizo mal gesto y dijo que saldría en la noche, no lo acompañe. Esa misma noche preparé una pequeña maleta y al amanecer tome el primer transporte que me dejará en el 4, como siempre, no le avise a nadie.

Sentí el cambio en el ambiente al nada más llegar al 4, fresco y sin tantos colores chillones adornando las casas, ese maldito árbol amarillo fosforescente de los vecinos en casa me volvía loco, jamás había despreciado tanto un amarillo. Rente un lugar para quedarme quería algo normal, pues solo pensaba quedarme un rato… pero al final de cuentas me salieron dando una de las habitaciones más elegantes. Tendría que pagar con tarjeta, algo que no quería hacer para no mostrar mi ubicación, pero ni modos.

Decidí dar un paseo esa mañana, era la primera vez que venía al cuatro así que pedí un par de instrucciones, cabe mencionar que mucha gente me miro extrañada y supuse que mi ropa llamaba demasiado la atención. Una vez me moleste lo suficiente termine tirando mi chaqueta al primer bote de basura que vi… me quede solamente con la camisa blanca y mi pantalón azul eléctrico.

Luego de caminar un rato termine llegando a la zona donde vendían pescados, todo iba bien hasta que los gritos de los pescadores comenzaron a patrocinar su mercancía, es decir… desde que puse un pie ahí. Luego de un millón de “No gracias, no quiero” cada vez menos corteses salí del lugar.

Maldecí un poco mientras comenzaba a caminar por la playa, había venido en busca de paz y había terminado más acosado que la vez que entre a ese estúpida tienda de ropa. Patee un poco de arena y conchas por mi camino, otra idea no muy buena pues se me llenaron de arena los zapatos… - Bien hecho Seadon – murmure molesto. Comencé a caminar a zancadas en busca de un lugar donde sentarme, pero como sólo vi arena, arena y más arena… ah! Y agua, termine sentándome allí mismo.

Me saque los zapatos y con leves golpes saque la arena que se había introducido a ellos – ya ni de niño jugaste en un arenero tan grande - de hecho, en el capitolio ni hay areneros. Agregue mentalmente. Me quede un rato ahí sentado, el lugar estaba tranquilo, regresar al centro implicaba caminar nuevamente bajo las miradas de todas esas personas, ni que yo fuera la gran cosa…

Alcé mi mano a la altura de mis ojos cubriéndolos un poco para ver un poco al cielo, el sol brilla fuerte y alto ¿Qué horas serían? Busque por todos lados algún indicio que me indicara la hora… nada, fue hasta ese momento en que repare en la presencia de una chica, se miraba más joven que yo… aunque ni idea de su edad. Me levante y comencé a caminar hacia ella… En realidad a gatear, iba sin la chaqueta, oliendo a pescado… un poco de arena no me mataría.

-Hey… - le llame pero al parecer el horizonte era bastante entretenido porque no me hacía caso. – Si sigues mirando al sol de seguro que quedas ciega – mencione plantándome a su lado. -Un desperdicio de ojos, a mi parecer - vale, si con eso no reaccionaba era mala señal...

Pasé más de un buen rato ahí, tal vez incluso sería hora de volver a casa... pero aquel paisaje era tan digno de admirar que los segundos parecían minutos y los minutos se convertían en horas. Tardé mucho en siquiera cambiar de posición o desviar mi mirada del horizonte en el que el mar y el cielo se convertían en uno solo. Finalmente estiré mis piernas con delicadeza, la marea aún no llegaría a mis pies y eso me alegraba pues no quería ensuciarme más o mi madre terminaría matándome por arruinar uno de los pocos vestidos decentes que me quedaban, pero no me permitía a mí misma salir con cualquier trapo aunque fuese al mismísimo charco más asqueroso de todo Panem.

El sonido de la marea inundó mis oídos después de un rato, ya no estaba interesada en escuchar alguna otra cosa que no fuese aquello. Sin embargo pronto algo me tomó de sorpresa, una voz alzada... probablemente ni siquiera se refería a mí, no era una voz conocida y no tenía interés en saber quien era, no muchas personas paseaban por el mar aquel día y no quería correr el riesgo de conocer a gente no deseada, después de todo estaba relativamente cerca de todos aquellos lugares llenos de los trabajadores menos deseados. La voz pareció no insistir, lo cual me calmó pero luego fue un movimiento lo que me tomó por sorpresa, para cuando volteé el chico ya había hablado y me había dejado algo atónita -Ahh...- dejé escapara un leve grito, no obstante terminé por prestarle verdadera atención a sus palabras, lo que me hizo sonrojar un poco y desviar la mirada,-me... me asustaste.- por suerte no era nada que no pudiese controlar.

Le dediqué una pequeña sonrisa al desconocido y rodeé los ojos sin saber exactamente que decir. -Pues... Tú no te quedas atrás.- comenté aquello por simple cortesía, aunque le había atinado pues no había reparado en sus ojos hasta entonces, ni en su ropa o básicamente en todo lo que destacaba del chico, en cuestión de un par de segundos repasé con la mirada al desconocido. No pude evitar arquear una ceja al verlo por completo -No eres de por aquí, ¿cierto?- hice una clara expresión de confusión, traía unos pantalones muy graciosos y su camisa estaba demasiado limpia y blanca. No solía confiar en las personas desconocidas, sobretodo si no tenían una apariencia agradable pero él parecía salido de la televisión pues era la moda que veíamos ahí y a veces en el 01 o el 02, no sabía quien era pero hasta entonces me agradaba su compañía.

Me di cuenta de que lo que decía parecía no tener mucho sentido. -Tu ropa... desencaja un poco aquí.- reí en voz baja, y volví la vista hacia el horizonte, hermoso y acogedor como siempre. Me acomodé de nuevo el vestido y seguí hablando -Traes pantalones muy raros... Un color bastante interesante ¿no crees? Y tu camisa... debe ser la más blanca de todo el distrito 04 en este momento, y probablemente de siempre.- mostré mi leve incomodidad hacia ello, pues odiaba cuando las personas no se dignaban a presentarse un poco más decente por los lugares, no entendía como querían mejorar su estilo de vida si apenas y les daba la gana de vestirse bien.

Había comenzado a reconsiderar la idea de mejor irme e ir a molestar a otro lado ya que la chica de acá parecía bastante distraída, aun así seguí molestando un rato. Sonreí para cuando reacciono, al parecer decir un comentario un tanto sarcasta seguido de otro más educada funciona para atraer la atención. – Estabas bastante ida ¿Qué querías que hiciera? – Me encogí de hombros. Agradece que no he bailado frente a ti.

Iba a preguntar la hora pero en eso ella al parecer regreso el cumplido, a leguas se notaba que era más por cortesía que otra cosa. – Ok, gracias… - dije, mejor así… odiaba cuando comenzaban a alabar mi ropa aún y cuando parecía un payaso con ella. No paso mucho tiempo antes de que ella comenzará a escrutarme con la mirada, sonreí de medio lado algo incómodo - ¿Tú crees? – Arquee una ceja, no era necesario que respondiera; sabía a lo que se refería.

A pesar de todo pareció no quedarse conforme con solo esa observación ya que comenzó a hacer una observación más amplias de mi ropa. Simplemente me mantuve en silencio y escuche, no era como si tuviera otra cosa que hacer. – No desentona, solo no es común... – fruncí el ceño, sí que desentonaba pero no es como si quisiera aceptarlo a buena gana. – No son raros, son de color azul… de un eléctrico y chillón color azul– hice un gesto tratando de restar importancia. Mire mi camisa, pues yo solo la miraba blanca y ya… no había reparado en las demás camisas, no era como si me importara mucho.

Algo parecía incomodarle sobre la blancura de la ropa de los que acá vivían, eso capte. – ¿Tienes un problema con el blanco? Porque es mejor color que tú comentario ácido- le miré con duda, realmente había algo que le molestaba. Luego me di cuenta de lo raro de mi pregunta, masculle y maldije por lo bajo... tener conversaciones normales cuando tienes sinestesia es raramente posible y más cuando estamos en estas fechas que tanto empiezan a joderme la cabeza. La ropa no es lo todo... ni te hará mejor ni peor... lo más que puede hacer es que parezcas un payaso, extraño... des mala impresión o una buena...- comencé a irme por la tangente así que mejor me callé.

Hmph, bonito panorama...- Cierto, era por eso que me había venido al 4 a despejar la mente antes de que me fuera al 6...

¿Agradecer que no había bailado? Eso me pareció bastante gracioso, tal vez lo que había dicho era demasiado, empecé a sentirme un poco mal por haber dicho todas aquellas cosas de buenas a primeras, para empezar porque era un desconocido y no debía hablar del todo con él, además aunque él no quisiera admitirlo esa ropa implicaba que tenía dinero o poder o incluso ambas y no podía meterme en problemas con ese tipo de personas, pues implicaba temer por mi propia vida y ya tenía suficiente de aquello con los Juegos.

Me mantuve callada mientras hablaba sobre aquello de la ropa y el grave error que había cometido al haber hecho tantos comentarios innecesarios, pudieron simplemente haberse quedado en mi cabeza pero claramente ese no era mi fuerte del todo, callarme lo que pienso solo servía para cuando me parecía conveniente, y esta vez había fallado. -Tienes razón...- admití sobre el vano e insustancial tema de conversación que había iniciado, pude haber hecho mejor que aquello pero no era muy buena con las pláticas realmente interesantes -Lo siento por ...todos esos comentarios.- pensé en cambiar el tema pero tampoco podría halagar a alguien después de haber hecho todas aquellas críticas sin mucha explicación. Lo mejor sería solo seguirle la corriente.

Miró al horizonte y admiró su belleza, todos hacíamos siempre lo mismo, era increíble que pasear de todo lo que había pasado en Panem y el mundo en general la naturaleza nos siga satisfaciendo todas nuestras necesidades, a pesar de lo crueles que podíamos ser con ella. Pestañeé por la gran claridad que había en aquel momento, las olas del mar hacían bastante ruido pero aún así era cómodo y definitivamente más relajante que estar en la ciudad -Si... Es extraño como la moda nunca podrá remplazar algo como esto.- comenté siendo bastante sincera, era algo que siempre me había agradado de vivir en el distrito cuatro, a pesar de las muchas cosas que no me agradasen el lugar era simplemente maravilloso. -Y ¿qué te hizo venir al 04?- pregunté tratando de olvidar por completo el tema previo, como si nada hubiese pasado, esperaba poder seguir así.

“Eso díselo a los del Capitolio” Me hubiera gustado responderla a la chica en cuanto dijo aquello sobre que un panorama así jamás podría ser sustituido, porque claramente ya había sido sustituido, las cosas naturales habían pasado a tercer lugar en importancia. La nueva tendencia en el Capitolio parecía ser que entre más falso luces mejor eres. Claro, me callé todo esto para mí. – Es bueno respirar aire fresco de vez en cuando, y apreciar la naturaleza – fue lo único que comente ante aquello.

Me rasque un poco la barbilla mientras pensaba en todas las cosas que habían influenciado para realizar este viaja de improviso, primero; realmente me estaba aburriendo en casa, segundo; en mi vida todo iba relativamente bien, pero estas fechas en especial eran las que menos me gustaban… quería salir de casa, tercero; siempre me largaba en estas temporadas, en conclusión; salí a ver el mundo antes de que mi etapa fúnebre comenzará a perseguirme, recuerdos que debería agradecer a mamá… aunque hubiera preferido que desaparecieran junto a ella. – Nada en especial – me encogí de hombros – Estaba aburriéndome bastante en mi casa y decidí ir a conocer un nuevo sitio – no era una mentira del todo – Pensé que el distrito 4 era una buena opción para calmarse y disfrutar del lugar – buen sitio para disfrutar pero no para calmarse, no cuándo eres perseguidos por muchos ojos… y no sólo los originarios de este distrito, sino también a los agentes de paz que encontraba por el camino. Lo único buena es que no hay tantos por este sitio y que cuando me ven notan mi lazo con Kira y deciden no preguntar.

– Además el distrito tiene buena reputación, me ha parecido buena idea ver eso por mis propios ojos y juzgar lo algunos dicen. Además de tratar algunos asuntos de negocios – aunque más bien eran disparates que se nos habían ocurrido con mis hermanos en una mañana que no recuerdo cuando fue – En pocas palabras, evaluó el lugar –

– ¿Cómo originaría de este lugar tiene algún comentario en espacial? – pregunte, simplemente no quería regresar al centro y he oído por ahí que muchas veces hablar con extraños funciona para despejar las dudas.