Via de escape || Mattias

Ella misma no aprobaba su propio comportamiento. Estaba haciendo todo aquello por lo que en su momento había criticado a su hermanastra, salvo tirarse a medio Capitolio y llegar cada noche borracha, tirando todas las cosas a su paso.
Pero últimamente se pasaba más tiempo huyendo de sus guardias, de sus obligaciones y de todo en general que comportándose como una princesa, y es que en verdad había algo atractivo en lo de dejar todas las obligaciones de lado, escapar y ser alguien anónimo.

Claro que aquellas "escapadas" también tenían su parte mala. Kira ya había ido a encontrarla para recordarle sus deberes como princesa, sus obligaciones y la importancia de comportarse como adulta responsable. ¿Y que si ella no quería ser adulta responsable? Podía hacer lo que le viniera en gana y además tenía el dinero para hacerlo. Y sinceramente los regaños de Kira le entraban por un oído y le salían por el otro, y los de su hermano tenían aún menos influencia en ella.

Hacía días que había oído el rumor que a parte de la guardia real, la guardia de Panem también estaba al tanto de sus huidas, por lo que seguramente la cosa le seria un poco más complicada a partir de ese instante, pero eso no le impidió que aquella noche se deslizara fuera de la Torre de Babel, cubierta con ropas que escondieran parcialmente su rostro.
No tenía planeado hacer nada en especial, ni pasarse por el bar de las apuestas, ni mezclarse con nadie en particular. De hecho solo se tomó el tiempo de pasear por las calles del centro del Capitolio, completamente vacías a esas horas.

Era en esos momentos en que se daba cuenta más que nunca de como la Torre, la enfermedad de su padre, sus obligaciones cada vez más en aumento y las constantes peleas con Caesar la ahogaban más que nunca. Todo había sido sencillo cuando era una niña, o cuando había crecido como una adolescente sin demasiadas preocupaciones, pero era justo ahora cuando se daba cuenta del poco poder de decisión que tenía sobre los asuntos importantes de su vida. Y Mina era demasiado egoista como para dejar que su vida continuara sin control solo para el bien de los demás. Primero tenía que estar ella misma satisfecha y luego podría permitirse el lujo de pensar en todos los que estaban por debajo de ella.

Ni siquiera miraba por donde iba cuando uno de los tacones de sus zapatos se quedó enganchado entre dos adoquines de la calle, haciendo que se rompiera y que ella se torciera el tobillo, cosa que la hizo trastabillar y caerse al suelo.

- Maldita sea... ¿Que tan peor se puede poner esto? - masculló para ella misma, porque la situación en si no tenía buen aspecto... Primero ella en el suelo, por debajo de los demás, y después que no podría volver a la torre sin ayuda... Ayuda que se veía complicada porque la calle lucía más vacía que nunca... Quizás eso era su karma, devolviéndole todas sus malas acciones pasadas...

Mi viaje de regreso del distrito doce había transcurrido sin complicaciones, aquella visita tan inesperada había causado el efecto que esperaba, todos se preguntaban porqué estaba ahí y al sacar sus propias deducciones seguramente sentirían alrededor de su cuello una cuerda, o quizá sentían lástima y miedo por el vecino que seguramente sabían formaba parte de la resistencia rebelde. Yo sin más sólo iba de visita, tenía ciertos asuntos que tratar con mis agentes de ese distrito dándoles nuevas órdenes ya que siempre lo hacía en persona, exceptuando ciertos casos en los que tenía algo mejor que hacer o simplemente no me apetecía viajar. 

En cuanto llegué al Capitolio, no eran más de las cinco de la tarde y al parecer me recibían aún con más trabajo, un tanto agotado fui directo a mi hogar a cambiarme de ropa y a comer algo, mi guardaespaldas sin embargo hacía su trabajo yendo a mi oficina y tomando nota de todo lo que debía hacer nada más terminase de comer. Una llamada entró a mi celular, era él y sin contestar supe que era necesario que fuese, bufé, tome todo lo necesario y sali en dirección al edificio de Panem Security.

En cuanto llegué ni siquiera me molesté en mirar a las personas, no con obviedad. Subí por el elevador hasta lo que podría considerarse un penthouse en un hotel, en donde se encontraba mi oficina. Mi guardaespaldas ya estaba ahí y estaba hablando por teléfono recibiendo órdenes seguramente. Pasé a su lado y le dí mi chaqueta y mi portafolios — ¿Qué es tan importante que no puede esperar a que termine mis ravioles a la Toscana? — pregunto a mi guardaespaldas mientras me siento detrás de mi escritorio y saco el celular, el se limita a ir a colgar mi saco y a acomodar mi portafolios sobre mi escritorio — Me han informado que la princesa Mina ha estado en malos pasos y que últimamente ha estado escapando de la torre de Babel por las noches, el Rey tiene miedo de que algo malo le pase — la última oración me resulta realmente impactante, pero me limito a relamerme los labios y a recargarme en mi silla — ¿Y que no se supone que la Guardia Real está para eso? — "Pero el Rey está en contexto y tú le debes mucho" Pienso y me callo lo siguiente que estoy por decir — Como sea, manda a alguien que esté disponible a vigilar desde distancia a la princesa, quiero un reporte de lo que está haciendo, de dónde está y con quién esta casa media hora — suelto y miro los papeles que tengo frente a mi, eso significa que he terminado y lo que me agrada de este tipo es que sabe perfectamente como actúo, por lo que no tarda más de cinco segundo en estar ya fuera de mi oficina.

Mi trabajo resulta interesante conforme avanzan las horas y es cuando mi guardaespaldas se digna a aparecer de nuevo, subo la mirada hasta él — La princesa ha salido de nuevo, está por las calles del Capitolio ¿Quiere que de órdenes de que la escolten a casa? — pregunta y yo después de varios segundos niego con la cabeza — Creo que iré yo mismo — tomo unos papeles de la mesa y se los doy — Encárgate de terminar esto, quiero ir solo — él pone cara de pocos amigos a lo que deduzco que no le parece — Es el Capitolio, sinceramente aquí estoy más seguro que en otros lados, además no soy un completo inútil sé defenderme y si me sigues me encargaré de encontrar tu remplazo para mañana por la mañana — amenazo, tomo mi abrigo y salgo del edificio.

Camino en dirección hacia la zona comercial, que es en donde la vieron la última media hora y estoy seguro de ello, puesto que los Agentes que trabajan para mi son tan buenos que hasta yo me sorprendo de lo que muchos puede llegar a hacer si se les anima de la forma adecuada, sobretodo cuando hay más dinero de por medio. En un abrir y cerrar de ojos ya me encuentro atosigado por luces neón y el aroma a comida, combinada con el café y lo dulce de una pastelería de las muchas que hay, respiro profundamente y me acomodo el saco, busco con la mirada al agente que he mandado y se aparece frente a mi — La señorita está por allá — señala, aunque se arrepiente y es cuando me dice la calle y el color del puesto de donde la vio hacía unos segundos — Puedes irte a casa — le digo y camino hacia donde me dijo, es cuando me topo con una figura cubierta completamente con una capa oscura, se ha detenido ¿Porqué? Lo voy a averiguar, pero me limito a bajar mi ritmo de pasos y es cuando cuando escucho su voz, eso me ha dejado en claro que se trata de ella, me acercó cada vez más y es cuando me decido a hablar — Tan peor como para que el Jefe de Panem Security te atrape — le digo mientras me coloco frente a ella, dando un para de pasos más — Ahora princesa, si hace usted el favor de acompañarme, debo llevarla de regreso a la torre, lo sabe — le digo mientras extiendo una mano.